pamplona - Es profesora de Harvard y una de las grandes investigadoras a nivel mundial del papel de la mujer en la economía. Desde esa posición, sostiene que los avances en igualdad de genero de las últimas décadas no han corregido la brecha salarial.

En el siglo XXI y, aunque se ha avanzado mucho en lo relativo a la discriminación de la mujer, sigue existiendo una brecha salarial, ¿es la gran asignatura pendiente?

-¿Me pregunta por España, la Unión Europea, Estados Unidos??

En general.

-Bueno, de Estados Unidos le puedo hablar. He estado analizando datos de la UE y de España y la situación es mucho más compleja, porque, a pesar de que la participación de la mujer en la fuerza laboral es bastante alta, sigue habiendo una tasa de paro femenino muy alta, lo que genera otro tipo de problemas más allá de los salarios. Cuando hay mucho paro no se sabe qué parte de la distribución salarial queda truncada y esto no es más que una introducción a los problemas.

¿Hay más en el trasfondo?

-Los problemas de trabajar con datos que proceden de diferentes países pueden ser enormes. Conozco bastante bien los datos en Estados Unidos y trato de entender los de la Unión Europea. Es complicadísimo, porque a veces los países ponen trabas para recoger esos datos y es imposible analizar sin datos. Puedo hablar excátedra y darle las ideas, pero no creo que en ese tipo de declaraciones, y tengo que hablar de EEUU o de los países de los que tengo datos, Suecia, Dinamarca, tal vez Alemania?, donde los datos son más accesibles, pero me voy a centrar en EEUU.

Adelante.

-Tiene razón cuando dice que se ha avanzado mucho. Uno de los progresos más importantes que hemos presenciado está en la Educación. Ocurre al igual que en España, que para esto sí que hay datos accesibles porque es sencillo averiguar cuántas personas se gradúan de Bachillerato, la Universidad o qué especialidades escogen. Sabemos que en muchos países las mujeres tienen un rendimiento académico excelente. Se gradúan en la Universidad con notas más altas que los hombres. Es decir, salen muy preparadas. Pero, considerando que las mujeres universitarias se casan mucho más tarde y tienen a su primer hijo más tarde, esto indica que están dispuestas a invertir en su carrera y seguir estudiando. Y la brecha de género en la participación en la fuerza laboral, en la preparación o en nivel profesional se ha cerrado bastante.

Queda la cuestión de los sueldos.

-Sí, queda trabajo por hacer. Hace un rato estaba analizando los datos de España y la brecha de género salarial es ínfima. Es ridículamente pequeña.

¿En serio?

-Sí, acabo de leerme los datos de la OCDE, que es el grupo al que le creemos los datos porque tiene los datos sin procesar, sin corrección de horas. La brecha está por debajo del 50, es decir, la relación está en el 0,04%. Las cifras que da la OCDE para Italia también son difíciles de creer. Entonces, volviendo a Estados Unidos, que es lo que mejor conozco, la brecha salarial allí para el primer empleo es muy parecida y luego se va abriendo según pasa el tiempo, cuando las mujeres tienen hijos, a veces antes. Algo pasa cuando las parejas deciden formar una familia. Hay factores negativos como el prejuicio, el abuso, la discriminación, el favoritismo, la falta de mentores, la falta de competitividad de las mujeres? O incluso la falta de destreza de las mujeres para aumentar su salario por negociación.

Se suman muchas cuestiones.

-Son aspectos negativos, pero ese no es todo el panorama. También hay algunos aspectos residuales en la relación más de padres que de pareja. No podemos decir “Ah, vale pues nos ponemos de acuerdo, uno saca la basura y otro lava los trastos”. No es así de sencillo, porque muchos empleos pagan mucho más si estás dispuesto a trabajar más horas o si estás disponible a la hora que sea. Imagine que usted y yo somos pareja y tenemos dos empleos. Uno con un salario mucho más alto, porque hay una persona disponible cuando lo llamen, y un salario más bajo, porque la otra persona tiene que controlar y distribuir sus horas. Por cierto no le había mencionado que tenemos hijos. Eso significa que uno de los dos tiene que estar disponible en casa. O podemos estar los dos disponibles y coger los dos el trabajo que paga menos, pero entonces faltaría ese ingreso más alto. Como pareja, decidimos que uno de los dos se queda en casa disponible y el otro está disponible para cuando lo llamen del trabajo. Aunque trabajemos los dos, eso genera una gran parte de la brecha salarial.

Porque la mujer asume casi siempre el rol secundario.

-Exactamente

¿Cuál es la solución?

-No tengo la solución. No tengo la receta que diga si el Gobierno hace esto o aquello el problema se va a solucionar. Todo lo que lleve a reducir la carga sobre el individuo que tiene que estar disponible en el hogar es positivo. En esto, España está mejor que Estados Unidos, porque hay programas extraescolares.

En realidad, se trata de ampliar el horario escolar.

-Un sistema educativo público lo que hace es reflejar el sistema laboral, que fue creado en la época en la que la señora se quedaba en casa. Y claro, estos sistemas perpetúan el problema que se refleja en el mercado laboral. Todo lo que puede ofrecer cuidado redundará en un alivio de los problemas de los que estamos hablando, aparte de los incentivos que pueda dar el gobierno para aumentar la tasa de natalidad. Todo esto ayudaría, pero en el mercado laboral corresponde a las empresas escuchar a sus empleados. Esto cambiará si los padres les dicen a sus empresas que no quieren perderse el partido de fútbol de su hija. Si muchas personas reclaman, la empresa tendrá que repensar como distribuye el trabajo.

Entonces la solución exige la implicación de todas las partes.

-Sí, pero los hombres son lo más importante de todo, son los hombres los que tienen que hablar con la empresa que los contrata y decir que no quiere estar disponible las 24 horas.

¿Percibe una corriente social a favor de ese cambio?

-Lo que veo con frecuencia es que las que más lo impulsan son las mujeres. Sí que hay sectores, sobre todo los nuevos, en los que hay más movimiento.

El presidente de EEUU hace en ocasiones declaraciones que van en contra de la igualdad de género, ¿puede Donald Trump lastrar los progresos en este campo en su país?

-Extraoficialmente: nadie le hace caso, pasamos de él. Es un bufón. Este progreso, se vería obstaculizado si la legislación que tenemos no se cumpliera. Me preocupa más lo que hace y dice en el tema de la inmigración. Como mucho, los comentarios que hace este señor sobre las mujeres lo que hacen es generar hostilidad por parte de las mujeres y es lo que, entre otras cosas, ha dado inicio al movimiento Me Too.