El sector público, para aquellos que logran una cierta estabilidad, se ha convertido no solo en un refugio ante las incertidumbres de la empresa o del trabajo autónomo. Hoy es también en Navarra garantía de remuneraciones superiores a la media en buena parte de las ocupaciones, como consecuencia, sobre todo, de la debilidad salarial y la pérdida continua de poder adquisitivo que han registrado los sueldos medios del sector privado durante la última década.

De este modo, la brecha salarial entre lo público y lo privado -lógica hasta cierto punto teniendo en cuenta la alta cualificación de buena parte del personal público- ha crecido alrededor de un 28% desde la crisis de 2008. Hoy, por término medio y en una comparación que agrupa ocupaciones muy diversas, un empleado público cobra en España unos 1.064 euros más al mes que un trabajador del sector privado: 2.884 euros mensuales frente a 1.818 en el sector privado. En 2008, la diferencia entre unos y otros salarios era de unos 830 euros mensuales.

En Navarra, la brecha también existe y también se ha ensanchado desde la crisis de 2008, pero, como sucede con otros indicadores de desigualdad (brecha territorial, de sexo o generacional) lo ha hecho de forma algo más contenida. Si bien con grandes diferencias entre unos sectores y otros, los salarios medios del sector privado se han comportado algo mejor que la media estatal. Sin embargo, su evolución no es equiparable a la media del sector público, donde no solo crecen los salarios, sino sobre todo el número de personas contratadas y ocupadas, con lo que la factura en los presupuestos ha crecido cerca de un 40% en la última década. Desde 2008, y según los datos de la Encuesta de Población Activa, Navarra ha perdido casi 18.000 ocupados en el sector privado, mientras que en el mismo periodo el sector público ha incorporado a unos 9.000 nuevos trabajadores.

La lectura no tiene por qué ser negativa -España y Navarra siguen lejos de la media europea en cuanto al peso del empleo público respecto al total-, pero sí merece una reflexión: un número menor de trabajadores, con sueldos que además pierden poder adquisitivo en términos globales, sostiene con sus impuestos y cotizaciones la mayor parte del sistema público de bienestar y pensiones.

Subida desde 2013

El último informe de retribuciones del Gobierno de Navarra, correspondiente a 2020, confirma el progresivo encarecimiento de los salarios, al situar la remuneración media en la Administración Foral en unos 40.004 euros brutos al año. Son 3.450 euros más que en el año 2013, primer ejercicio del que el Gobierno de Navarra ofrece datos con este nivel de detalle. Esto supone una subida del 9,43% que prácticamente triplica la inflación media acumulada entre junio de 2013 y junio de 2020 y ha permitido recuperar el poder adquisitivo perdido con el recorte salarial de 2010.

Este sueldo bruto supera en unos 12.000 euros la media de toda la comunidad, incluyendo tanto los salarios públicos como los privados. E ilustra las diferencias que se registran también entre empleos de similar cualificación. El convenio del metal, uno de los que mejores condiciones ofrece, registra un salario de unos 23.000 euros para el personal administrativo, unos 6.000 euros menos que la media de lo que perciben los 2.500 administrativos del Gobierno de Navarra.

Las claves

- Rebaja de los niveles de entrada. Aunque los salarios medios registren subidas, las medias esconden realidades muy diferentes. Y una de ella es la de los niveles de entrada en las empresas, que en los últimos 15 años se han reducido en muchos casos. Como consecuencia, los menores de 35 años han visto recortadas sus expectativas para ganarse la vida con un empleo normal. Esto no sucede en el sector público, que ha mantenido y mejorado condiciones.

- La reforma de 2012. Si los salarios públicos recibieron su hachazo en 2010, con un recorte del 5%, los salarios privados han acusado la reforma de 2012 durante toda una década, al aumentar la capacidad de las empresas para rebajar condiciones.