La sucesivas oleadas del virus no han impedido que el empleo regrese a una cierta normalidad. 2021 fue una buena prueba de ello y Navarra cerró el ejercicio con 9.500 puestos de trabajo creados, una cifra que figura entre las más elevadas de lo que va de siglo, pero con un descenso muy inferior el número de desempleados.

Navarra sigue contabilizando 31.800 personas en paro (2.400 menos que a finales de 2020), una caída muy suave, que deja la tasa de desempleo justo por debajo del 10% (9,93%) y que deja una dato hasta cierto punto inquietante. El mercado laboral necesita generar cuatro puestos de trabajo para sacar a una desempleado de las listas.

¿Por qué? En parte por el aumento de la población activa (hay 4.500 personas más en disposición de trabajar que hace un año), pero también por la precariedad rampante. Hay 46.600 personas trabajando en Navarra a tiempo parcial, 6.500 más que hace un año. La tasa de temporalidad sigue en 24,6% y supera el 28% en el caso de las mujeres.

Navarra termina en cualquier 2021 como la tercera comunidad con menor tasa de paro, justo por detrás de la Comunidad Autónoma Vasca y Aragón. Una situación de privilegio, pero que no oculta una cierta pérdida de ventaja respecto a la media español. El diferencial en tasa de desempleo se ha estrechado hasta los 3,5 puntos y nuestros indicador es hoy muy similar al de la mayor parte de las comunidades de la mitad norte española.

Especialmente positiva en el último año es la evolución de la tasa de paro femenina, que se sitúa en el 8,39%, tres puntos por debajo de la masculina y la segunda más baja entre todas las comunidades.

Según la EPA, el crecimiento en el empleo en 2021 se sostuvo en tres actividades principales: la industria manufacturera generó 4.100 empleos, prácticamente los mismo que recuperaron el comercio y la hostelería y los que generó el sector público.

Esta última tendencia, que se ha intensificado durante la pandemia -reforzar las plantillas de salud y de educación se ha convertido en una obligación- viene sin embargo de lejos. El sector público gana peso en el conjunto del empleo, algo que no tiene que ser necesariamente malo. Sin embargo, oculta una cierta falta de dinamismo del empleo privado. A día de hoy, Navarra, que presume de haber recuperado niveles de empleo previos incluso a la crisis de 2008, tiene unas 20.000 personas menos trabajando en el sector privado que antes del estallido de la burbuja inmobiliaria.

Menos personas trabajando, por tanto, para sostener un sector público que, algo lógico en una sociedad del bienestar, cada vez consume más recursos.

La mejoría en el empleo ayuda también a evitar situaciones comprometidas en los hogares. En la Comunidad Foral hay un total de 262.800 hogares, de los que 189.000 tienen algún miembro activo (ocupado o parado) y el resto, 73.900 hogares, no tienen a ningún miembro en situación de activo. Mientras que 13.900 hogares en Navarra tienen a todos sus miembros activos en paro, son 1.400 menos que los registrados en el mismo periodo de 2020.