donostia - La economía española sigue enviando señales claras de ralentización. Los servicios, el gran motor de la actividad y el empleo en los años postcrisis, empiezan a perder temperatura al verse arrastrados por el parón en la industria, según el índice PMI de julio. El frío dato de paro del mes pasado o la caída constante en la venta de coches alimentan la sensación de que España entra en una nueva fase económica plagada de incertidumbres. La autoridad fiscal independiente (AIReF) confirmó ayer que el PIB mantendrá en la segunda mital del año un avance trimestral de medio punto, lo mismo que en periodo abril-junio.

La primera gran señal de alarma llegó en febrero, cuando el indicador PMI -un dato que se elabora a través de cuestionarios al sector privado y que se realiza a nivel internacional- situó a la industria española en recesión por primera vez en más de cinco años. La salud del sector manufacturero español ha seguido deteriorándose en los meses siguientes, según este mismo indicador, arrastrada por un contexto global desfavorable en el que pesan el brexit, las tensiones comerciales entre China y EEUU, la incertidumbre sobre los coches diésel y un cierto agotamiento de la demanda interna con la confianza de los consumidores españoles de nuevo en zona negativa.

En una economía interconectada a todos los niveles, el parón de la industria alemana obliga a frenar a las empresas del entorno, lo que salpica también a Euskadi. El sector manufacturero germano está parando incluso de forma más severa de lo previsto, lo que genera preocupación en todo un continente dependiente en gran medida de la locomotora que conduce Angela Merkel.

Por ahora el contagio en el Estado español se había limitado a la industria, que pasa ahora el resfriado a los servicios, el último eslabón de la cadena económica y donde se concentra el mayor volumen de puestos de trabajo. El informe PMI de julio concluye que las actividades terciarias mantienen un crecimiento sólido, pero avanzan a un ritmo más modesto que en junio. En concreto, la cifra media baja de 53,6 al 52,9 lastrada por la recesión del sector manufacturero, cuyo PMI se situó en julio en 48,2 puntos asentándose en zona negativa -con menos de 50 puntos se considera que la actividad está en retroceso-.

Sufren sobre todo los sectores de servicios más pegados a la industria mientras que los menos productivos como hostelería o comercio mantienen la buena salud. “La desaceleración industrial está teniendo un efecto adverso en la economía del sector servicios”, declaró Paul Smith, economista de IHS Markit, que elabora el informe, para quien si esta situación continúa es probable que caiga la inversión empresarial y la contratación.

Además, ayer la AIReF avanzó un crecimiento del PIB español del 0,5% en el tercer y el cuarto trimestre, lo mismo que en el segundo cuarto del año, lo que confirma que la economía tiende al estancamiento. Se espera un crecimiento anual de entre el 2,2 y el 2,3%, cifra que se irá acoplando por debajo de la barrera del 2% en los próximos ejercicios.

52,9

El indicador PMI que se elabora a nivel internacional calcula para los servicios españoles una cifra aún por encima de 50 que marca la frontera entre el crecimiento y la recesión, aunque se pierde casi un punto respecto a junio.

0,5%

La economía española crecerá los dos trimestres finales del año solo medio punto, lo mismo que en el segundo cuarto del año, pero dos décimas menos que entre enero y marzo. Con todo, el crecimiento anual terminará por encima del 2%, un nivel que previsiblemente se perderá ya en los años siguientes, según casi todas las previsiones.