Las sucursales cerradas forman ya parte del paisaje urbano de Navarra. Con sus antiguos escaparates opacados por pintura blanca, sin los logotipos que un día las distinguieron, son el ejemplo vivo de la digitalización imparable de la economía. Y 45.000 navarros viven en un municipio sin acceso directo a los servicios financieros.

La oficina ha sido sustituida por el teléfono móvil; los trabajadores de ventanilla, por gestores personales que atienden por teléfono. Las citas presenciales se reservan únicamente para aquellas operaciones de mayor valor: una hipoteca, un nuevo fondo de inversión, un seguro.

En total, la banca ha cerrado en Navarra en los doce últimos años 267 oficinas, el 37,1% de las que tenía en 2008, el año que fija la inflexión de un sector que vive un repliegue físico y un despegue virtual. La red ha pasado de 719 a 452 oficinas, después de que en el último año cerraran otras ocho sucursales. La cifra ya ha crecido a lo largo del primer trimestre del año y una de las últimas agencias en desaparecer, la que poseía CaixaBank junto a la plaza del Ayuntamiento de Pamplona, es hoy apenas un borrón en una sucesión de locales comerciales no ajenos a las dificultades.

La entidad dirigida hoy por Gonzalo Gortázar y presidida por José Ignacio Goirigolzarri, heredó una extensa red de oficinas de Caja Navara en 2012 y, desde entonces, ha ido concentrando sucursales, apostando por los locales más amplios y potenciando la relevancia de la oficina central de Carlos III en Pamplona, que asume un número creciente de clientes. El cierre de este último local deja a CaixaBank sin oficina en el Casco Viejo de Pamplona: mantiene de momento la del Paseo de Sarasate, donde un día estuvo la sede central de la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona.

Con 147 oficinas (dos de ellas de Bankia), CaixaBank sigue siendo la entidad con mayor presencia en La Comunidad Foral, si bien la suma de Caja Navarra y la Caixa en 2008 dejaba el listado total en más de 220 puntos de atención. La reducción ha sido común a la mayor parte del sector financiero, que en 2021 prevé dar un nuevo y relevante ajuste. El recorte de 2020 ha sido el menor de los 12 últimos años, pero solo en los dos últimos meses Santander preveía la desaparición de nueve oficinas pequeñas (Huarte, Burlada, Noáin, Barañáin, Marcilla, Larraga, Caparroso, Urroz Villa y avenida de Zaragoza, en Pamplona).

Terceros por la cola

Solo con este ajuste, al que se sumará seguramente el de las oficinas de Bankia, ya se superaría el recorte de 2020. Sabadell tiene también planes de cierre no especificados -el fracaso de la absorción por parte de BBVA obliga a un plan de ajuste igualmente importante- y solo las cooperativas de crédito, con algunos ajustes, mantienen una red similar. Laboral Kutxa no ha sido ajena en este tiempo a esta política de reducción en la red: su sede central en Pamplona, ubicada en Yamaguchi, se ha trasladado a un emplamiento de menores dimensiones en el paseo de Sarasate, justo encima de una de sus oficinas principales.

El ajuste en la red de oficinas ha profundizado además una brecha que ya dividía a los ciudadanos en función de su lugar de residencia. En la actualidad, unas 45.000 personas viven en Navarra en localidades sin acceso directo a una entidad financiera, una cifra que se concentra según el Banco de España, en 147 municipios, en general de pequeño tamaño o dispersos en pequeños núcleos.

La cifra puede resultar pequeña, pero ilustra una realidad que en Navarra afecta a un porcentaje de población superior a la media. Solo en Castilla y León (15%) y Cantabria (10%) un porcentaje superior de habitantes reside en este tipo de localidades, que en muchos casos cuenta con un acceso muy deficiente a fibra óptica, algo que complica el acceso a los servicios de banca móvil.

Todo indica, además, que el ajuste en la red de oficinas puede continuar en los próximos trimestres. con un 37% de reducción Navarra figura entre las diez provincias que han experimentado una menor reducción, muy lejos de la realidad de Catalunya, donde han desaparecido casi seis de cada diez sucursales. Junto a ello, sigue siendo uno de los territorios donde el tamaño medio de las sucursales es más pequeño, con 4,8 trabajadores por oficina, lejos de los 15,9 de Madrid o los siete de la Comunidad Autónoma Vasca.