La compañía Aceitunas Sarasa, referente en la producción de aceitunas y encurtidos, ha presentado concurso de acreedores voluntario en los juzgados de lo Mercantil de Pamplona. La medida, que no implica por ahora liquidación, pretende ganar tiempo para reestructurar su deuda y asegurar la continuidad de su actividad.
El anuncio sorprende en un momento de crecimiento comercial: en 2023 la facturación de la firma superó los 28 millones de euros, un 20 % más que el año anterior. Sin embargo, el resultado neto se tornó negativo, con pérdidas superiores a los 4 millones. La presión inflacionaria sobre materias primas y energía, sumada a la imposibilidad de trasladar el encarecimiento de costes al consumidor por la fuerte competencia, terminó por lastrar las cuentas.
Inyección de capital
En un intento de revertir la situación, la empresa inició a comienzos de año conversaciones con sus acreedores para articular un plan de reestructuración. La falta de acuerdo obligó finalmente a recurrir al concurso, aunque la dirección mantiene contactos con potenciales inversores interesados en inyectar capital. El objetivo es sostener el empleo, mantener la producción y reforzar su posición en el mercado.
La compañía navarra, fundada en 1968, confía en que este proceso de reordenación financiera le permita adaptarse al nuevo entorno de costes y recuperar la senda del crecimiento.