- La discusión respecto al futuro y el control de Caja Navarra ha regresado a la escena política. Representantes de la fundación reclamaron ayer ante los grupos la derogación de la Ley Foral que debería regular a partir de este año su funcionamiento y dejarla bajo control del Parlamento de Navarra. Argumentan que esta legislación, aprobada en 2014 al calor del hundimiento de Can como entidad financiera, resulta incompatible con un funcionamiento ágil de la institución.

La mayor parte de los grupos, excepto Navarra Suma, que la calificó como "inservible", rechazó la derogación completa a de esta ley, si bien desde Geroa Bai, Blanca Regúlez mostraba una posición más cauta y abogaba por sostener un debate político en el que se valorase si "se han superado las condiciones que llevaron a la aprobación de la ley". De fondo, el debate sobre quién debe controlar y gestionar un patrimonio valorado a cierre de año en algo más de 185,4 millones.

"Lo que vemos es que pretenden emanciparse", resumió Mikel Buil, portavoz de Podemos en respuesta a la intervención de Javier Miranda, presidente de una fundación que ha dejado de tener capacidad para nombrar un representante en el consejo de CaixaBank. Y que por ello perderá en los próximos meses su condición de fundación bancaria y dejará de estar sometida a la legislación estatal que ahora la ampara. Pasaría, tal y como avanzó hace ya unos meses Manu Ayerdi, a estar regulada la Ley Foral 2/2014 que, entre otras cuestiones determina que el control corresponde al Parlamento de Navarra, así como el nombramiento de sus patronos.

"No buscamos una emancipación, ni perder la conexión y la vigilancia pública, pero creemos que esto se podría garantizar mediante los estatutos o incluso mediante la Ley de Fundaciones, que siendo una fundación ordinaria se respete esa peculiaridad de Caja Navarra", respondió Miranda, quien insistía en que es el momento de abordar la definición jurídica de la entidad. Tanto por la previsible pérdida de la condición bancaria como por la renovación del patronato, que deberá abordarse durante el próximo verano.

En su intervención Miranda insistió que las condiciones que se dan hoy nada tienen que con las de 2014 que dieron origen a la ley. Ha reconocido así la alarma social que generó la desaparición de Caja Navarra como entidad financiera con centro de decisiones en la Comunidad Foral, pero añadió que, desde entonces y sobre todo a partir de 2017, con el nuevo patronato y la aprobación de un plan estratégico, la entidad ha desarrollado una labor que merece el reconocimiento de la sociedad. "Somos vistos como una institución solvente" que cumple con la misión marcada en sus ejes estratégicos, con atención preferente a las personas vulnerables iniciativas solidarias y apoyo a las labores de investigación. "Hoy nos perciben como útiles y como una referencia y estamos reconocidos como la fundación bancaria más transparente".

La absorción de Bankia por parte de CaixaBank, que diluye la participación de Caja Navarra en la entidad catalana (53,6 millones de acciones), así como los ocho pasados ya desde la integración de Banca Cívica harán que en 2021, posiblemente a partir de marzo, dejen de existir los condicionantes que la convierten en una fundación de carácter bancario. Una vez que esto suceda "no existirá ninguna particularidad por la cual deba sujetarse a un régimen normativo diferente al resto de entidades con las que comparte naturaleza jurídica".

Todo ello la dejaría bajo el control de la ley 2/2014, que no ha tenido en estos años sujeto de aplicación y que fue aprobada específicamente para regular la fundación Caja Navarra. "Es inservible, ya lo era en su momento", explicaba Juan Luis Sánchez de Muniáin, portavoz de Navarra Suma en esta materia y entonces en UPN, que rechazó esta ley.

El resto de grupos, con sus matices, mostró mayores recelos a la propuesta de la Fundación Caja Navarra. Y rechazo derogar de buenas a primeras una ley que contó en su momento con el apoyo de los grupos entonces en la oposición, incluido el PSN. Arantxa Izurdiaga, de EH Bildu, señaló que la pérdida de la condición bancaria le parece una buena noticia. "Devuelve a Navarra la competencia y la capacidad para regularla", explicaba antes de resumir las tres opciones que tiene por delante Fundación Caja Navarra. "Convertirse en una fundación ordinaria, cuando no nos parece lo sea; convertirse en una institución de carácter público o quedar regulada por la ley foral, lo que fija el control del Parlamento de Navarra".

Ahora fundación bancaria. En estos momentos, Fundación Caja Navarra es una fundación de carácter bancario, cuyo protectorado recae en la consejería de Economía y Hacienda. Cinco de los nueve miembros son nombrados por el Gobierno y tres por el Parlamento de Navarra. El noveno, por el Ayuntamiento de Pamplona.

A partir de ahora. Una vez que Fundación Caja Navarra pierda su condición de fundación bancaria pasará a regirse mediante la Ley Foral 2/2014, que hasta ahora no ha sido de aplicación para nadie pero que fue preparada específicamente para ella. ¿Qué significa esto? Sobre todo que el nombramiento de los patronos correspondería al Parlamento de Navarra, así como el control de la fundación. La entidad entiende que esto puede suponer un problema a la hora de gestionar con agilidad la fundación y ocasionar problemas de buen gobierno corporativo.