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Beatriz ZudaireJugadora de baloncesto en la Selección Española y del BSR Valladolid

Beatriz Zudaire: “La visibilidad del baloncesto femenino y adaptado sigue siendo escasa”

Los Juegos Paralímpicos de París 2024 se convirtieron en un escenario para los mejores deportistas a nivel internacional, incluyendo a una destacada delegación navarra

Beatriz Zudaire: “La visibilidad del baloncesto femenino y adaptado sigue siendo escasa”Steffie Wunderl

Los Juegos Paralímpicos de París reunieron a los mejores deportistas del mundo, entre ellos una destacada representación navarra. Una de esas deportistas, la pamplonesa Beatriz Zudaire, comparte en esta entrevista sus vivencias de la jornada, sus metas profesionales y deportivas, y los consejos que tiene para las nuevas generaciones que se inician en este deporte. 

Entre agosto y septiembre se celebraron los Juegos Paralímpicos de París 2024. Usted fue una de las deportistas navarras que participó en ellos. ¿Cómo describiría su experiencia?

La experiencia de los Juegos Paralímpicos fue, en cierto sentido, agridulce. Por un lado, todo lo relacionado con la competición y el evento en general fue espectacular. Vivir en la villa, conocer a tantas personas, compartir momentos en el comedor y disfrutar de experiencias únicas son recuerdos que no tienen precio. Es algo que siempre llevaré conmigo. 

Sin embargo, nuestra preparación no estaba enfocada únicamente en disfrutar de la experiencia, sino en competir. Entrenamos para dar nuestra mejor versión y lograr buenos resultados, pero estos no fueron los esperados. No conseguimos ganar ningún partido y terminamos en octava posición. 

A pesar de ello, ¿qué significó para el equipo participar en una competición tan importante como son los Juegos Paralímpicos, considerando las dificultades y el alto nivel de exigencia?

Este año solo podían participar ocho equipos, a diferencia de ediciones anteriores en las que había más plazas disponibles. Alcanzar ese objetivo fue extremadamente complicado, pero lo logramos. A pesar de ello, llegar a la competición y sentir que no estás al nivel que deseas, que como equipo no puedes enfrentarte a las grandes potencias, es una situación difícil de aceptar. 

La mayor lección que me llevo de ese octavo puesto es que todo esfuerzo es poco. Preparar unos Juegos no es algo que se hace de forma improvisada ni en un solo año. Requiere años de dedicación. Personalmente en la pista, preparación física, psicológica, nutrición... Lo dimos todo, pero a veces no basta. Hay que entender los límites de un grupo y reconocer que aún nos quedaba camino por recorrer. 

De cara al futuro, si logramos clasificarnos para los próximos Juegos, el objetivo será llegar mejor preparadas. Estoy segura de que esta experiencia nos ayudará a competir de otra manera. A pesar de todo, jugar frente a 10.000 personas en un estadio fue algo increíble, una vivencia que probablemente no se repita. 

La visibilidad del baloncesto adaptado a nivel nacional sigue siendo escasa, aunque es cierto que ha mejorado mucho en comparación con años atrás. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer, especialmente en el caso del baloncesto femenino, que continúa varios escalones por debajo del masculino, no solo en términos económicos, sino en prácticamente todos los aspectos del deporte.

Es necesario dar un paso adelante para promover y visibilizar estos deportes, especialmente los adaptados y femeninos. Aunque la prensa hace un buen trabajo, es evidente que se necesita un mayor impulso para que lleguen a más personas. Uno de los grandes desafíos del deporte adaptado es que muchas personas con discapacidad desconocen su existencia. Es sorprendente, pero he conocido casos de personas que viven en ciudades con clubes de deporte adaptado que llevan décadas funcionando y que, aún así, no sabían que ese deporte estaba disponible en su entorno. Es fundamental entender que cualquier persona con discapacidad puede practicar deporte, y los clubes, federaciones y equipos están precisamente para eso: para ofrecer herramientas y espacios donde puedan hacerlo. 

¿Cuáles son sus principales metas a nivel profesional y deportivo, y cómo planea alcanzarlas en el corto y largo plazo?

En cuanto a mis metas futuras, tengo las cosas bastante claras. Desde hace muchos años, la psicología ha sido una gran pasión para mí. He estudiado psicología, he completado un máster sanitario y ahora estoy realizando uno en Psicología Integral. Uno de mis mayores objetivos es dedicarme de lleno a esta profesión, algo que me gustaría empezar a aplicar cuanto antes. 

En lo deportivo, creo que uno de mis principales objetivos es contribuir al crecimiento de la selección femenina. En los últimos años hemos avanzado y nos hemos vuelto más competitivas, pero todavía nos queda un paso más para serlo frente a más equipos. Esto requiere muchas horas de trabajo, esfuerzo y también el apoyo de la federación para cumplir todos esos objetivos. Ojalá que, dentro de unos años, podamos mirar cara a cara a las grandes potencias del baloncesto. Para mí, ese sería un gran éxito dentro del proyecto de la selección femenina. 

Dentro de mis objetivos a corto plazo, en el club me encantaría participar en la Copa del Rey de este año. Aún tenemos que finalizar la primera parte de la liga, y según cómo se den los próximos partidos, nos clasificaremos o no para la Copa. Es uno de mis objetivos más cercanos, sobre todo porque es mi primer año jugando en Valladolid, y lograr esa clasificación sería un paso muy importante para mí. Posteriormente, hacer un buen papel en la Copa sería otro de mis grandes retos. En cuanto a la selección, el próximo objetivo es el Europeo de 2025 en Bosnia y, sobre todo, clasificarnos para el Mundial de Canadá en 2026. Este último es, sin duda, el mayor objetivo para la selección femenina en este momento. 

Muchas jugadoras jóvenes la consideran una referencia, especialmente aquellas que se inician en el baloncesto adaptado. ¿Qué consejo les ofrecería?”

Para las jugadores jóvenes que se inician en el baloncesto, tengo dos mensajes clave. El primero es que el deporte adaptado no tiene que estar necesariamente enfocado solo en la competición. Hacer deporte es ante todo mejorar la salud, la calidad de vida, y encontrar un incentivo que haga que cada día sea más gratificante. El deporte debe ser visto como una opción para mejorar la vida, tanto para las personas con discapacidad como para cualquier otra persona. Es una oportunidad que no debemos dejar pasar. 

Y para quienes sueñan con competir, les diría lo que muchos de nosotros escuchamos cuando éramos jóvenes: entrenar es esencial, pero entrenar más es aún más importante. Cuanto más entrenas, más lejos llegas. El esfuerzo es fundamental, pero las recompensas también lo son. Este es uno de los pilares del alto rendimiento. Por supuesto, llegar a esa meta requiere más que solo entrenamiento, pero sin él, no llegarás a ningún lado.