Ignacio Orbaiceta era viudo de Raquel Ochotorena Aragón, y tenía cuatro hijos, Fernando, Iñaki, Teresa y Javier.

Los consejos que ofreció entonces este empresario a las nuevas generaciones de emprendedores no procedían de un manual teórico sino de la pura práctica, sacados de los episodios de su prolongada trayectoria tanto en el terreno deportivo como en el empresarial. Y es que el espíritu de sacrificio, el interés extraordinario en un proyecto y el trabajo duro por el que abogaba en esa entrevista concedida a la Cámara de Comercio también se combinaron en su propia persona. Sólo hay que echar la vista atrás...

Sus padres se llamaban Fernando y Eduarda, y era el cuarto de siete hermanos (Felícitas, Hermene, Fermín (+), María Teresa (+), María Luz, Javier y él). Aunque nació en Egüés, desde muy pequeño vivió en Huarte con toda su familia, ya que su padre tenía una serrería-carpintería. Los que le conocían cuentan que allá por los años 30 consiguió un trabajo como recadista en el Pensamiento Navarro. Con su bicicleta iba de un lado a otro, y le gustaba. Tal es así que se decantó por el ciclismo como profesión a los 15 años después de haber estudiado en la escuela de Huarte y en el colegio de los Padres Paúles, en Pamplona.

Orbaiceta se subió a la bici cuando era un adolescente y se bajó muy pronto, cuando todavía le quedaban años por disputar. Pero eso no significó que se iba a desvincular de este deporte. Nada más lejos de la realidad. Fue seleccionador, patrono ya que impulsó el primer equipo navarro de ciclismo profesional y presidió la Federación de la Comunidad Foral. Pero con sólo 26 años dejó de competir ya que como confesaba él en esa entrevista para la Cámara de Comercio en 2002: "Tenía mucha afición; pero, económicamente el ciclismo no conducía a nada y yo iba pensando en el futuro".

de la bici a los electrodomésticos

Hermanos emprendedores

La pasión por ese deporte le llevó a trabajar en 1949 con su hermano Fermín en Ciclos Orbaiceta, una tienda y taller de bicicletas en Carlos III, en el número 12. Más tarde con su hermano Javier impulsó una empresa de bicicletas al por mayor y de accesorios. La actividad marchaba bien y en 1958 decidieron trasladarse a la confluencia de las calles Aralar y Cipriano Laso. Así continuaron ampliando el negocio con la fabricación de ciclomotores de las marcas Lanch y Ser, con patente francesa. Y de allí, ya pasaron al sector de los electrodomésticos: ¿Quién no recuerda la SuperSer en Cordovilla?

Él mismo hace nueve años explicaba los motivos que le llevaron a emprender en otro sector: "En verano y en otoño los ciclomotores se vendían bastante bien, pero no en invierno. Ante el descenso de la demanda entre diciembre y marzo, creíamos que había que fabricar un producto exclusivo para esta estación. Mi hermano Fermín había visto en Francia estufas de gas butano, por lo que fuimos al país vecino, trajimos varios tipos e hicimos nuestro modelo. La estufa, a la que denominamos SuperSer, tuvo mucho éxito por su buena calidad".

De esta forma, diversificaron la actividad, hasta que en 1960 se decantaron en exclusiva por el sector de los electrodomésticos. Llegaron a producir 400.000 estufas anuales que se distribuyeron tanto en España como en el extranjero, incluso en 1968 alcanzaron las 800.000 unidades. El éxito de este electrodoméstico requería una ampliación de las instalaciones, y los hermanos Orbaiceta eligieron unos terrenos en Cordovilla -en una de las entradas a Pamplona-. La primera fase ocupaba una superficie de 6.000 metros cuadrados.

El 25 de julio de 1963, en pleno verano, se inauguró la nueva sede de la empresa, cuyo edificio todavía en pie constata la historia de esta marca navarra, que presidió Ignacio Orbaiceta. Tras 1963, las instalaciones se ampliaron hasta los 70.000 metros cuadrados. A estas alturas, su actividad empresarial la seguía compaginando con su gran afición por el ciclismo. Y es que por aquella época presidió la Federación de Ciclismo de Navarra, exactamente entre 1960 y 1967.

La comercialización de estufas iba en aumento, y dos años después de que comenzaran a trabajar en Cordovilla, apostaron por la diversificación del producto. En 1965 fabricaron los primeros frigoríficos, para posteriormente ampliar su catálogo con lavadoras, cocinas, secadoras, lavavajillas... Poco a poco SuperSer fue acaparando más mercado con la adquisición de plantas productivas en varias comunidades que le añadían valor añadido a su oferta.

crisis en los 80

Del éxito de la marca a la caída del imperio

SuperSer comienza a ampliar sus dominios en 1969 al absorber la fábrica de estufas de Agni, en Estella; y posteriormente en la década de los 70 al comprar la factoría de cocinas Corcho (Santander -1972-); la fábrica de lavadoras y secadoras Crolls de Reus (Tarragona -1977-) y la de lavadoras y frigoríficos de la misma marca en Puebla (México); y en 1975 también se hizo con el 49,93% de Domar (Newpoll). SuperSer llegó a emplear a más de 5.000 personas, de las que 1.500 trabajaban en Pamplona, cerca de mil en Estella y el resto distribuidas en el resto de plantas.

En esa época llegó a exportar sus electrodomésticos a más de 30 países, principalmente de Europa, África y América: sobre todo, estufas de gas butano, frigoríficos y cocinas. A sus clientes les premiaban con pequeños descuentos o un viaje, aunque la mayoría de ellos se decantaba por la segunda opción.

En pleno boom de SuperSer, Ignacio Orbaiceta puso en marcha en 1975 uno de sus sueños deportivos: el primer equipo profesional ciclista de Navarra. Invirtió 40 millones de pesetas en esta iniciativa durante el primer año y la misma cantidad en la segunda temporada, y lo llamó, como no podía ser de otra manera, SuperSer. Pero el proyecto fue efímero, y desapareció en 1976. A este fracaso se le unió pocos años más tarde la crisis que afectó al sector de electrodomésticos. La empresa experimentó una importante caída de las ventas; y aunque en 1980 facturó 16.000 millones de pesetas, y exportó por valor de 4.000 millones, cerró el ejercicio por primera vez en pérdidas.

Ante la grave situación que estaba atravesando el Grupo, Ignacio Orbaiceta intentó obtener ayudas del Gobierno central, pero la petición no fructificó. El mercado no remontaba y el Gobierno de Navarra en 1982 adquirió esta firma, con la consiguiente marcha de Orbaiceta.

de superser a azkoyen

16 años de presidente

Tras concluir su etapa en SuperSer inició una nueva andadura en el Grupo Azkoyen, del sector vending -en la que ya tenía acciones-. En 1982 ocupó el cargo de vicepresidente, y tras fallecer dos años más tarde Luis Troyas -fundador- pasó a ocupar la presidencia, en la que estuvo hasta el año 2000. En este periodo, Azkoyen experimentó un importante crecimiento de todas sus actividades, consolidándose como una compañía líder en la venta de máquinas expendedoras.

En su última época como empresario, Ignacio se decantó por el sector de la construcción a través de la promotora inmobiliaria San Bernardo Centro, de la que fue su presidente.

Orbaiceta afrontó con espíritu de sacrificio y duro trabajo una vida llena de etapas, en las que de forma intercalada conoció el sabor de la victoria y también el amargor de la derrota. Pero tristemente ayer su pedaleo dejó de latir. ¡Hasta siempre!