ante un escenario con unas previsiones de crecimiento menores, el Banco Central Europeo no ha dudado en cambiar el paso y ha anunciado que mantendrá las políticas de estímulo. El escenario actual en Europa puede tener ciertas similitudes con la denominada década perdida que Japón vivió en los 90. Estudios realizados sobre dicha época constataron la existencia de empresas zombi que, pese a sufrir dificultades financieras, eran capaces de sobrevivir gracias a un contexto de liquidez y tipos de interés favorables. Estas empresas zombi no son capaces de generar una rentabilidad suficiente en comparación con el coste de su endeudamiento. Esta situación lastra su evolución y, aunque sobreviven, no pueden acometer inversiones que les permita mejorar su rentabilidad.

En los últimos años la salud financiera de la empresa ha mejorado y, por lo tanto, el número de empresas en vulnerabilidad financiera se ha reducido. Un análisis detallado de las empresas en vulnerabilidad en Euskadi muestra que el 58% ya presentaba esta situación en 2014, año en que la recuperación empezaba a ser palpable. Es decir, pese al contexto favorable, no han podido mejorar su situación. Si se amplía el análisis hasta 2009, etapa temprana de la crisis, el 37% de las empresas que hoy en día presenta vulnerabilidad ya presentaba dificultades; y pese a la profunda crisis, han sido capaces de sobrevivir.

La OCDE señala que las empresas zombi restan capacidad a la economía para aumentar su productividad y, en última instancia, dificultan el crecimiento. En esta línea sugiere adoptar reformas para que estas empresas puedan desaparecer y dar paso a empresas más dinámicas. Esta recomendación genera dudas cuando la aterrizamos a la realidad de un territorio, ya que sabemos de las consecuencias negativas, tanto económicas como sociales, de la desaparición de una empresa y de la dificultad de crear un tejido empresarial, lo cual requiere un esfuerzo sostenido en el tiempo.

Pese a la existencia en nuestro entorno de estas empresas, según el Observatorio de Competitividad Regional de Orkestra, la productividad se mantiene en una posición destacada, el puesto 21 en Euskadi y 33 en Navarra, en comparación con las 218 regiones europeas. Lo anterior parece sugerir que por el momento estas empresas no han lastrado la competitividad de nuestra economía. Es necesario continuar profundizando en los análisis para conocer mejor cuáles son los factores que dificultan a una empresa recuperar su salud financiera. Mantener el empleo y la riqueza que estas generan es de interés de todos, siendo conscientes de que tampoco pueden ser mantenidas de forma artificial en el tiempo, ya que los recursos utilizados para ello suponen un coste de oportunidad para la economía en su conjunto. Es pues un equilibrio difícil de solucionar, donde posiblemente no hay respuestas únicas y requiere de unos consensos complejos.Subdirector general de Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad