La industria navarra ha concluido 2024 con 88.700 ocupados, según la última Encuesta de Población Activa. Esta cifra récord engloba a asalariados –el 96% del total– y personal autónomo –el 4%–. Los datos arrojan una evolución positiva de este sector que supone el 31% del PIB foral en la Comunidad, ya que se han creado 14.200 empleos en el último año. En una economía que ha crecido a un ritmo del 2,7%.

Si se compara esta encuesta con la afiliación a la Seguridad Social se observa un desfase. La industria manufacturera registró 71.106 cotizantes al concluir el año pasado –entre trabajadores por cuenta ajena y propia–, con un aumento de mil afiliados en los últimos doce meses. Estos 71.106 empleos tampoco se había contabilizado hasta el momento. En ambos casos se habla de que hasta ahora la industria nunca había tenido a tantas personas empleadas. Pero existe una diferencia de 17.600 puestos de trabajo entre la encuesta de la EPA y los datos oficiales de la Seguridad Social.

Según la actividad

Si el nivel de empleo sirve para analizar el estado de la industria en nuestro territorio, el diagnóstico es que en el global el sector goza de buena salud, pero si se evalúa por subsectores, la fotografía cambia. Actividades como el metal están sufriendo la actual revolución industrial marcada por la digitalización y la inteligencia artificial, ya que perjudican un sistema tradicional de trabajo, basado en la mano de obra intensiva.

Ese choque hace peligrar empleos en una actividad muy masculinizada: el 72% son hombres y el 28%, mujeres. La EPA desvela que casi el 19% de los ocupados en la industria suma 55 o más años; el grueso del personal se encuadra en la franja de entre 25 a 54, el 77,4% del total; y el resto, entre los 16 y 24 años, un 4,1%.

Otros sectores, como el agroalimentario o farmacéutico –aunque también requieren de mucho personal– van creciendo y ampliando sus mercados con una mejor adecuación a la transformación. Como ejemplo, las exportaciones de las industrias agroalimentarias aumentan año tras año –hasta noviembre de 2024, a un ritmo del 6,6% interanual–.

Empresas, en el alambre

Sin embargo, otras compañías se encuentran en situaciones delicadas por motivos diferentes, con un futuro incierto para sus plantillas. 

En un breve espacio de tiempo, más de 1.200 empleos directos han quedado en el aire en Navarra por el concurso de acreedores de la carrocera Sunsundegui –que no ha sabido amoldarse a retos que requerían de nuevas tecnologías–; por el anuncio de cierre de la factoría de electrodomésticos de BSH Esquíroz –al argumentar la empresa que ha perdido competitividad, razonamiento que cuestiona el comité–; por el ERE de Siemens Gamesa de 240 despidos –que la mitad pueden producirse en las oficinas de Sarriguren– que entra en su recta final esta semana; o por los 120 puestos de trabajo en el centro productivo de Nano Automotive en Tudela –que estuvo en concurso hace un año, evitó el cierre, pero ahora el comité teme su clausura–. 

Sunsundegui, Nano Automotive y BSH se enmarcan en sectores tradicionales y Siemens Gamesa, en el de renovables que a pesar de la proyección de crecimiento ante un cambio en el modelo energético, el sector atraviesa momentos sensibles, con competencia procedente de fuera de la UE.

Los comités de estas empresas y sus plantillas están defendiendo sus empleos, y en los últimos días se están moviendo para intentar organizar una manifestación en la que van a exigir soluciones a las compañías y a las administraciones para mantener esos puestos de trabajo. Una protesta, en la que quieren contar con el apoyo de la ciudadanía.

Los próximos meses

No obstante la industria afronta un 2025, con marca histórica de empleo, y con la incertidumbre de cómo va a responder Navarra, con su perfil exportador, en el actual escenario. 

Las empresas se encuentran en plena transformación digital y de descarbonización –VW y su empresa auxiliar se la juegan en un año clave–; los datos de las exportaciones de la Comunidad –dependientes de la UE– han avisado a finales de año de un descenso por la debilidad económica de Francia y Alemania, por lo que habrá que esperar a la evolución de las ventas en el exterior; y en este contexto, irrumpe EEUU con el inicio de una guerra arancelaria –los primeros damnificados han sido Canadá, México y China–, que tendrá consecuencias en la economía mundial.

La Comisión Europea presentó el pasado miércoles la Brújula de Competitividad, una estrategia que pasa por aumentar la innovación, potenciar la industria limpia y reducir dependencias externas para ser capaz de competir con EEUU o China. 

La hoja de ruta, de 27 páginas, recoge iniciativas que se organizan en tres pilares: innovación, descarbonización y seguridad económica. La estrategia no prevé nueva financiación concreta, pero insiste en que harán falta fondos tanto privados como públicos.