Llega la hora de hacer la compra. Vamos al súper con nuestra lista perfectamente detallada y con la intención de no salirnos ni un ápice, pero no contamos con que el neuromarketing ya ha decidido por nosotros. Los responsables de las grandes superficies conocen a la perfección nuestra mente consumista y tienen muy claro cuál es la mejor ubicación de los productos para incrementar las ventas.

Las grandes superficies usarán todo tipo de trucos para llamar nuestra atención, para que compremos mucho más de lo que tenemos previsto. El tamaño del carro y su complicada conducción, la anchura de los pasillos, la distribución de los productos, el lugar que ocupan en las estanterías, la asociación del color rojo con las ofertas... son algunos aspectos a tener en cuenta cuando ponemos un pie en el súper.

Las estrategias utilizadas por los supermercados son de lo más variadas. Aquí te mostramos algunas:

1-Carros muy grandes o cestas muy pequeñas. A veces el súper no nos ofrece mucha alternativa. Ante el miedo a quedarnos sin espacio, tendemos a coger el carro grande y, como en él cabe de todo, nos andamos con menos contemplaciones a la hora de llenarlo.

2-Carros difíciles de manejar. Para desesperación de muchos, hay carros que resultan ingobernables. Es todo un logro avanzar con ellos. Tienden a irse hacia la izquierda por lo que tenemos que emplearnos a fondo con la mano izquierda para centrarlos. Esto nos deja la mano derecha libre para coger los productos. La mayoría de la población es diestra y es más propensa a comprar los productos que están en las estanterías de su derecha.

3-Los productos básicos, dispersos. El hecho de que productos habituales en la cesta de la compra como los huevos, la leche, el pan, el azúcar... estén distribuidos por todo el súper nos obliga a recorrer todo el comercio con lo que es más fácil que acabemos comprando cosas con las que no contábamos. Además, suelen estar colocados lejos de las cajas para que tengamos que recorrer todo el súper para hacernos con ellos.

4-Los productos frescos, al principio. Enseguida nos sentiremos atraídos por el color y por la presencia de las frutas y las verduras. Jugar con la luz y darles un aspecto fresco, como de recién cogidas del campo, las hace más apetecibles. Meter estos alimentos saludables en el carro en primer lugar parece que nos da licencia para caer después en la tentación de otros productos que no lo son tanto. La carnicería y la pescadería suelen tener un fondo blanco para dar más sensación de frescura a sus productos.

5-Todo al rojo. Generalmente asociamos los descuentos con el color rojo, pero no quiere decir que esto se cumpla en todos los casos. Debemos tener cuidado y comprobar que realmente el producto está en oferta.

6-Ubicación de los productos. Los más caros estarán colocados a la altura de los ojos, aproximadamente a 1,60 de altura; los infantiles, a la altura de los niños, y los más baratos, en las estanterías más bajas, donde nunca miramos. También es habitual que los súper cambien los productos de sitio para que mientras tratamos de encontrarlos nos fijemos en otros.

7-Sin ventanas. Los súper no suelen tener ventanas para que el cliente no se distraiga y para que no sea consciente del paso del tiempo. Mientras compra, es ajeno a todo lo que ocurre en el exterior.

8-Zona de cajas. Nunca faltan los productos en la zona de las cajas. Pilas, chicles, caramelos, galletas... suelen estar allí. Mientras esperamos en la cola los miramos de reojo y al final, no se sabe bien cómo, acaban en nuestro carro.

9-La anchura de los pasillos. Suele estar pensada para que puedan cruzarse dos o tres carros. En caso de atasco, tendremos más tiempo para fijarnos en otros productos.

10-Precios psicológicos. Los precios no suelen ser cifras redondas, sino que acaban preferentemente en 5, 7 o 9 para parecer más baratos y dificultar las comparaciones con otros productos similares. Precisamente, lo recomendable es comparar precios, pero no siempre es posible. Casi siempre vamos con prisa y las etiquetas no nos ayudan mucho. Unas nos dan el precio por kilo, otras por 750 gramos, otras por 250 gramos... En fin, un lío.

11-Aromas que abren el apetito. La zona destinada a panadería y bollería suele estar situada en un lugar estratégico. Al pasar por él, el olor que desprenden los productos recién horneados abrirá nuestro apetito y nos hará consumir más.

12-Baldosas pequeñas. El ruido del carro nos provocará la sensación de que estamos caminando demasiado deprisa. Esto nos hará reducir el paso y así podremos ver más detenidamente los productos que hay en las estanterías.