La nómina de pensiones y pensionistas crece mes a mes. Y lo hará con más fuerza durante los próximos años, cuando comiencen a jubilarse los nacidos alrededor de 1960, hito que, en España, marca el inicio de un baby boom que se prolongó hasta mediados de los años 70. En Navarra, el mes pasado se pagaron por primera vez más de 140.000 nóminas a pensionistas, correspondientes a 130.955 personas, dos registros históricos que no tardarán en ser rebasados. 

De hecho, la nómina anual de pensionistas crece en estos momentos a razón de unos 1.600 nuevos pensionistas al año, unos 4,3 cada día. Visto de otra manera, Navarra cuenta en estos momentos con 15.000 pensionistas más que hace una década y 23.000 más que en agosto de 2008, en las semanas previas al estallido definitivo de la crisis económica. En aquel momento, el número de trabajadores en el sector privado era ligeramente superior al actual. Visto de otra manera: los mismo (o incluso algunos menos) soportan con sus impuestos y cotizaciones una nómina de pensiones y de servicios públicos que no ha dejado de engordar en este tiempo.  

Manifestación por los derechos de pensionistas Iban Aguinaga

El ritmo actual de crecimiento no es, en todo caso, el más elevado de los últimos 20 años. Durante la primera década del siglo XXI y al comienzo de la siguiente, el crecimiento llegó a ser mucho más rápido y se superaron los 2.000 nuevos pensionistas cada año. Desde entonces, diferentes factores han atenuado este crecimiento. El final de las prejubilaciones masivas en algunos sectores es solo uno de ellos, al igual que las reformas de 2010 y 2012, que han ido retrasando la edad de jubilación, o que el mayor número de fallecimientos anuales por cuestiones puramente demográficas. Incluso la pandemia deja ver su terrible impacto de muerte en las cifras de pensionistas. Octubre de 2020 es el único mes de toda la historia reciente en el que en Navarra se pagaron menos pensiones que en el mismo mes del año anterior.  

Salvo catástrofe, no está previsto que esto vuelva a suceder en las dos próximas décadas. Por pura demografía. Navarra cuenta con unas 150.000 personas con edades comprendidas entre los 44 y 64 años, cuyo pase al retiro transformará por completo el mercado de trabajo y elevará forzosamente el gasto en pensiones. La nómina mensual de la Seguridad Social en Navarra supera ya los 196 millones de euros y superará los 200 a partir de enero, cuando se aplique la subida (entre el 4% y el 4,5%) prevista por el Gobierno central.

La Comunidad Foral, que como el resto de territorios se encuentra incluida dentro de la caja única de la Seguridad Social, está además lejísimos de poderse pagar sus propias pensiones. Ingresa en cotizaciones a la Seguridad Social unos 500 millones de euros menos al año de lo que se termina pagando. 

El incremento previsto por el Gobierno central elevará la pensión media de jubilación (en estos momentos ronda los 1.548 euros) en unos 60 euros al mes, si bien las subidas serán, lógicamente, muy superiores para quienes perciben la pensión máxima: más de 6.800 personas cobran 3.059 euros al mes y verán su nómina incrementada en más de 120 euros al mes.  E inferiores para buena parte de las más de 62.000 nóminas (el 44% del total) que siguen sin llegar a los 1.000 euros mensuales. 

Otra prestaciones crecerán aún más, tal y como se acordó en la segunda parte de la reforma de pensiones. El Gobierno proyecta que las pensiones contributivas mínimas crezcan un 6,9% en 2024 y que las las no contributivas lo hagan una décima menos: un 6,8%. El Gobierno ha fijado asimismo los incrementos previstos a cuatro años para algunas de las pensiones más modestas.  Así la pensión mínima de jubilación a los 65 años con cónyuge a cargo pasará de 13.527 euros en 2023 a 16.472 en 2027, lo que supone un incremento del 22%. Un mayor incremento, de casi un 30%, registrarán las pensiones mínimas de viudedad con familiares a cargo, que pasan de 12.683 euros este año a 16.472 en 2027. 

Unas subidas que tienen como objetivo mitigar las enormes diferencias existentes en un colectivo muy variado y cuyos números recogen la vida laboral y la casuística de millones de personas. También el impacto de las regulaciones y del devenir económico del país, como refleja la evolución de la nueva pensión media de jubilación, que creció con fuerza hasta el el año 2011 y que, desde entonces, avance con mucha más lentitud. Estancada tras las reformas de 2010 y 2012, volvió a frenarse después de la pandemia y parece subir ahora de nuevo, como consecuencia también del golpe inflacionista.

Todas las previsiones apuntan, por tanto, a que el número de pensionistas seguirá creciendo en los próximos años, a una tasa cercana al 1% anual. Y el Ejecutivo prevé que las pensiones se revaloricen cada año en torno a un 2%. Pocos son los gobiernos que se han atrevido, además, a moderar el gasto del colectivo más numeroso, cuyo peso electoral es muy superior, por ejemplo, al de los jóvenes. Solo en Navarra, el número de pensionistas, multiplica por 10 el de quienes demandan una vivienda pública en alquiler o compra.