Los centros de datos se han fijado en Navarra. Y al menos tres empresas del sector contemplan inversiones millonarias en diferentes ubicaciones de la Ribera de la Comunidad Foral. En concreto, las tres compañías plantean levantar seis centros de procesamiento de datos (CPD) que requerirían de una potencia conjunta de 382 megavatios, si bien el sector vive un verdadero boom en los últimos meses, por lo que el número de proyectos presentados podría incrementarse en fechas próximas, si bien es dudoso que todos ellos salgan adelante.

Estos seis centros se ubicarían, según adelantó Navarra Capital y confirmó Diario de Noticias, en localidades como Tudela, Ribaforada, Valtierra y Arguedas. Un enclave que podría beneficiarse así directamente de inversiones millonarias, más de 3.000 millones de euros, así como de una generación de empleo todavía sin definir, pero a fin de cuentas relevante en un área donde la industria agroalimentaria supone la principal actividad económica y que necesita diversificar y apostar por actividades de mayor valor añadido. El sector estima que cada megavatio supone una inversión de unos diez millones de euros.

Los proyectos que han puesto sus ojos en Navarra están dando todavía sus primeros pasos. “Pero el interés de las empresas es real”, explican fuentes administrativas. Las compañías ya han contactado no solo con los ayuntamientos, sino con el Gobierno de Navarra, ante el que han presentado ya garantías financieras, y han solicitado asimismo ante las compañías energéticas y los gestores de redes la solicitud para conectarse a la red eléctrica. Porque sus necesidades son enormes y suponen, por sí solas, casi un 15% de la potencia renovable instalada en Navarra, que se acerca ya a los 2.100 megavatios.

Agua, energía, suelo

Este elevado consumo energético supone uno de los principales escollos para su instalación. No solo por la disponibilidad de energíaNavarra es uno de los territorios que cuenta con instalaciones renovables suficientes para abastecerlo— como por la capacidad de las redes para soportarlo. Necesitan, por tanto, de un permiso de actividad que corresponde al Gobierno central. Su consumo de agua, un bien escaso y que en Navarra ya está generando problemas por la ampliación del Canal de Navarra, también es relevante. Y, junto a ello, la necesidad de suelo también es amplia.

El caso de Aragón es ilustrativo. La comunidad vecina se ha convertido en uno de los destinos principales de los nuevos centros de datos, que requieren de inversiones millonarias, pero también de otros condicionantes. El potencial de España en energías renovables, tanto solar como eólica, ha disparado el atractivo del territorio de un sector que también valora la ubicación. Y la capital aragonesa en un radio de tres horas, cerca del 70% del PIB de todo el país.

La incógnita del empleo

Los nombres de las empresas que promueven estos nuevos centros no han trascendido. Sí se sabe que una de las empresas, la que analiza la posible puesta en marcha de dos centros en Ribaforada y Tudela, tiene su sede en Navarra. Estos centros de datos han solicitado 50 megavatios para cada uno. La misma potencia requerían los tres centros de datos de Valtierra y Arguedas, promovidos por una empresa madrileña, mientras que un consumo muy superior tendría la sexta iniciativa (132 megavatios de potencia requerida), por lo que debería asociarse con un proyecto renovable paralelo.

La creación de empleo que suponen estas instalaciones no está sin embargo clara. Es muy relevante en la fase de construcción, pero se reduce a unas decenas de personas para cada centro durante la fase de operaciones. “Los centros de datos se han ganado, con razón, la triste reputación de crear el menor número de puestos de trabajo por metro cuadrado en sus instalaciones”, afirmaba John Johnson, director ejecutivo del operador de centros de datos Patmos Hosting en un reportaje reciente publicado por The Wall Street Journal.

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Un estudio publicado en febrero de 2025 por SpainDC, titulado Estudio de demanda e impacto de los Centros de Datos en España, señala que el empleo directo en los CPD incluye actividades como la instalación de hardware, monitoreo de sistemas y mantenimiento de infraestructuras, por lo que requiere personal altamente especializado. El empleo indirecto se genera en sectores auxiliares. Por ejemplo, la expansión de los CPD aumenta la necesidad de energía renovable, creando empleos en la industria energética, y también impulsa la demanda de servicios de ciberseguridad y logística. 

 El informe de SpainDC de 2025 destaca que los CPD apoyan sectores como la salud (7% de la demanda), la administración pública (18%) y los servicios financieros (17%), lo que amplía el impacto laboral en estas áreas.