Con más de 40.000 parados, Navarra afronta 2021 con la recuperación económica pendiente, sobre todo, de la superación de la crisis sanitaria . Y con varios colectivos en el punto de mira prioritario de los servicios públicos de empleo, que destacan el impacto del paro entre la población de origen inmigrante y aquellas personas que suman ya muchos meses sin encontrar un puesto de trabajo.

“Preocupa especialmente el colectivo de personas mayores que llevan mucho tiempo en desempleo. Ahí es necesario un plan específico”, explican desde el Servicio Navarro de Empleo. En total, más de 17.500 personas (el 45% del total) suma al menos un año sin trabajar. Con respecto a diciembre de 2019 se ha producido un incremento del 113,2% de las personas en desempleo de 6 a 12 meses, aunque el mayor crecimiento se ha dado en las personas paradas con un tiempo en desempleo entre 1 a 2 años, un 122,1% de incremento, destaca el Servicio Navarro de Empleo.

Otro de los colectivos especialmente vulnerables, el de la población de origen extranjero, soportaba ya antes de la pandemia una tasa de desempleo superior a la media. Y la brecha todavía se ha agrandado en mayor medida. El paro ha crecido más de un 33%, frente a un 22% de aumento medio y de apenas un 19,7% entre la población nacional.

“Sufren de forma más aguda los vaivenes del mercado de trabajo y sufren la falta de colchones familiares que sirvan como elementos de contención de sus problemas económicos”, alerta el Servicio Navarro de Empleo, quien explica además que este colectivo “participa de riesgos añadidos en función de los espacios laborales en que se mueven habitualmente. No sólo sobre la base de la precariedad contractual, sino, y de la misma manera, en las expectativas en el medio plazo”.

Se trata, explica el SNE, de un colectivo heterogéneo, pero con buena parte atascado en bajas condiciones de profesionalidad, “con una formación muy básica o inexistente y, por tanto, con dificultades de adaptación a los cambios”. El mundo, además, avanza a una enorme velocidad para este colectivo de trabajadores. El sector de la construcción, por ejemplo, está adaptándose a nuevos modelos constructivos más exigentes desde la perspectiva de la formación y que, a su vez, incorporan cada vez menos mano de obra. Junto a ello, el sector primario se vuelve cada vez más remoto, gracias a la incorporación de tecnologías que permiten seguir a distancia la explotación agraria. Y del mismo el sector agroalimentario se aproxima cada vez más a los procesos de mecanización de la industria. “Quizás es el sector del empleo en el hogar y atención a la dependencia el que, a corto y medio plazo, puede generar más oportunidades”, explica el SNE.