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Memoria con futuro, convivir en el Siglo XXl

Memoria con futuro, convivir en el Siglo XXl

El cambio de año siempre es un buen momento para realizar balances y mirar los retos que nos depara el próximo. En un siglo, el XXI, donde todo es vertiginoso. Líquido. Hiperbólico. Y también global. Lo que pasa en un extremo del mundo nos acaba afectando a este rincón de Navarra. Inmediatez e interconexión. Sin duda el siglo XXI viene, entre otras cuestiones, marcado por esos conceptos.

Hemos salido de una pandemia mundial para sumergirnos en una concatenación de guerras, de genocidios como el de Gaza. La inestabilidad política sacude Europa. La ultraderecha, los fascismos, agarrados a los discursos de odio aparecen en sociedades democráticas como una lacra que se extiende. Las mercancías no tienen fronteras. Por desgracia, las personas, sí como estamos viendo cada día con el drama de la emigración en el Mediterráneo.

Por eso, en aras a esas políticas públicas que dirijo (Memoria y Convivencia, Acción Exterior y Euskera) quizá me conformaría con que en el siglo XXI no repitiéramos como humanidad los errores del siglo XX.

Y por contra, aprendiéramos y aplicáramos valores y ejemplos de conquistas sociales y de derechos humanos que se dieron en el siglo. Porque nada está conseguido para siempre. La democracia, la libertad y la solidaridad hay que trabajarla cada día y en cada lugar. De ese siglo XX hay que evitar que se repitan los movimientos totalitarios que dieron lugar a dos guerras mundiales. Aquí padecimos el franquismo con muchos años de sufrimiento y dictadura. Y luego vinieron otras violencias terroristas y de motivación política que volvieron a sacudir la sociedad con grandes vulneraciones de los derechos humanos.

Trabajamos por la verdad, la justicia y la reparación como mejor garantía de no repetición. Por eso son importantes los actos de reconocimiento públicos a todas las víctimas, cada una en su contexto victimológico. Actos como el que este año organizamos en torno a las 12 primeras víctimas de violencia política. Como también debemos continuar apuntalando una convivencia entre diferentes en un mundo cada vez más diversos y plural que nos presenta nuevos e inmensos retos. Este el desafío al que debemos responder con el segundo Plan de Convivencia.

Convivencia también en la lengua. El euskera como valor de presente y de futuro, como emblema de nuestra diversidad y riqueza compartido por todos, sepan o no la lengua. Porque es. Un símbolo de nuestra propia identidad, lengua navarrorum, un valor añadido único como tesoro cultural y herramienta de comunicación y encuentro.

Identidad propia, la de Navarra cuya voz debe oírse con más fuerza que nunca en este siglo XXI en Europa. Una Navarra transfronteriza que tiene también su modesto pero orgulloso lugar en el mundo. Precisamente el siglo XX nos dejó como herencia y tesoro la constitución de la Unión Europa además de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Quienes padecieron las dos guerras mundiales supieron tener altura de miras para tejer esos dos grandes acuerdos.

Es cierto que una especie de nueva guerra fría con puntos muy calientes está sacudiendo el tablero geopolítico, pero para asegurar ese futuro en paz tenemos que tener siempre presente el pasado. Porque la memoria no es una cuestión del pasado sino un valor de futuro para construir una sociedad mejor, más justa, más democrática.

Y el siglo XX es un gran libro de lecciones para aprender. Como también que el desarrollo económico no es humano ni sostenible si se basa en la desigualdad de las personas y en la agresión al medio ambiente. Y creo que esta Navarra nuestra tiene claros estos principios en las transiciones que debemos asumir como la energética, la digital, la sostenible... Como también que solo desde unos potentes servicios públicos será posible garantizar los derechos básicos de la población en clave de cohesión social y territorial: derecho a la salud, a la educación, al cuidado, a la vivienda, al trabajo... Un estado del Bienestar construido desde el bien común y lejos de mentalidades individualistas o cortoplacistas. Esa es la Navarra plural, diversa, justa, feminista, sostenible, equitativa, solidaria, cohesionada…. que queremos en este siglo XXI que en 2025 añadirá unos nuevos peldaños en esa escalera de la casa común europea.