pamplona. El economista madrileño con más de dos décadas de experiencia en el mercado oficial de renta fija (AIAF), Gonzalo Gómez Retuerto, es el encargado de pilotar el mercado alternativo de renta fija. En unos momentos en los que el acceso al crédito bancario en el Estado español se ha dificultado hasta el extremo -hay menos dinero disponible para préstamos y más caro- las empresas, en especial las pymes, tienen que plantearse otras alternativas a las dinámicas tradicionales de acudir a los bancos en búsqueda de recursos para sus inversiones. La emisión de bonos de renta fija es una de ellas.

¿Cómo se financian las empresas en España y qué diferencias hay con otros países desarrollados?

A diferencia de otros países, en España la gran mayoría de las empresas, más del 80%, recurren a la financiación bancaria. Esta es una tasa muy alta de dependencia de los bancos y sin parangón incluso en Europa, donde países como Francia y Alemania se mueven entre el 40 y el 60%. En Estados Unidos las empresas apenas recurren en un 20% a la financiación bancaria. Por eso buscar alternativas de financiación para las empresas supone un cambio cultural importante. En general, en las economías cercanas la financiación no bancaria es del 30-40% y en España, del 10-20%. Puede darse el cambio con un aumento del mercado de bonos, llevará tiempo aunque la verdad es que hay alternativas.

¿Qué es el Mercado Alternativo de Renta Fija?

Es un sistema de contratación alternativo a la Bolsa que nace para favorecer la financiación de las pequeñas y medianas empresas a través de emisiones de renta fija.

¿Será posible que se articulen las primeras emisiones este año?

Es complicado. Es verdad que ya hay agentes del mercado en contacto con diversas empresas interesadas y algunas ya han avanzado en la elaboración de la documentación precisa. Pero la realidad es que restan pocas semanas para el fin de año y diciembre es, tradicionalmente, un mes en el que no es fácil cerrar una operación.

Hasta ahora ha existido una experiencia como la del Mercado Alternativo Bursátil (MAB), en el que ha entrado una compañía del país para financiar su plan de expansión, pero que no parece haber conseguido mucho éxito a la vista del relativamente escaso número de empresas que han accedido al mismo.

El MAB tiene una trayectoria todavía pequeña y además ha coincidido con una crisis sin precedentes. Es un mercado joven que no se puede valorar solo por el número de compañías, pero ha permitido acercar los mercados de capitales a empresas que antes no tenían acceso a los mismos. Los activos de renta variable y renta fija son complementarios. Hay compañías del MAB que a lo mejor han llegado a sus límites de volumen de emisión en renta variable y pueden optar ahora por emitir renta fija de forma complementaria o al revés, compañías que empiezan a trabajar aquí en renta fija pueden en un futuro contemplar la experiencia de salir a los mercados de renta variable.

A la luz de la experiencia negativa de algunas emisiones de renta fija complejas, con un elevado nivel de riesgo y colocadas entre inversores particulares poco avezados, ¿a que tipo de inversor están dirigidas las emisiones de renta fija del MARF?

Están destinadas a inversores institucionales, a inversores cualificados que es la definición utilizada, entre otras, por razones técnicas. El MARF se articula a través de un sistema multilateral de negociación (SMN) y por la normativa europea. Aunque tiene ventajas de acceso para las empresas, cuenta con la restricción de tener que ir dirigido exclusivamente a inversores cualificados. No es un producto dirigido al inversor particular. Las emisiones dirigidas al público en general tienen que ir a través del AIAF.

¿Hay requisitos económicos para realizar una inversión de bonos de una empresa a través de este nuevo mercado de renta fija?

Estas emisiones están dirigidas únicamente a inversores cualificados, con un nominal unitario mínimo de 100.000 euros -es decir, como mínimo, habrá que invertir esa cantidad-. Los particulares no podrán invertir de forma directa aunque podrían tener acceso por vía indirecta: a través de fondos de inversión, por ejemplo.

¿Y el coste que puede suponer para una empresa?

De forma aproximada podemos señalar que el coste de registro para un emisión de bonos de 50 millones de euros a 5 años rondaría los 16.000 o 18.000 euros. Luego están las tarifas de los colocadores pero son cifras que hacen accesible a cualquier empresa una emisión.

¿Es necesario alguna ventaja fiscal para fomentar las emisiones de las empresas a través del MARF?

En principio, no. En su articulación ya se ha tratado de equiparar el régimen fiscal que tendrían estos valores en mercados oficiales y regulados para no desincentivar al inversor frente a otros activos de renta fija. Se han eliminado las retenciones para las sociedades al igual que ocurre en los otros mercados de renta fija. Por supuesto no descartamos que en el futuro se pueda hacer más atractiva a las emisiones que coticen en el MARF. Pero creemos que tampoco hay necesidad de una ventaja específica para que el mercado se desarrolle.

¿Se contempla que la inversión extranjera entre en estos productos?

Sí. Hay que tener en cuenta que hay fondos que están especializados en comprar bonos de empresas de mediana capitalización y en España hay inversiones importantes de capital extranjero. De hecho, hay emisiones donde los no residentes representan un porcentaje del 40 al 50% de la colocación y eso se puede replicar aquí. Incluso habrá emisiones a la medida que compre un solo inversor. Se puede hacer un traje a la medida perfecto, con la estructura específica que necesite un fondo. Hay sitio para emisiones de 5 millones de euros, igual que para una de 500 millones de euros.

¿Tienen una imagen adversa las emisiones de renta fija de empresas tras las situaciones creadas con Rumasa o Fagor, aún no siendo casos comparables?

Sin entrar a valorar esos casos en concreto porque no conozco al detalle la situación, hay que tener en cuenta que hablamos de emisiones a plazo, no perpetuas, y eso ya acota el riesgo. Además van dirigidas a inversores cualificados con un mayor conocimiento que un particular del producto que adquieren. Y en relación a asuntos como Rumasa, no hay que olvidar que se realizó al margen de los mercados, y existe una máxima de que cuanto mayor diferencial hay respecto a la media que ofrece el mercado más necesario es realizar un análisis más pormenorizado de la inversión.