Desde los cinco años Daniel Larraya acompañaba a su padre, del mismo nombre, a la explotación de ovino de carne en Iriso (Izagaondoa), a unos 25 minutos de Pamplona.

Ha crecido entre ganado y eso ha podido servir para que describa de manera diáfana su proyecto de futuro en este sector. Con 18 años explica sus ideas de manera firma y argumentadas: "Sin esfuerzo no hay recompensa: sé que durante muchos años voy a tener que trabajar día y noche para que esta iniciativa cuaje", manifiesta.

El curso de INTIA

Daniel Larraya se presenta como el benjamín de la promoción del curso de incorporación al sector agrario, impartido por INTIA y que ha concluido este miércoles en el hotel Don Carlos, en Huarte.

Los 27 participantes han recibido un diploma de la mano de la directora gerente de esta sociedad pública, Natalia Bellostas, y de la consejera de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, Itziar Gómez. En una sala habilitada para la ocasión, uno de los profesores ha pronunciado el nombre de cada alumno y alumna, que se han ido ausentando del sitio para recoger dicha distinción. Cuando le ha tocado el turno a Daniel, en un gesto de felicitación, sus compañeros y compañeras le han aplaudido y silbado de manera más intensa que al resto. "Acaba el curso pero ahora empieza todo", explica este joven que este año cumplirá 19 años.

Con su padre y hermano

En la explotación de 500 cabezas de ovino trabaja con su padre y su hermano Álvaro, de 21 años y que se instaló en 2022. "Desde los cinco años llevo viendo ovejas todos los días, y me he cansado. Por eso quería seguir en este sector, pero emprendiendo en otro tipo de ganadería, y me he decidido por el vacuno de carne", manifiesta Daniel.

Su proyecto que ha meditado con su familia consiste en comprar entre 100 y 150 terneros, y alojarlos en las instalaciones de Iriso. "Ahora contamos con tres naves de 800 metros cuadrados. Si fuera necesario miraríamos la posibilidad de disponer de otra nave", aclara.

"Acaba el curso, pero ahora empieza todo"

Daniel Larraya - Ganadero

Este ganadero hace hincapié en el problema de carecer de pastos en Navarra. "Está complicado, por lo que tendremos que llevar los terneros a Burgos, ya que en esta provincia hay pueblos que ofrecen pastos. Estarían los terneros allí un periodo determinado, posteriormente regresarían a Iriso donde engordarían antes de la venta", concreta. Además, elegirán unos pocos para alimentar hasta convertirse en bueyes.

"Quien no arriesga, no gana"

El paso por el curso le ha servido para aprender sobre contabilidad, riesgos laborales o fitosanitarios, entre otras materias. Pero resalta que "al sector se le exige cada vez más burocracia y papeleo", para lo que necesitan "ayuda externa".

Daniel es consciente de que hay que estar pendiente de la actividad ganadera los 365 días. "Muchos años tendré que trabajar día y noche; pero quien no arriesga, no gana. Si el negocio funciona, de aquí a un tiempo igual puedo contratar a dos trabajadores, por ejemplo, y el reparto de tareas facilita la conciliación laboral y personal", manifiesta. "Sin esfuerzo no hay recompensa", reitera.

Este joven, que vive en Pamplona, muestra ilusión por el proyecto, pero también valora el tiempo libre con sus amistades de la ciudad. Por eso, descarta residir en Iriso. "En Pamplona desconecto del trabajo con mis círculos más cercanos", concluye.