La pandemia, con una avalancha de ERTE y un incremento del paro, ha agravado aún más el déficit del sistema público de pensiones, que se basa en el pago de cotizaciones sociales a cargo de las empresas y los trabajadores. Y, según este cálculo, solo tres comunidades estarían condiciones de hacer frente a ellas con sus propios recursos: Madrid, Murcia y Baleares.

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Navarra pudo hacerlo hasta hace aproximadamente una década, pero su sistema entró en números rojos durante la crisis del empleo y no ha logrado recuperarse desde entonces. Antes de la pandemia, el Seguridad Social recaudó en Navarra vía cotizaciones sociales 240 millones de euros menos de lo que pagó en pensiones: 2.106,5 millones de euros.

La tendencia, sin embargo, no era favorable y mostraba que, sin un incremento sensible en el número de cotizantes, resultaría imposible alcanzar un punto de equilibrio que en estos momentos se encuentra lejos. Navarra cubre con las cotizaciones alrededor del 70% de sus pagos, prácticamente la misma relación que en el conjunto del Estado. La CEOE calcula que harían falta dos millones más de puestos de trabajo para equilibrar las cuentas, en torno a 30.000 empleos más en la Comunidad Foral.

Con una mejor posición de partida que Navarra, además de Madrid, Murcia y Baleares, estaría Canarias, sobre todo por el superior volumen de población joven y por unas pensiones muy reducidas, además de Catalunya, mientras que son las comunidades más envejecidas, incluso las más prósperas, las que recaudan muy por debajo de lo que necesitarían para pagar sus propias pensiones, habitualmente además más caras.

Es el caso de la Comunidad Autónoma Vasca, que apenas ingresa el 57% de lo necesario. La situación refleja una composición todavía más desequilibrada en el resto de la cornisa cantábrica, con Asturias como el territorio que menos recauda: un 36,6% de lo que posteriormente distribuye en pensiones.