Gerardo Pérez Giménez, propietario de una empresa concesionarios con seis marcas entre Jaén y Granada, es el presidente de Faconauto, patronal que agrupa en España a 2.252 empresas, con 152.000 personas trabajando (unas 1.500 de ellas en Navarra). Ha visitado Pamplona en unas jornadas sobre el sector que han mostrado la complejidad del momento para un sector al que la digitalización también está golpeando. y donde el cambio de modelo está provocando los primeros cierres.

¿En qué situación se encuentra ahora mismo el sector?

-Vivimos un momento convulso y complicado porque la situación sanitaria no está todavía solventada, porque el momento económico es difícil para el país y para Navarra. Pero los concesionarios en general somos empresas saneadas, que hemos cogido músculo y tamaño y estamos solventando estos dos años de una manera brillante. Este, aunque las ventas hayan bajado, no va a ser tan complicado desde el punto de vista de la rentabilidad y vamos a poder seguir trabajando para mantener el empleo en Navarra y en España.

Se anuncian, sin embargo, cierres, síntoma de que algo cambia

-Se está produciendo un fenómeno de concentración importante, el concesionario necesita tamaño, al igual que el resto de empresas. Y aquí tenemos muchas pymes pequeñas a las que les cuesta sobrevivir. Pero otros problemas están motivados por decisiones de los fabricantes, que han cambiado el modelo de distribución y no dan alternativa a la empresa para salir de una manera complicada. No están dado la opción de reconvertirse, manteniendo por ejemplo el negocio de postventa. Pero salvo casos puntuales, la red está haciendo los deberes y también la mayor parte de los fabricantes.

Hay quien alerta de que solo van a sobrevivir los grandes y los más pequeños...

-Lo que no puede ser es que se nos quede un país de grandes empresas y autónomos. La riqueza de un país debe provenir de sus pymes de 10, 15, 20 empleados bien pagados y bien cualificados. Pero para ello la empresa debe tener facilidad para poder contratar, para formar a sus trabajadores y reconvertirse. La clave de la empresa es crecer. Hay mucho trabajador de 50 años que no puede verse expulsado del mercado de laboral. Estaría bien que hubiese ayudas para reconvertirlos.

Los clientes tienen que esperar hasta ocho meses para recibir su coche. ¿Cuándo va a cambiar esto?

-Nunca lo hubiéramos podido pensar, antes incluso los fabricantes nos mandaban más de lo que necesitábamos. El Covid ha cambiado las reglas y la forma de fabricar muchos productos. Ha cambiado el mundo. Las fábricas pararon en 2020 y las compañías de multiprocesadores tuvieron pedidos de los fabricantes de ordenadores, tablets€ La explosión del teletrabajo también contribuyó a ello. Esto se recuperará en el verano del año que viene, pero hoy el cliente tiene que esperar más de lo que es lógico.

¿El cliente lo está entendiendo?

-Sí. Los datos de matriculaciones no se corresponden con los de pedidos, hay más pedidos en cartera y estamos trabajando muy intensamente para atender esos pedidos con la mayor brevedad.

¿Los calendarios de descarbonización generan incertidumbre y retraen ventas?

-En todo esto hay confusión y hay que aclararlo. La Comisión Europea lo que dice es que a partir de 2035 no se puedan fabricar coches de combustión y que a partir de 2050 no se puedan utilizar. Por lo tanto quien compra hoy un coche de combustión tiene 29 años para poder utilizarlo. El problema es que hay un cargador en un pueblo de Navarra que lleva dos años para recibir la autorización pública. La mayor parte de los que se instalan llevan una tramitación de entre 12 y 18 meses. Esto no tiene ningún sentido si queremos tener 4.500 cargadores en Navarra y ahora hay 140. Además, estos coches están fuera del poder adquisitivo de una parte de la población. Con lo cual el ciudadano medio va cada vez con un coche más viejo, más inseguro y más contaminante.

¿Cree en el coche eléctrico?

-Sí, absolutamente. Pero no creo en los pasos precipitados, en esta transición ecológica a martillazos que se está imponiendo. Creo en las cero emisiones y en un medio ambiente más limpio. Yo les digo a los políticos que mis hijos respiran el mismo aire que el suyo. Pero no tengo tan claro que el consumidor medio pueda adaptarse a esta transición ecológica y a esta velocidad. En Holanda se venden muchos coches eléctricos, pero su renta es de 46.000 euros, el doble que en España.

El eléctrico se estropea menos. ¿Cómo afectará a la postventa?

-El eléctrico tiene muchas menos piezas y está claro que, al margen de la batería, que estará garantizada, va a tener menos averías. Pero lo asumimos. Va a ser una postventa mucho menos compleja para el cliente y además entra en juego la conectividad. Cuando con 5G los vehículos vayan solos, algo que es un hecho, habrá que adaptar la legislación y habrá desde luego muchos menos golpes y reparaciones de las carrocerías. Lo que tenemos que hacer es reconvertir nuestra empresa, nuestro negocio y nuestra gente.

¿Va a seguir creciendo la venta de coches por internet?

-Hay que estar donde el cliente quiere estar, ser omnicanal. Físico, digital o combinado. Pero yo creo que el cliente va a venir a ver el coche en el 95% de los casos, lo va a tocar, se va a sentar. Y es muy recomendable, además. Uno no está igual de cómodo en cualquier coche. La parte física de la entrega es muy importante. Hoy ya no se hace una entrega, se hacen dos, porque el coche incorpora tanta tecnología que es necesario volver al concesionario para solventar dudas.

¿Saben los fabricantes qué quieren hacer con los concesionarios?

-El fabricante se tiene que aclarar. Hay quien está recibiendo cartas de cancelación del contrato de concesión. Pero hay otros fabricantes que están tratando de ir de la mano con los concesionarios para hacer el cambio de forma ordenada. Un fabricante no puede entregar un coche en Estella y luego atenderlo. Necesita un empresario local. Lo que no puede es pretender tenerlo para unas cosas y no para otras.