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Hundimiento sin precedentes

- La economía navarra se contrajo un 15,6% en el segundo trimestre del año, una caída interanual del 18,8%- Los números son peores de lo esperado, admiten en el Gobierno, y suponen una pérdida de 1.300 millones

Hundimiento sin precedentesJAVIER BERGASA

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La economía navarra se ha dejado cerca de 1.300 millones de euros en lo que va de crisis respecto a 2019. Una caída del 10% a final de año dejaría una factura de más de 2.100 millones de euros.

4,4%

Según los datos a nivel nacional el único sector económico que se mantuvo en positivo en el segundo trimestre fue la agricultura, que creció el 4,4% trimestral, mientras que la industria se hundió un 18,5 %; los servicios, un 19,1%; y la construcción, un 24,1%. Dentro de los servicios solo avanzaron las actividades financieras y de seguros, con un crecimiento del 3,4%.

El primer trazo de la curva del PIB ya está dibujado. Con una caída dramática, que alcanza el 18,8% interanual y empeora los peores augurios, Navarra registró en el segundo trimestre del año la contracción económica más aguda de su historia. Desde ese punto, el gráfico debería remontar. Pero no será en forma de V, como se apuntaba al comienzo del confinamiento. Elma Saiz, consejera de Economía y Hacienda, advirtió ayer de que la recuperación del sector servicios, que supone alrededor del 55% de la economía navarra, no está siendo todo lo veloz que cabía esperar. “Marcha más lenta que la construcción y la industria”, señaló.

A la recuperación económica no ayuda, además, el claro empeoramiento de la epidemia registrado en julio, con un incremento de los contagios que, señaló “suponen un freno para la confianza y el consumo”. Numerosas tiendas han optado por cerrar de nuevo los probadores; el ocio nocturno ha visto cómo sus horarios quedaban limitado de manera drástica y el miedo se ha instalado de nuevo en amplias capas de la población, que evitan los lugares cerrados, como los centros comerciales o los restaurantes. Y, todo ello, sin apenas turistas internacionales, De este modo, la foto actual, a 1 de agosto, dibuja una economía al ralentí, con uno de cada tres centros de trabajo operando en estos momentos al 90% de su capacidad, con la expectativa de un otoño durísimo en el mercado laboral y con una factura económica que ya es posible cuantificar: desde finales del año pasado, la economía Navarra ha perdido casi 1.300 millones de euros.

“En este escenario, el apoyo de las políticas públicas se plantea como una pieza fundamental para impulsar la reconstrucción y apoyar a los agentes y personas más vulnerables”, sostuvo Saiz. El escenario que retrata la contabilidad trimestral de Nastat, el Instituto de Estadística de Navarra, es sencillamente terrible. Navarra registró una caída en el segundo trimestre del 15,6%, casi tres puntos mejor que el dato español (-18,5%), que supone la caída más abultada de toda Europa. “De lejos, la peor caída del PIB en Europa en el segundo trimestre; el mayor exceso de mortalidad de Europa. El choque era simétrico, pero su gestión lo ha hecho muy asimétrico. Sigan aplaudiendo, por favor”, escribía ayer en su cuenta de Twitter, Luis Garicano, eurodiputado de Ciudadanos.

La caída de Navarra, que alcanza el 18,8% si se compara con el mismo periodo del año pasado, resulta en cualquier caso, muy superior a la registrada en el conjunto de la Eurozona y, sobre todo, a la de Alemania, de nuevo la economía que mejor parece haber capeado el primer embate de la epidemia. El desplome es también superior al registrado en Estados Unidos y en la mayor parte de los países desarrollados.

“Es un desplome de la actividad sin precedentes, mayor incluso de lo anticipado hace tres meses”, explicó ayer Elma Saiz, quien precisaba que el descenso de la actividad se ha acusado, principalmente, en la industria y en los servicios de mercado, que han sido los sectores más afectados por las limitaciones impuestas durante el estado de alarma. Así, por el lado de la demanda las restricciones a la movilidad y la incertidumbre sobre la evolución de la pandemia “lastraron el consumo de los hogares y la inversión empresarial, mientras que la demanda externa -las exportaciones- también se resintió por la expansión mundial del virus”, añadió.

El estado de alarma decretado a mediados del mes de marzo se notó en primera instancia en el sector servicios, fundamentalmente en actividades como la hostelería, el turismo, los transportes o el ocio. Ya con todo el país bajo confinamiento, durante el mes de abril, “la actividad tocó fondo”, dijo la consejera de Economía y Hacienda, quien especificó que “las matriculaciones de turismos, que cayeron un 97,5% respecto al mismo periodo de 2019, el tráfico de vehículos por autopista, con una caída del 79% o la compraventa de viviendas, con casi un 67% de descenso ponen de manifiesto el desplome de la demanda y la producción experimentado”.

Por sectores productivos, la industria se ha visto especialmente afectada por el cierre de la actividad en la rama de la automoción. La debilidad de la demanda externa, mermada también por la pandemia provocó que las exportaciones cayeran un 38,2% en tasa interanual. En cuanto a los servicios, la caída de ventas fue especialmente abultada en hostelería, que disminuyó un 90,1%, y en transporte y almacenamiento, que retrocedió un 48,5%. En palabras de Saiz, “la flexibilización de las restricciones a partir del mes de mayo contribuyó a mejorar los datos aunque los valores se sitúan muy por debajo de su nivel precovid”, admitió. La caída fue muy rápida y la recuperación no llegará hasta bien entrado 2021. “Pero hay que ser muy prudentes”, admitió.