os agentes políticos, económicos y sociales coincidieron en señalar que la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al primer trimestre del año, no reflejaba la realidad del mercado laboral, alterado por el coronavirus, ya que apenas había tenido en cuenta las primeras dos semanas del confinamiento. Sin embargo, esta EPA arroja algunos datos que sí pueden apuntar las primeras embestidas de esta pandemia en la destrucción de puestos de trabajo en un breve espacio de tiempo.

El número de personas inactivas, aquellas que no trabajan ni están apuntadas en el desempleo para ocuparse, incrementó en 7.100 entre enero y marzo respecto al último trimestre del año pasado, hasta alcanzar las 230.200 personas en esta situación. Este colectivo está compuesto por estudiantes, jubilados, aquellos que sufren una incapacidad permanente o reciben una prestación distinta a la pensión y los que realizan labores del hogar.

En esta ocasión, el grupo de los que cobran una ayuda diferente a la jubilación ha decrecido en mil personas; el de incapacidad permanente ha descendido en 900; y el de jubilados, en 700. En cambio, los de estudiantes aumentó en 200; el de otros, en 300 y el de labores del hogar, en 9.300. Por ese motivo, entre los inactivos que han bajado y los que han incrementado, el total sale 7.100.

Sin embargo, la EPA apuntó que en esos nuevos inactivos podría haber parados, pero que no se les ha contabilizado como tales debido al confinamiento. Esta encuesta define a la persona desocupada como la que busca empleo y tiene disponibilidad para trabajar. Pero, como el estado de alarma desde el 15 de marzo obligó al encierro, personas que fueron despedidas no han podido consultar nuevas ofertas porque muchas empresas han cerrado, y otras han tenido que cuidar a dependientes, como menores, mayores o con discapacidad, y por eso no se les ha contado como paradas. Esta manera de contabilizar en la encuesta ha hecho que miles de personas hayan podido quedar fuera de la lista del paro al concluir el primer trimestre. Todo indica que la gran mayoría de los 9.300 inactivos incluidos en esta EPA en la categoría de labores del hogar pueden ser potenciales demandantes de empleo, porque su estado actual se amolda a las circunstancias detalladas por la EPA para calificarles así: imposibilidad de buscar empleo o atender a dependientes por el confinamiento.

Nueve de cada diez nuevas personas inactivas en labores del hogar son mujeres, 8.700 de un total de 9.300. Además, la encuesta desvela que el mayor incremento de pasivos se ha producido en la franja de edad comprendida entre los 20 y 34 años, con 5.600 más. Posiblemente la gran mayoría procede de los servicios -primer sector perjudicado por el decreto del estado de alarma, con el cierre de comercios, hostelería y centros de ocio, etc-. Entre enero y marzo, Navarra registró la destrucción de 10.000 puestos de trabajo en este sector, de los que 5.800 perjudicaron a mujeres y 4.300 a hombres. En relación a la duración del contrato -sin especificar de qué sector se trata-, la Comunidad Foral contabilizó 3.400 eventuales menos, hasta dejar la cifra en 60.700, muchos de ellos procedentes de las empresas de trabajo temporal que, en cuanto se produjo la proclamación del estado de alarma, rescindieron esas relaciones contractuales. De esta forma, si sumáramos los 9.300 inactivos al número de personas paradas de este trimestre, 26.600, el resultado aumentaría hasta las 35.900. Una cifra que se aproxima a los 37.365 apuntados a las listas del desempleo en marzo, según los datos del Instituto Navarro de Estadística (Nastat).

La consejera de Derechos Sociales del Ejecutivo foral, Carmen Maeztu, manifestó el martes 28 de abril durante la presentación de la EPA, que los números no mostraban la actualidad del mercado de trabajo. Y preguntada por si el Gobierno de Navarra estimaba que ese incremento de inactivos debía sumarse al de desempleados, Maeztu respondió que "no podía afirmar que todos los nuevos inactivos pueden calificarse personas desocupadas" y que, sobre esta alteración debida al COVID-19, únicamente podía informar de la "cuestión metodológica" advertida por el Instituto Nacional de Estadística para la lectura de esta EPA.

No obstante la consejera Maeztu insistió en que las cifras del paro y de la afiliación a la Seguridad Social de abril, que se conocerán mañana, dibujarán con más claridad el fuerte impacto del coronavirus en el mercado laboral, que va a sufrir una severa recesión.

De 16 a 19 años. La EPA contabiliza 27.000 personas en el primer trimestre, 500 más que en el último trimestre de 2019.

De 20 a 24 años. 20.500 personas, 1.900 más.

De 25 a 34 años. 10.500 personas, 3.700 más.

De 35 a 44 años. 8.300 personas, cien más.

De 45 a 54 años. 11.900 personas, 1.300 más.

De 55 a 64 años. 30.900 personas, 1.500 menos.

De 65 y más años. 121.200 personas, 1.300 más.

49.200

Entre enero y marzo, Navarra registró 49.200 personas inactivas -las que ni trabajan ni están buscando un empleo- por motivos relacionados con labores del hogar. Esta cifra supuso un incremento de 9.300 (8.700 mujeres y 600 hombres), respecto al periodo de entre octubre y diciembre de 2019.