Octubre fue un soplo de normalidad. El primero en mucho tiempo de miedo y restricciones que habían atenazado la vida diaria y el mercado de trabajo en Navarra. Con el regreso del curso escolar, la vuelta del ocio nocturno y los aforos completos, la pandemia en fase de control gracias a las vacunas y a pesar de las crecientes incertidumbres energéticas y de abastecimiento, los datos laborales respondieron a lo esperado y dejaron uno de los mejores meses de octubre de la serie histórica.

Cayó el paro a un ritmo mas que relevante. Y esta es una muy buena noticia, porque, por primera vez desde marzo de 2020, el desempleo se sitúa en niveles muy próximos a los de 2019. En estos momentos Navarra tiene apenas 290 desocupados más que hace dos años, si bien la cifra actual sigue siendo demasiado alta y refleja las dificultades de un grupo relevante de población para encontrar trabajo. Existe un desajuste creciente entre las demandas de las empresas, que requieren de unos perfiles determinados, y la cualificación de miles de personas en desempleo.

Porque en octubre el paro acumula ocho meses consecutivos de caídas, un hecho prácticamente inédito en un indicador que tiene mucho de estacional. Que suele caer con fuerza en primavera y verano y que alterna después meses buenos y malos. Esta vez todos los vientos soplan en la misma dirección. Y a la tradicional pujanza del sector educativo, que ha incorporado casi 1.500 nuevos asalariados, se han sumado la hostelería, el ocio y los espectáculos, y la industria manufacturera, de la mano sobre todo de un sector agroalimentario que sigue ensanchándose. El fin de las vacaciones y el control de la enfermedad se dejan sentir en cambio en la salud, de donde salen cientos de trabajadores.

El otro gran indicador coyuntural de la pandemia, el de los trabajadores afectados por un ERTE, también parece encaminarse hacia su práctica desaparición. Quedan ya menos de 1.400 personas reguladas de manera temporal y octubre ha visto cómo casi 600 personas salían de esta situación, de tal manera que apenas ya el 0,5% de la población trabajadora de Navarra se encuentra en esta situación.

Todo ello contribuye a que los datos de empleo globales se sitúen en máximos históricos y se aproximen a un umbral de 300.000 afiliados, si bien el dato admite algunas objeciones que refleja la Encuesta de Población Activa. En esta cifra tiene hoy un mayor peso el empleo público que hace 13 años y tampoco la calidad del empleo es parecida. El número de contratos temporales y parciales es muy superior, por lo que el número de horas trabajadas y los salarios no se recuperan a la misma velocidad.

Estos dos años de pandemia han contribuido a transformar el empleo. Y no todas las actividades han logrado recuperarse. La hostelería sigue lejos de sus niveles de ocupación de 2019, el mejor año de su historia, mientras que las actividades educativas, sanitarias y asistenciales continúan creciendo a buen ritmo.