PAMPLONA. La dirección de Volkswagen Navarra ha convocado hoy a la Comisión Sindical de Seguimiento, en la que están presentes todas las organizaciones sindicales con representación en la factoría, para iniciar el proceso de negociación que lleve a la solicitud de un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) de "carácter preventivo" ante los posibles problemas que puedan surgir en la cadena de suministro en los próximos días debido al coronavirus.

La fábrica de Landaben trabaja de momento con total normalidad pero, según ha manifestado la dirección a la parte social, quiere estar preparada para un posible problema de corte de suministro de algún proveedor. En estos momentos, la situación más preocupante es la de algunos proveedores italianos, que se encuentran localizados en una de las zonas más afectadas por el coronavirus en el país transalpino. Al igual que Volkswagen Navarra, estos proveedores siguen trabajando de momento con normalidad.

La solicitud del ERTE no implica necesariamente que se vaya a llevar a cabo; se trata tan sólo de un "mecanismo preventivo" para que se pudiera aplicar sin demora en el momento en el que Volkswagen Navarra se viera obligada a suspender temporalmente su actividad.

La constitución de la mesa negociadora se llevará a cabo el próximo lunes, 2 de marzo, a las 12 horas.

IMPACTO EN LOS MERCADOS El precio de los carburantes ha caído esta semana a mínimos de hasta hace casi dos años y medio tras registrar su mayor descenso semanal en años, impulsado por el desplome en los precios del crudo por el impacto del coronavirus.

En concreto, el precio medio del litro de gasóleo se ha abaratado esta semana un 11% respecto a la pasada, registrando su sexta semana consecutiva de caídas, para situarse en los 1,067 euros, su nivel más bajo desde principios de septiembre de 2017, según datos del Boletín Petrolero de la UE.

En lo que respecta al precio del litro de gasolina, que también ha encadenado su sexta semana a la baja, la caída ha sido del 8,5%, para retroceder hasta los 1,186 euros, su precio más barato desde febrero de 2019.

Este abaratamiento en el precio de los combustibles viene de la mano del hundimiento registrado en los precios del petróleo ante el temor de una caída en la demanda por el efecto de la propagación del coronavirus (COVID-19).

CAÍDAS DEL 15% DESDE LOS MÁXIMOS DE ENERO

Desde los máximos anuales que marcaron los combustibles en la primera quincena de enero, tras la escalada en el precio del crudo por las tensiones en el conflicto entre Estados Unidos e Irán que llevaron al barril de petróleo a superar la cota de los 70 dólares, han encadenado un descenso tras otro, con un abaratamiento en poco más de un mes del gasóleo de casi el 15% y de la gasolina del 10,5%.

Los precios del crudo se encuentran actualmente en sus niveles más bajos en más de uno año. El barril de crudo Brent, de referencia en Europa, cotizaba este jueves a 52,7 dólares, frente a los 59,4 dólares de hace una semana, mientras que el Texas americano se intercambiaba a unos 52,7 dólares el barril, frente a los 53,9 dólares de hace siete días.

Fuentes del sector indicaron a Europa Press que este desplome en el último mes en los precios del crudo se está trasladando a los precios de los combustibles, aunque evidentemente no de igual manera, ya que el peso de una caída en la materia prima (petróleo) -mucho más volátil además en precio que los carburantes- en la estructura de precios del litro de gasolina y gasóleo en el surtidor no es correlativa.

De hecho, en la composición final del precio del carburante, aproximadamente un tercio sería el coste al por mayor, mientras que en torno a la mitad serían impuestos y el resto correspondería a la repercusión de los márgenes.

En España la gasolina sigue estando más barata respecto a la media de la Unión Europea (UE) y la zona euro, donde el litro cuesta 1,317 euros y 1,354 euros, respectivamente, al mismo tiempo que el litro de gasóleo cuesta de media 1,152 euros en la UE y 1,160 euros en la eurozona.

El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal, en general, que la media comunitaria.