La representación de UGT en los comités de empresa del grupo Exkal Marcilla (en Exkal, Exkalin, Foamin y Mis) se concentró este martes junto a la puerta principal, en el que fue el primero de los tres paros previstos de forma consecutiva, para exigir que la dirección se siente a negociar con las organizaciones sindicales y “para romper su inflexibilidad y conseguir un ambiente laboral favorable para la plantilla”, apuntaba su presidente, Daniel Pejenaute. 

Lo que les ha llevado a salir a la calle, contaba, reside en “el hartazgo que tienen los comités con la empresa porque no hay forma de negociar ni de llegar a ningún acuerdo”. “Queremos que se normalice la relación empresa y comité. Ya no son una firma familiar; estamos de media unos 800 trabajadores, tienen un volumen de negocio muy grande y queremos que sigan ampliando, pero crecer tiene que ir de la mano de los trabajadores y trabajadoras, y de los comités”, dijo.

Uno de los problemas, exponía Pejenaute, está en “la regularización de los contratos de los fijos discontinuos así como en su utilización; este verano se ha hecho un uso no muy correcto: se aplica una discontinuidad a finales de julio y resulta que en agosto meten una bolsa de horas que nos ha llevado todo el verano. A esa gente que les llamaron en menos de cinco días les han dejado sin vacaciones. Además no escuchan las peticiones de los trabajadores, como los cinco minutos que queremos quitar del almuerzo para ganar dos días de vacaciones. Nos sentamos a hablar de ello y fue una excusa tras otra; eso no es negociar”, contó.

De momento, y a falta de concentrarse este miércoles y jueves de 13.30 a 14.30 horas, no descartan futuras movilizaciones en las que, eso sí, podría ser que animaran al resto de la plantilla a sumarse. “Somos optimistas, y hemos tenido mucha paciencia. Queremos que la comunicación fluya y aspiramos a mejorar el ambiente laboral; se tienen que abrir a negociar con el comité”, insistió. De esta primera acción reivindicativa se ha desmarcado ELA.