En su apuesta por la salud integral de las personas trabajadoras, IMQ Prevención centra la atención en los riesgos psicosociales, que pueden afectar tanto de forma individual como a las relaciones entre el personal en forma de conflictos, acoso o violencia en el trabajo. La concienciación y la formación son las herramientas clave para gestionar estas situaciones que generan daño con frecuencia en las organizaciones.

Entre los diferentes tipos de riesgos laborales (mecánicos, físicos, químicos, ambientales…) los psicosociales han ido en aumento en los últimos años. ¿A qué se debe?

Las empresas llevan años trabajando en la seguridad y la higiene industrial, ya que son las áreas de la prevención que pueden ocasionar accidentes mortales o muy graves, por lo que se les ha dado prioridad históricamente. Sin embargo, una vez que estos riesgos están más controlados, es el momento de abordar los factores psicosociales, ya que tienen un impacto importante en la salud de las personas y por tanto, en las organizaciones.

¿La mala organización del trabajo o las condiciones del empleo pueden tener consecuencias graves en la salud mental?

Efectivamente. Los factores psicosociales son condiciones organizativas del trabajo, y cuando son deficientes o no están bien diseñadas, pueden afectar a la salud de las personas. Pero no solo a la salud mental, sino también a la física y la social. Debemos entender la salud de las personas como un concepto con tres vertientes: física, psíquica y social. Los factores psicosociales, que cuando están en esa situación deficiente se convierten en factores de riesgo psicosocial, tienen capacidad de afectar a las personas de forma individual (a través del estrés, que puede causar situaciones de ansiedad o depresión y otros síntomas físicos como caída de cabello, insomnio, problemas cardíacos o gastrointestinales...), y a las relaciones interpersonales en forma de conflictos, acoso o violencia en el trabajo.

¿Cómo llevan a cabo en IMQ Prevención la evaluación de estos riesgos?

Llevamos más 20 años ayudando a las organizaciones a medir los factores psicosociales. Desde el inicio, hemos utilizado diferentes metodologías cuantitativas, que utilizan cuestionarios para dar resultados estadísticos que después sirven a la empresa para tener una fotografía de la situación. Las metodologías más antiguas que usamos son el ISTAS_21 y el FPsico 4.1, pero desde hace unos años utilizamos principalmente el ICMA37, una metodología propia y validada metodológicamente por la UPV. Complementamos la fase cuantitativa con una fase cualitativa, siguiendo las recomendaciones de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social (ITSS) y de Osalan. En esta fase cualitativa hacemos sesiones con las personas trabajadoras para indagar el origen de esos factores de riesgo psicosociales y les damos oportunidad de aportar propuestas de mejora, que después la empresa tiene que valorar.

¿La gestión de conflictos en las empresas, como el acoso laboral, sexual y por razón de género, requieren atención especial?

Sí, porque aunque los conflictos no están catalogados como delito, como es el caso del acoso en sus diferentes modalidades, los conflictos son las situaciones que con mayor frecuencia aparecen en las organizaciones, y generan mucho daño a las personas. Las situaciones que más nos encontramos son las de los conflictos de relación entre dos o más personas, que afectan también a la forma de realizar el trabajo, y en ocasiones a otras personas de la empresa. Si no se corrige, termina dañando las relaciones, y afectando a la salud de las personas.

¿Qué protocolos manejan a este respecto en IMQ Prevención?

Nuestra recomendación es que en las organizaciones exista un protocolo único que abarque la gestión de los conflictos, el acoso en el que se integra el acoso laboral, sexual y por razón de sexo o de género, y la violencia en el trabajo. El protocolo que recomendamos facilita la gestión por parte de la organización, con un único medio de activación del protocolo, independientemente del tipo de situación que se dé, y con personas formadas en la organización para hacer frente a la investigación. Lógicamente, en el caso de que este equipo no se vea capaz de gestionar la situación, podemos ayudarle de forma externa.

¿Estos problemas van disminuyendo al aumentar el conocimiento y la concienciación?

La idea es que vayan disminuyendo, pero nos encontramos con dos tipos de organización; las que consideran que si dos personas tienen un conflicto es porque se llevan mal y la empresa no tiene por qué meterse en ello, y las que entienden que cualquier situación de tensión (conflicto, acoso o violencia en el trabajo), es responsabilidad de la empresa. Cada vez son más las que están concienciadas y llevan tiempo trabajando en la gestión de los factores psicosociales. En estos casos, si la actuación está bien gestionada y se hace de una forma temprana, el daño a las personas será menor, y por tanto, más fácil de gestionar.

Tras una baja prolongada por motivos psicosociales, de cara a la incorporación al puesto de trabajo ¿existe un protocolo de acogida?

Sí, debemos enfocarnos en atender también este tipo de situaciones, por lo que dentro del propio protocolo de conflictos, acoso y violencia en el trabajo integramos un apartado en el que se contemplan estas situaciones. Así, la propia organización puede marcar las pautas necesarias para que una persona que ha tenido una baja prolongada por causas psicosociales se pueda reincorporar de forma adecuada. Cada caso se debe adaptar a cada situación, y es conveniente que la empresa trabaje con la persona antes de su reincorporación, para tenerlo todo previsto antes de su vuelta.

¿Consideran la formación una herramienta clave para eliminar los riesgos psicosociales?

Por supuesto. En toda la gestión de los riesgos laborales, la formación es una pieza clave. Y en este caso también. En el ámbito de la psicosociología, recomendamos que toda la plantilla tenga formación en factores psicosociales (qué son, cómo afectan, cómo identificarlos, qué hacer en caso de sufrir acoso o violencia en el trabajo, etc.), pero también es muy importante que quienes van a actuar en caso de activación del protocolo tengan formación específica para ello.

¿Qué cuestiones requieren atención más urgente en materia de prevención de riesgos laborales?

Las organizaciones deben hacer una gestión integral, con la evaluación de los factores psicosociales (cuantitativa y cualitativa), un protocolo de actuación difundido a toda la plantilla y que facilite una atención temprana, y una actuación en caso de aparición del daño a la persona.

¿Cuáles son los próximos frentes de actuación de IMQ Prevención?

Tenemos que seguir trabajando en esta gestión integral, porque todavía hay muchas empresas en las que nos toca empezar desde abajo, pero también seguimos trabajando con organizaciones que ya están enfocadas a la salud integral de las personas, y en ellas vamos más allá con actividades como los protocolos de desconexión digital, atención psicológica, etc.