Medio siglo de vida de Magotteaux en Urdiain

se cumplen 50 años de la instalación de Magotteaux-Navarra en Urdiain, un antes y un después en esta localidad de Sakana que creció con esta empresa. Y es que pasó de ser un pueblo agrícola que perdía población a invertir esa tendencia gracias a los puestos de trabajo que se generaron, un nuevo modo de vida al lado de casa. En los inicios de esta fundición de aceros especiales en Urdiain, entonces Magotteaux-Luzuriaga, estaban Eduardo Goikoetxea y Ramón González, que ayer volvieron a la fábrica con motivo de una jornada de puertas abiertas en la que los trabajadores y trabajadoras pudieron mostrar a sus familias sus puestos de trabajo y las tareas que realizan. Para estos dos veteranos fue un reencuentro, una mañana de emociones en la que les vinieron a la mente muchos recuerdos de más de 40 años en esta empresa.

Además, sus hijos trabajan en este mismo lugar y se sentirían orgullosos de que también lo hicieran sus nietos y nietas, algunos de los cuales pisaron por primera vez las instalaciones. Lo cierto es que Ioan Goikoetxea, de 12 años, aseguraba ayer que no le importaría seguir los pasos de su abuelo y su padre. Tampoco a Alex y Gabriel González, los nietos de Ramón, que ayer vieron a su padre y otros compañeros como hicieron una colada. Además, su madre también trabaja en esta empresa. Y es como decían muchos, Magotteaux ha dado y da de comer a muchas familias. Asimismo, la mayoría de los trabajadores, 125 en la actualidad, coincidían en que forman una gran familia.

La historia de esta empresa comenzó en 1920 en Vaux (Bélgica), cuando Lucien Magotteaux comenzó a fabricar y comercializar las primeras bolas de acero. En la actualidad el grupo posee 15 centros productivos y 24 oficinas de ventas en todo el mundo. Así, es líder mundial de productos y servicios de optimización de procesos para las industrias de extracción de alta abrasión. En 2011 se unió al grupo chileno Sigdo Koppers.