Navarra ha consolidado en los últimos años una posición de liderazgo en España en materia de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), impulsando la competitividad de su tejido productivo y dinamizando sectores clave de la economía. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, la inversión en actividades de I+D en 2024 en la Comunidad Foral alcanzó 623,1 millones de euros, lo que representa un 2,34 % del PIB, situándola como la región que más invierte en I+D en términos relativos en todo el Estado por delante incluso del País Vasco o Madrid, con un crecimiento cercano al 40 % respecto a 2023.
Este vigoroso crecimiento no solo se refleja en recursos financieros, sino también en el capital humano: en 2024, más de 6.500 personas trabajaron en I+D en equivalencia a jornada completa, con incrementos significativos tanto en el número de investigadores como en la actividad científica.
Una reforma fiscal con impacto estructural
En este contexto positivo para la innovación, el Parlamento de Navarra ha dado luz verde a una nueva Ley de medidas fiscales que incluye una rebaja del IRPF para contribuyentes, una reducción del tipo máximo del Impuesto de Sociedades y otros cambios tributarios de calado general. Uno de los aspectos más relevantes de la reforma (y que ha generado debate en el tejido empresarial e innovador) es la reducción del tipo del Impuesto de Sociedades del 28 % al 25 % para grandes empresas, una medida positiva para atraer inversión.
El problema es la contrapartida: se introduce una tributación mínima efectiva en el Impuesto de Sociedades. Según la ley, las empresas que aplican deducciones por actividades de I+D+i o por inversiones en cine deberán tributar al menos por un porcentaje mínimo de la base imponible, con lo que, pese a la reducción del tipo general, la propia Hacienda foral prevé ingresar alrededor de 11 millones de euros adicionales. Desde Zabala Innovation, que conocemos el ecosistema de innovación, intuimos que una parte relevante de estos 11 millones será a costa de una reducción efectiva de las deducciones fiscales por I+D+i.
Incentivos fiscales: ¿estímulo o limitación?
Históricamente, Navarra ha tenido un sistema de deducciones fiscales por I+D+i que ha contribuido a generar estabilidad y previsibilidad para los proyectos empresariales. Estas deducciones se articulan a través de la Ley Foral del Impuesto sobre Sociedades, que permite a entidades que realizan I+D+i acceder a reducciones en su cuota tras acreditar sus proyectos ante el servicio competente del Gobierno de Navarra.
Sin embargo, al fijar un tipo mínimo efectivo, la reforma puede limitar la capacidad de estas deducciones y muchas empresas, especialmente pymes, no podrán beneficiarse de las deducciones fiscales por I+D+i al verse limitadas por esta tributación mínima.
Hasta ahora, tanto en las haciendas forales como en la estatal, ha sido posible reducir el mínimo de tributación mediante la aplicación de deducciones fiscales por I+D+i; sin embargo, con esta reforma, Navarra se desmarca en sentido negativo.
Para los sectores intensivos en conocimiento y tecnología, donde el desarrollo de nuevos productos o procesos implica elevados costes y largos plazos de retorno, los incentivos fiscales actúan como un mecanismo clave de mitigación del riesgo. Limitar estos incentivos tendrá un impacto muy negativo en la toma de decisiones para impulsar proyectos de I+D. Lamentablemente, esta reforma no contribuirá a que Navarra mantenga su posición de liderazgo en I+D+i: supone un debilitamiento de los incentivos a la I+D+i y sitúa a la Comunidad Foral en una posición menos competitiva frente al resto del Estado.