a hostelería vuelve a abrir sus puertas y esta vez un fin de semana. Ayer, a lo largo de todo el día, consumidores de todas las edades abarrotaron las terrazas de la plaza del Castillo y alrededores para dar la bienvenida, junto al buen tiempo, a la reapertura que tanto necesitaban los bares y cafeterías navarras. "Estamos muy contentos que volvamos a trabajar. Hoy, sábado, no damos a basto de toda la gente que viene", explicó Lourdes Araguren, camarera del Café Iruña.

Han pasado 40 días desde la última vez que los navarros disfrutaron de la última caña. "Necesitábamos volver a estar con la gente, con los nuestros. Llevábamos mucho tiempo sin poder disfrutar de algo que antes hacíamos recurrentemente", explicó el estudiante Santiago Ruíz. A pocos metros de él, cerca del Paseo Sarasate, estaba el alumno de la Universidad de Navarra David Crespo. "Me parece bien que se reabran los bares. Yo, personalmente, me encuentro en plenos exámenes, por lo que no hemos tirado la casa por la ventana. Entiendo que la gente queramos salir de casa, pero los que más lo van a notar son los hosteleros. Vuelve a haber trabajo y eso se nota", explicó.

En el mismo Paseo Sarasate, Basoko Taberna, el Patio de las Comedias y la Escalerica instalaron el pasado 24 de noviembre carpas en forma de terraza con ventilación natural y calefacción independiente para la clientela. El responsable del Basoko Taberna, Santiago Salguero, explicó que "ha sido un alivio tanto económico como mental. Venimos de 40 días de estar cerrados donde los hosteleros hemos sufrido mucho. Nuestra economía está por los suelos y las ayudas que prometieron, a día de hoy, no las hemos recibido. Abrir y ver a la gente sin miedo a la hora de salir de casa y sentarse en una terraza, tranquiliza mucho cuando piensas en un futuro. De momento solo tenemos el 50% de aforo disponible", explicó el responsable.

A últimas horas de la tarde de ayer, la Plaza del Castillo y alrededores se encontraban llenos de gente de diferentes lugares debido a la gran cantidad de estudiantes desplazados a la capital navarra. "Solo venía esta tarde a tomar un café y leer un libro. En Francia todo está cerrado. Me ha parecido muy extraño ver tanta gente reunida cuando hace una semana no había casi nadie y podías caminar tranquilamente a esta misma hora", explicaba la estudiante francesa Yanisse. A pocos metros de ella, en un banco de la Plaza de Castillo, estaba la estudiante Lucía Sáez. "Cuando he llegado al centro, me he quedado impactada de la cantidad de gente que había y he llegado a sentirme desprotegida. Al sentarme en una terraza, he estado cómoda y, sobretodo, segura. Los bares respetan las medidas impuestas, lo que hace que puedas ir a tomar algo con tranquilidad", conlcuyó.

"Ha sido un alivio, tanto económico como mental, abrir después de 40 días sin hacerlo"

Responsable del Basoko Taberna

"Al sentarme en la terraza, me he sentido cómoda y sobre todo, segura"

Estudiante