Un modelo de atención integral y rehabilitación con compromiso social

El panorama sanitario actual viene marcado por una transformación exponencial: el envejecimiento poblacional, la cronicidad y la fragilidad ya no son fenómenos aislados, sino tendencias estructurales que condicionan la organización de los sistemas públicos de salud y la forma de entender el cuidado de las personas. Hoy, uno de cada tres ciudadanos vive con alguna enfermedad crónica, proporción que se multiplica por dos en mayores de 65 años. La suma de estas circunstancias dibuja una realidad que exige respuestas más allá de una asistencia clínica puntual. Se necesitan modelos de atención integral con la mirada puesta también en el entorno social del paciente.

Y es en un contexto como este donde el Hospital San Juan de Dios Pamplona-Tudela reafirma su papel. En estas circunstancias, nuestro centro se consolida como referente en Navarra de una asistencia holística de la persona, con un fuerte protagonismo de la rehabilitación, enfocada no solo en curar, sino también en acompañar, recuperar y devolver la autonomía a nuestros pacientes y retrasar la aparición de la discapacidad, combinando ciencia, humanidad y compromiso con la comunidad.

En una situación marcada por el aumento de la complejidad clínica, nuestra respuesta ha sido clara: reforzar un modelo multidisciplinar que pone a la persona en el centro, no como paciente aislado, sino como ser humano con necesidades físicas, emocionales y sociales. Medicina, enfermería, rehabilitación, farmacia, nutrición, psicología, trabajo social y atención espiritual trabajan de forma coordinada con un objetivo común: devolver autonomía y calidad de vida. Porque cuidar no es solo curar; es acompañar, recuperar y ofrecer oportunidades para vivir con dignidad.

Ámbito sociosanitario

Este año también ha sido el de la constitución de la Fundación San Juan de Dios de Navarra Servicios Sociales, La Granada, que es toda una declaración de nuestros principios: la salud no puede desligarse de la inclusión y la justicia social. Con ella, damos cobertura a programas que combaten la exclusión, la soledad, la dependencia y el desempleo prolongado, y que generan oportunidades en entornos rurales. Porque sabemos que la vulnerabilidad social no se resuelve solo con tratamientos, sino con proyectos que devuelvan esperanza.

Nuestra apertura a los ámbitos social y sociosanitario confirma esta visión. Integrar la discapacidad con oportunidades laborales, atender en el domicilio, acompañar procesos de final de vida, profesionalizar los cuidados en el medio rural con iniciativas como Rural Domus, o impulsar talleres ocupacionales para personas alejadas del mercado laboral son ejemplos de cómo entendemos la salud y el bienestar: como un derecho que debe ir acompañado de oportunidades reales.

Un ADN solidario

Y si algo nos emociona, es la solidaridad que sostiene buena parte de esta labor. Empresas, instituciones y particulares han hecho posible que programas como HosVitalidad llenen de música, arte y talleres las salas del hospital, mejorando el bienestar de pacientes y familias. Cada aportación, cada gesto y cada hora de voluntariado se traduce en calidad de vida. A todos ellos, nuestro más sincero agradecimiento: sin su confianza, nada de esto sería posible.

Este balance nos deja una certeza: la salud es un proyecto colectivo. Detrás de cada tratamiento hay un equipo profesional; detrás de cada acompañamiento, un voluntario; detrás de cada avance, una comunidad comprometida con la dignidad humana.

Afrontamos 2026 con ilusión y responsabilidad, convencidos de que los retos sanitarios y sociales son importantes, pero también lo es la fuerza de quienes creen en esta forma de entender la asistencia y el cuidado. Sigamos construyendo juntos un modelo de salud centrado en la persona, que no olvida lo esencial: la persona.