Al realizar un balance de este 2023 desde el punto de vista de la industria agroalimentaria, la lectura que podemos extraer no es muy diferente a la de años anteriores. Hemos vivido doce meses complejos, en los que, una vez más, el escenario inflacionista ha marcado mucho el desempeño de las empresas de nuestro sector. Las subidas de costes han continuado consolidándose y eso ha afectado, sin duda, a todos los eslabones de la cadena agroalimentaria. Tampoco podemos obviar el difícil contexto internacional a nivel socioeconómico, que, indudablemente, ha hecho mella en un sector que tiene una vocación netamente exportadora.

Si nos centramos en cómo ha transcurrido este 2023 para CNTA, estamos en disposición de volver a hacer un balance positivo. Otra vez hemos experimentado un año expansivo y es algo de lo que sentirnos satisfechos teniendo en cuenta el contexto global que hemos mencionado. Es cierto que hubiésemos preferido alcanzar una mayor velocidad en nuestra estrategia de crecimiento y de puesta en marcha de iniciativas de impacto. Aún así, nuestros indicadores han sido positivos, creciendo en actividad y número de socios.

También hemos podido avanzar en proyectos que generan un gran aporte de valor y diferenciación para nuestro centro tecnológico. Uno de ellos es el hub de innovación EATEX, que ha cumplido en noviembre un año de andadura. Aunque seguramente su consolidación llegue a lo largo de 2024, está claro que nos posiciona en nuestra vocación de impulsar la transferencia de tecnología a la industria agroalimentaria. El hub es una herramienta con la que podemos acompañar a las empresas en sus estrategias de innovación y que nos permite una mayor implicación como centro tecnológico.

La integración con FUDin, centro tecnológico que opera desde La Rioja, va a ser quizás nuestro gran hito del próximo año. Para mí, esta unión de fuerzas entre ambas entidades para crear el primer centro tecnológico privado especializado en el sector agroalimentario de España, ejemplifica el priorizar los intereses de la industria y saltar así barreras territoriales. Vamos a trabajar para explotar todo lo positivo que existe en cada una de las dos organizaciones y hacer que la suma de ambas sea ganadora.

En 2024 también veremos el inicio de la ejecución de los proyectos de Spain Food Valley, la agrupación de 17 empresas que coordinamos desde CNTA y que va a contar con la financiación del PERTE Agroalimentario. Como ya hemos detallado en otras ocasiones, estos proyectos multisectoriales, algunos de ellos colaborativos, van a permitir mejorar la competitividad de empresas del sector agroalimentario en áreas como la digitalización, la trazabilidad o la sostenibilidad, entre otras. Un impulso que conecta con nuestro propósito de transformar el futuro de la alimentación.

No podemos olvidarnos de otros abordajes importantes para CNTA de cara al próximo año: la reflexión estratégica que vamos a abrir o la puesta en marcha de iniciativas para implantar la Inteligencia Artificial en nuestros procesos de trabajo, algo que ya está encima de la mesa de muchas organizaciones y a lo que nosotros no queremos ser ajenos.

En definitiva, finalizamos un año expansivo para CNTA en un escenario de complejidad e iniciamos otro en el que queremos continuar por nuestra senda habitual: la de tener un rol dinamizador, siempre desde la tecnología, de la transformación que vive la industria agroalimentaria.