Lógicamente, en Navarra cayeron restos. Digo lógicamente porque ya saben mi teoría desde hace años de que el Gordo está amañado y va cayendo en zonas que lo han pasado mal y que la gente que sale celebrando son extras cinematográficos que actúan allá donde les mandan. O sea que, aquí, restos. Somos más o menos el 1,4% de la población y no cayó en total de los premios gordos ni un millón de euros entre todo lo que tocó. He hecho las cuentas y entre el gordo, el segundo, el tercero, los cuartos y los quintos se reparten nada menos que 1.312 millones de euros y leí que por esta pequeña y apartada aldea gala cayeron en total unos 600.000 euros. Vamos, una miseria, el 0,04%.
Visto esto y visto que este asunto se repite desde tiempo inmemorial, habría que encomendarle al equipo negociador que se pelea el Convenio Económico con el Estado que o un año nos toca al menos lo que nos corresponde por población –18 millones de euros, es un piquillo– o que pague Perry la parte alícuota que nos meten de deuda, ejército, casa real y todo eso. Ya está bien, hombre, de tener que asistir a todo esto siempre desde la barrera. Aunque quizá lo bueno sería no tener prisa y esperar a que de una santa vez alguien tenga a bien subir los premios del gordo, que están a 400.000 euros el décimo desde 2011. Vamos, que ahora en lugar del gordo te toca el fuerte, que es lo que decimos de alguien para que no quede feo: “no está gordo, está fuerte”. Porque anda y que no han perdido poder adquisitivo desde 2011 400.000 euros, pues serán del orden de un 30 o 40% menos valiosos que en 2011.
Husmeando más, veo que en 1980 si ganabas el Gordo te tocaban 25 millones de pesetas. Con eso te comprabas 3 casas majas. Pero bien majas. Y te sobraba para unos cuantos coches. Joder, si hasta con la lotería nos están dando gato por liebre, tiene tela. Enhorabuena, en todo caso, a quienes sí pillaron los restos.