esulta complicado consultar documentación de empresas que han sufrido un cierre, ya que muchas de ellas no acostumbran a archivarla tras padecer este proceso; incluso, suelen abandonarla en el edificio que albergó su actividad. Por ese motivo, aunque esa compañía deja la huella de su paso por unas instalaciones determinadas, no es sencillo componer el puzzle de su historia al faltar numerosas piezas.

Víctor Manuel Egia, cofundador de la sociedad Iturralde y estudioso del patrimonio industrial de Navarra, recuerda que mucho de ese papeleo acaba en contenedores o quemado en hogueras por personas que ocupan esos espacios.

En un recorrido por Pamplona y su Comarca conviven edificios que albergaron negocios prósperos en su época, pero que han terminado abandonados y declarados en ruinas para su demolición; aparecen otros proyectos frustrados por el estallido de la burbuja inmobiliaria de 2008, que padecieron un saqueo o que pasaron a pertenecer a la inmobiliaria de una entidad financiera al no afrontar sus promotores la deuda contraída con el banco; otras naves solo han sido el resultado de una inversión para posteriormente sacar un rendimiento; y en otros casos la superficie se pone en venta o en alquiler porque la empresa que allí operaba decide trasladarse a otra zona más estratégica.

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De entre las más deterioradas y en un estado de abandono se encuentra una planta de hormigón y de machaqueo de ofita (roca usada como material para las carreteras), ubicada en un alto entre el barrio de San Jorge y Buztintxuri, junto a la cárcel de Pamplona. Además, la rotonda que se sitúa a pocos metros de este lugar la denominan Ofitas. Varios carteles con un número de teléfono publicitan que esos terrenos se encuentran a la venta. A unos dos kilómetros de este lugar, en el polígono Sector Mogotes de Artica (Ayuntamiento de Berrioplano) se alza un edificio tapiado de estilo vanguardista, de fachada naranja, destinado a oficinas. Pero la crisis de 2008 truncó cualquier plan y acabó desvalijado su interior. “No queda nada, solo la estructura”, explica el alcalde Raúl Julio Bator. El consistorio está dispuesto a cambiar el uso de esta superficie para que pueda acoger otra actividad para que revitalice la zona. “Existe la posibilidad de que pueda abrirse en este lugar una residencia de mayores”, destaca.

A poca distancia de este polígono, desde la ronda norte se divisa un cartel en la azotea de un edificio de oficinas, con el nombre de dos empresas desaparecidas en la anterior crisis que estalló hace 13 años, la constructora IC y la tecnológica Incita. Todavía en los buzones se lee el nombre de estas firmas. Ya en la carretera entre el polígono Areta y Olaz, surgen las instalaciones de la quebrada harinera de Huici Leidan, distribuidas en dos parcelas, una perteneciente al término municipal de Huarte y la otra al del Valle de Egüés.

Esta empresa presentó concurso voluntario hace ocho años, y sus instalaciones no han tenido el mismo destino: una parte se derribó y ahora ha quedado un solar que ofrece la inmobiliaria Solvia; y la otra mitad, en la que se encuentra el inmueble en el que residía la familia Huici Leidan ha sido vendida por un euro a un particular, informan fuentes del consistorio. En cambio, el edificio situado en el término de Olaz, habilitado como laboratorio, se transformará en un espacio para grabar series y anuncios desde 2022, indican fuentes oficiales. En Noáin, desde hace 14 años las instalaciones de la malograda Mepamsa esperan que algún proyecto industrial o residencial ocupe este espacio. “Varias iniciativas privadas han llegado al Ayuntamiento, pero ninguna ha cuajado. Ahora mismo podría ser una iniciativa residencial para la venta y alquiler de inmuebles. El Consistorio trabaja en la modificación urbanística para dar uso a este terreno”, explica el alcalde, Sebastián Marco.

En Burlada, la primera edil, Ana Góngora, también relata que la parcela en la que descansa el edificio del secadero de Embutidos Ciganda formará parte de un plan en el que se proyectan viviendas. Previsiblemente este año se darán nuevos pasos en relación a estos inmuebles, aunque todo está en una fase muy incipiente.

En el polígono Errekaldea de Beriáin hay naves de empresas fallidas, pero una de ellas parece que va a reanudar la actividad, ya que su primer edil, José Manuel Menéndez, anuncia que ha llegado al consistorio la solicitud para que en una antigua planta de hormigón se reinicie este negocio.

En el itinerario que ha cubierto este periódico en Pamplona y Comarca se ha topado con hasta 22 edificios vaciados , como aquellos que clausuraron por el fracaso del negocio; o los que no celebraron ni la apertura porque les engulló la crisis de 2008. Miles y miles de metros cuadrados construidos que carecen de ocupación en polígonos industriales y dentro de estas localidades.