“Esto se veía venir", resume Massimo Cermelli, profesor de Economía de la Deusto Business School, para referirse al descontrol en el mercado de los combustibles. En su opinión, la reactivación económica tras superarse el pico de la sexta ola de la pandemia y el hecho de que la demanda global esté por encima de lo que los productores petrolíferos ofrecen diariamente al mercado están provocando una espiral de precios que va a ser difícilmente contenible a lo largo de 2022.

Cermelli también apunta otras circunstancias que están dentro del encarecimiento general, como la crisis de suministros que está dañando a la industria occidental, así como la depreciación sufrida por el euro el año pasado, que está encareciendo todas las importaciones. Y sin olvidar la progresiva penalización que se va a aplicar a los combustibles fósiles. "La transición energética tiene un coste, y eso se está viendo en las subidas de los carburantes", apunta el docente.

Con los actuales baremos, llenar un depósito de 55 litros cuesta cerca de 86 euros, pero Cermelli no descarta que alcance los 90. Sobre la fiscalidad, el profesor de Deusto Business School advierte de que una de las claves podría estar en modificar el IVA, actualmente en el 21%, tal y como se hizo en el mercado de la luz, donde el Gobierno lo rebajó al 10%. No obstante, subraya, resulta improbable, porque la gasolina no tiene la misma categoría de bien básico que la electricidad para los hogares. "Hasta el ecuador de este año creo que seguiremos en estos niveles de precios, aunque a partir de ahí podrían subir de nuevo porque en verano suele ocurrir", concluye.