En 2015, Glovo se presentó como una aplicación de reparto de comida a domicilio, que comenzó a funcionar con trabajadores autónomos para cubrir ese servicio. Diez años después, y tras sentencia judicial en la que se establece que los repartidos, también denominados riders, son falsos autónomos y debe existir una relación contractual con la compañía como asalariados, comienza un nuevo capítulo, nada sencillo para estos empleados y empleadas.
“El mayor descubrimiento de Glovo consistió en crear un software, y ahora debe comenzar a entender que se trata de una empresa con empleados a su cargo”, explica Pablo Díaz, presidente del comité de Glovo en Navarra, el primero que se constituye en España.
A sus 37 años, este venezolano tomó la decisión de liderar la candidatura de CCOO, que estaba compuesta por 44 repartidores. Díaz suma casi un lustro en esta compañía y califica de “hito” la formación de este comité, que tuvo lugar este lunes, después de celebrar las elecciones sindicales el 10 de septiembre.
En el Tribunal Laboral
Unos 250 riders estaban llamados a votar para elegir a sus representantes sindicales, y finalmente acudieron 116 a la sede del Tribunal Laboral en la calle Nueva, en Pamplona. Este tipo de comicios tienen lugar en los centros de trabajo de cada empresa, pero Glovo carece de un espacio físico en la Comunidad Foral. “Demandamos un local en Pamplona como lugar de referencia para la plantilla, tanto para resguardarse del clima adverso, arreglar su vehículo de trabajo o celebrar asambleas, entre otras funciones”, especifica Pablo, que en su país ejerció de técnico químico en proceso de refinado de petróleo.
El 95% proceden del extranjero
La empresa ha reconocido a unos 250 empleados y empleadas. “El 95% aproximadamente procedemos de otros países, principalmente de Sudamérica, con edades variadas. La mayoría somos hombres, aunque cada vez se van incorporando más mujeres”, explica. Aunque especifica que el comité ha detectado la presencia de más repartidores, por lo que el número puede alcanzar casi los 400 trabajadores que desarrollan esta actividad entre Pamplona y su Comarca. “A diferencia de otras comunidades, la demanda se concentra en la capital y sus alrededores. Por ejemplo, en Tudela apenas hay una veintena de mensajeros”, detalla.
Laudo arbitral
El censo de la plantilla propició la impugnación del proceso electoral por parte de UGT, y en vez de tener lugar las elecciones el 8 de agosto, se retrasaron al 10 de septiembre. Este sindicato alegó que había personas que aparecían en la lista que ya no estaban vinculadas a Glovo. El laudo dictaminó que había que eliminar 52 nombres, y el censo pasó de 276 a 224, y con ello, el número de representantes sindicales descendió de 13 a nueve. La ley estipula que una empresa con más de 250 trabajadores debe contar con un comité de 13.
“Glovo debe comprender que es una empresa con empleados a su cargo, con unos 400 trabajadores en Navarra”
“Nosotros acatamos que esas personas ya no trabajaban para Glovo, pero también insistimos a la compañía en que otras muchas sí están desempeñando esa función en Pamplona sin ser contabilizadas. La empresa contestó que sobre la primera lista iba a eliminar esas 52 personas, sin atender nuestras demandas”, manifiesta Pablo, que sigue reiterando que la parte social debió contar con esos 13 integrantes.
Finalmente, el comité está compuesto por ocho miembros de CCOO –que recibieron 101 votos– y uno de ELA –15 apoyos–.
Encuentro con la dirección
Cuando todavía Pablo Díaz era candidato mantuvo una reunión virtual con la dirección. “Transmitimos que nuestra voluntad es trabajar de manera conjunta con la empresa para mejorar la operativa en la ciudad y avanzar en nuestras condiciones laborales. Pero también, le reiteramos que si no se progresa, tomaremos otras medidas”, cuenta.
Pablo Díaz, en representación del comité y de la plantilla, ya ha solicitado un encuentro presencial con dirigentes de Glovo, que entre este lunes y el miércoles han viajado hasta Pamplona para explicar a los trabajadores y trabajadoras “la migración a una nueva aplicación”.
La parte social reclama negociar un convenio propio o un pacto de empresa. Actualmente, se guían por el convenio estatal de mensajería que data de 2006 y que lleva sin renovarse desde 2016. Además, piden que la empresa asuma el gasto del vehículo, y luchan por la estabilidad laboral de la plantilla, su derecho a las vacaciones, al desempleo e indemnización en caso de despido o a la protección social por enfermedad, maternidad o jubilación.
“Queremos negociar en una mesa de diálogo. No somos personas ingenuas, procedemos de otros países en los que tenemos formación universitaria. Hemos venido aquí y nos ha tocado empezar a trabajar de cero, pero conocemos cómo se manejan estos temas, y seguimos luchando para erradicar estas injusticias”, resalta Díaz. Además, “nos respalda un sindicato de peso como CCOO”, añade.
En breve
Contratos. Durante estos meses, los trabajadores autónomos de Glovo han recibido su propuesta de contrato para ser dados de alta como asalariados en la compañía mediante un correo electrónico. Han detectado errores en el documento contractual, y para subsanarlos, nuevamente los empleados han tenido que comunicarse con la empresa mediante e-mail; y han llegado a esperar hasta dos meses para recibir una nueva contestación. “Esta dinámica es una locura”, dice Pablo Díaz.
Denuncia. Algunos trabajadores han sufrido suspensión de siete días sin empleo y sueldo, con el envío de las causas que pueden darse para aplicar esta sanción, pero si justificar el motivo concreto. La plantilla tiene problemas con las bajas laborales y el reconomiento de antigüedades. “Desgasta que Glovo no demuestre buena voluntad para buscar soluciones”, dice.
Dos jefes de flota
“Glovo debe resolver la situación laboral de sus trabajadores, ya que esa condición irregular afecta a sus indicadores y a su reputación frente a la competencia, con la consiguiente pérdida de dinero y repercusión negativa en sus resultados”, resalta.
Pamplona dispone de dos jefes de flota, que recogen incidencias, que las envían a sus superiores, sin capacidad para adoptar decisiones con el comité. “Sufrimos una gran burocracia”, destaca Díaz.
Según los cálculos de este comité, por número de asalariados y asalariadas en plantilla, Glovo pasa a formar parte de las compañías más empleadoras de Navarra. Según el Directorio de Empresas, solo 69 de las 38.996 compañías navarras suman 250 o más trabajadores.