- Una montaña de deuda que no deja de crecer acompañará durante los próximos años la realidad económica y presupuestaria de la Comunidad Foral de Navarra. La Hacienda foral, que esta misma semana ha cerrado media docena de préstamos por valor de 381 millones de euros, deberá hacer frente durante los próximos diez años a vencimientos de deuda y préstamos por valor de 2.636 millones de euros, generados en su mayor parte para hacer frente a la crisis anterior (2008-2013), que generó un déficit recurrente en las cuentas públicas que únicamente se consiguió corregir al final de la pasada legislatura.

De hecho, desde el estallido definitivo en 2008 de la burbuja inmobiliaria, solo en dos ejercicios (2018 y 2019) ha conseguido Navarra reducir su volumen de deuda, una muestra de la insuficiente capacidad recaudatoria de la Hacienda Foral, obligada a sufragar los servicios que reclama la ciudadanía. Y todo hace indicar que, al menos durante los próximos tres años, el montante total seguirá creciendo hasta superar los 4.200 millones de euros en 2021. Solo una veloz y sostenida recuperación evitaría que en 2022 haya que recurrir de nuevo a un endeudamiento que, a diferencia de lo que sucedía hace una década, es hoy mucho más barato.

De forma paralela, Navarra tendrá que hacer frente a las deudas contraídas en la pasada década, cuyo coste financiero se ha ido aligerando en los últimos años hasta un asumible 1,6%, tres puntos menos que hace una década, Se ha evitado así un pago de intereses millonario, que comprometía la disponibilidad de gasto de la administración. La actuación del BCE, que compra en el mercado secundario la deuda de los estados, y el escenario de bajos tipos ofrecen así un panorama no demasiado inquietante a corto plazo, ante los vencimientos que, de manera inapelable, irán llegando todos los años.

Solo el próximo año, el 23 de noviembre, vence una emisión de 207 millones de euros correspondiente al año 2006, y por la que se paga un cupón del 4%, por lo que seguramente se abra la posibilidad de renovar esta emisión a un precio muy inferior. Unos meses después vence una nueva emisión de 140 millones, al 3,58% y hasta 2024 habrá que seguir pagando intereses relativamente elevados por las emisiones hechas entre 2013 y 2014. A partir de ahí, las emisiones de deuda y los préstamos obligan a pagar tipos ya mucho más asequibles.

Los vencimientos de esta década se reparten de forma bastante equilibrada entre préstamos bancarios convencionales y emisiones de deuda. De los primeros se conoce su origen y el acreedor -detallado en las cifras de la izquierda-, y se corresponden en su mayor parte (casi un 75%) con entidades financieras españolas, con CaixaBank a la cabeza. La entidad catalana, que incorporó en su momento las operaciones realizadas con Caja Navarra, añadirá a su balance también los 82 millones a 10 años prestados por Bankia hace unos días. Prácticamente todos los grandes bancos tienen dinero prestado a largo plazo a Navarra, con dos ausencias relevantes: Caja Rural y Laboral Kutxa. En total, los préstamos vivos ascienden a 2007,09 millones de euros.

A la deuda es más difícil seguirle el rastro, al ser un instrumento que cambia de manos con facilidad cuando se negocia en los mercados secundarios. Se supone que la mayor parte se encuentra los balances de entidades financieras, pero ha podido ir a otros fondos y acreedores internacionales que confíen en la solvencia de la Hacienda foral. Con 14 emisiones vivas, Navarra ha obtenido mediante estos instrumentos en torno a 1.255 millones de euros, cuyo coste se ha ido reduciendo también de manera clara.