pamplona - Los contratos de siete o menos días han disminuido por primera vez en Navarra tras crecer durante la última década de manera consecutiva, principalmente desde la aprobación de la reforma laboral de Rajoy en 2012. El descenso apenas supone un 0,8%, al pasar de los 149.672 registrados en 2017 a los 148.490 en 2018, y habrá que esperar a la evolución de “los próximos meses para comprobar si esta tendencia se consolida”, manifiesta Antidio Martínez de Lizarrondo, director de Servicio del Observatorio de la Realidad Social. A pesar de la leve bajada, este tipo de contratos todavía supone el 38,5% del total, porcentaje que desvela “el cambio de modelo laboral provocado por la crisis y la reforma, caracterizado por ser más inestable, intermitente y flexible”, define Martínez de Lizarrondo.

Para desincentivar el uso de estos contratos, el Gobierno de Pedro Sánchez aprobó en el último Consejo de Ministros de 2018 un Real Decreto, en el que incrementa del 36% al 40% la cotización de los contratos de cinco o menos días. En la Comunidad Foral, el año pasado se firmaron 117.223 contratos con esta duración, según datos del Observatorio de la Realidad Social. La secretaria confederal de Empleo y Cualificación Profesional de CCOO, Lola Santillana, considera “buena noticia esta medida”, aunque confiesa que su sindicato “pedía un aumento mayor de la cotización”, ya que “estos contratos se han generalizado en todos los sectores y han fomentado la rotación -el número de contratos que acumula una persona en un año, que en España se sitúa en 5,6 por trabajador-”. Este periódico se puso en contacto con la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN) para conocer su opinión sobre este tema, pero por motivos de agenda, no contestó.

La subida de la cotización hasta el 40% salió publicada en el Boletín Oficial del Estado el 29 de diciembre, y ahora se abre un plazo de tres meses para desarrollar cómo se va a aplicar. “La Seguridad Social pretende equiparar la protección de los trabajadores que suscriben este tipo de contratos con quienes han podido rubricar otro con una duración más amplia, y elevar las cotizaciones en los de cinco y menos días como medida disuasoria para el empresario”, aclara el Real Decreto Ley 27/2018, de 28 de diciembre. Aunque reconoce que este gravamen “va a tener una incidencia positiva en los ingresos del sistema de la Seguridad Social, ya que implicará una mayor recaudación” por su alto uso.

El Observatorio de la Realidad Social remarca que al analizar “cada sector de manera independiente, la industria y servicios aglutinan un mayor número de contratos temporales de menor duración de manera significativa”. De esta forma, del total de contratos temporales registrados el año pasado en la industria, aquellos contratos de una semana o menos de duración suponían el 51,2% y en el sector servicios, el porcentaje representaba el 41,1%.

La secretaria confederal de Empleo y Cualificación Profesional de CCOO resalta que los contratos de siete o menos días se han propagado por todas las actividades, con “un abuso de los que únicamente incluyen horas en servicios y en agricultura”.

el detalle El Observatorio de la Realidad Social revela que la industria agroalimentaria, las actividades sanitarias y la hostelería acaparan el mayor número de contratos de siete o menos días en la Comunidad Foral, debido a las necesidades puntuales que, a veces, deben cubrir, entre algunas de las causas. El 62% de los contratos eventuales contabilizados en la industria agroalimentaria en 2018 no superaron la semana de duración; en actividades sanitarias, ese porcentaje llegó al 59% y en la hostelería, al 50,4%. En cambio, los niveles más bajos se detectaron en construcción, con un 11,7%, y en agricultura, con un 2,2%.

Lola Santillana, de CCOO, denuncia que “el empresario ha entrado en una dinámica de ofrecer contratos cortos que precarizan el empleo a partir de la reforma laboral, principalmente a mujeres y a jóvenes”. Un sistema que, según ella, “evita que las personas empleadas exijan las condiciones laborales que les corresponden y permiten cubrir más jornada que la reflejada en la relación contractual”. Para esta sindicalista, “el empresario español no quiere dar estabilidad en el empleo”.

los únicos que disminuyen Navarra ha concluido 2018 con un nuevo récord de contratos entre eventuales y fijos: 384.981, y marca el sexto incremento consecutivo, debido al crecimiento de la economía que convive con un mercado laboral más móvil y flexible por la reforma laboral. Sin embargo, el contrato de siete o menos días fue el único que disminuyó el año pasado, en un contexto en el que el PIB ha ido creciendo a un ritmo interanual del 3,3%, con la creación de 8.305 puestos de trabajo, hasta alcanzar los 282.642 cotizantes -cifra que se aproxima a la registrada antes de la crisis- y con un descenso del desempleo, que deja el número de parados en los 32.842 -aunque todavía lejos de los 19.000 desocupados de 2007-. “Calificamos de positiva la valoración general del año, con descenso del desempleo, ya que nos encontramos en cifras similares a las de hace diez años. Navarra ha creado y sigue generando empleo y su intensidad es superior al de las comunidades de nuestro entorno”, aclara este director de Servicio.

La temporalidad engloba el 93,2% de las relaciones contractuales, porcentaje alto, pero que se ha reducido un punto respecto a 2017. Además, el cómputo de contratos temporales respecto al total ha ido perdiendo peso de manera paulatina desde 2016, en favor de los indefinidos, al suponer casi el 7% el año pasado. “A pesar de la mejoría continua existe un problema de calidad del empleo, relacionado principalmente con la estabilidad. Continúa lo que denominamos un atrapamiento en la temporalidad. Las personas encuentran ofertas de trabajo, pero resultan más intermitentes y flexibles. Debemos conocer y analizar con mayor detalle esta realidad”, destaca Antidio Martínez de Lizarrondo.

Además, el número de fijos registrados ha aumentado de manera consecutiva en la Comunidad Foral desde 2014. “Es evidente y un hecho positivo el mayor crecimiento tanto de la contratación indefinida como de la temporal de mayor duración (más de seis meses). Aunque preocupa el incremento de la polarización del mercado laboral, aspecto que debe reducirse”, constata el director de Servicio del Observatorio de la Realidad Social.

una de las preocupaciones Sin embargo, Antidio Martínez de Lizarrondo incide en una de las preocupaciones del departamento de Derechos Sociales: las personas desocupadas de larga duración, porque aquellas que suman más de un año sin trabajo suponen el 37% de los 32.842 desempleados. “Dentro de este grupo, el 52% tiene 50 o más años. En este sentido, tal y como se está haciendo, son necesarios análisis más pormenorizados, con un mayor nivel de detalle para ajustar las estrategias y medidas a implementar, ya que aunque el paro de larga duración ha bajado en mayor medida en términos relativos, se considera uno de los desajustes más graves acrecentados por la crisis”.

En este punto, el Observatorio de la Realidad Social defiende que “la renta garantizada actúa como un instrumento específico contra la pobreza severa y como una herramienta de amortiguación de la precariedad laboral al complementar los escasos ingresos por trabajo de determinadas personas”.