Las cifras macroeconómicas no dejan lugar a dudas sobre el impacto que la pandemia de coronavirus ha tenido en la industria navarra y vasca, un sector que representa el motor económico de ambas comunidades autónomas. Los diferentes indicadores que mes a mes van saliendo a la luz dan una idea muy clara de la magnitud de los efectos negativos de la pandemia en la actividad industrial. En el caso de la CAV, el PIB se desplomó en 2020 un 9,5%, con caídas generalizadas en todos los sectores que en el caso de la industria fueron del 12,2%, según datos del Instituto Vasco de Estadística (Eustat). Se trata del mayor retroceso desde 2009, el año del primer golpe de la última crisis, año en el que el PIB cayó un 3,9%.

Unas cifras que dan una idea del tremendo impacto de la pandemia. Y es que la crisis sanitaria marcó el año pasado la evolución del conjunto de la actividad económica, provocando una importante ralentización de la producción industrial, con periodos sin prácticamente pulso, y con un nivel de actividad que en algunos momentos se situó bajo mínimos.

Aun siendo así, no obstante, en este más de un año de pandemia no se ha llegado a los extremos de hace 12 años, cuando el índice de producción industrial experimentó una contracción del 21,4%. Mientras la crisis financiera del 2009 estranguló a las empresas, la actual crisis sanitaria ha complicado mucho el normal desarrollo de la actividad industrial, pero no ha llegado a colapsarla.

En el caso de Navarra, el sector manufacturero vivió una situación similar a la de Euskadi. Así, el Índice General de Producción Industrial sufrió un retroceso el año pasado del 11,2% respecto al año anterior, según datos del Instituto de Estadística de Navarra. En el conjunto del año, el Producto Interior Bruto de la Comunidad foral registró un retroceso del 8,3%, una caída sin precedentes, ya que hasta la fecha la mayor disminución de este indicador se había dado en el año 2009, cuando la crisis económica dejó un saldo negativo del 2,6%.

Desde que las industrias vasca y navarra dejaron atrás la recesión de hace 12 años, el crecimiento del sector había sido una constante hasta llegar al escenario actual, con una industria en horas bajas que ha visto cómo las medidas adoptadas para luchar contra la expansión del virus han dañado la producción y han provocado graves alteraciones en la cadena de suministros de los materiales y productos de los que se nutre, lo que ha afectado a su competitividad.

Diferencias por sectores

En estos meses, ha habido algunos amagos que parecían indicar que el sector manufacturero de Navarra y Euskadi podía recobrar de nuevo el pulso, pero las distintas olas de la pandemia han impedido por ahora recuperar completamente la normalidad pre-covid.

Una piedra angular del cambio que se debe afrontar es una transición #tecnológica-digital: Industria 4.0

Aunque la caída ha sido generalizada en la industria de ambas comunidades, la crisis no se ha dejado sentir por igual en todos los sectores. Entre los que más han sufrido y han protagonizado los mayores descensos en la producción industrial se sitúan los bienes intermedios, donde se encuadran las actividades de metalurgia, fabricación de productos metálicos, industria química y productos de caucho y plástico, entre otros. Igualmente, otros de los sectores industriales más perjudicados han sido el de los bienes de equipo -incluye, entre otros, la fabricación de vehículos de motor, la construcción de material ferroviario y la construcción aeronáutica y naval-, el sector energético y el sector de confección y textil.

Por otra parte, cabe tener en cuenta que la afectación en la industria se ha trasladado también a muchas otras actividades económicas que, de una u otra manera, están relacionadas con el sector industrial. Así, Pablo Martín, responsable económico de Confebask, destaca el impacto de la crisis en la actividad de muchas empresas del sector servicios que "están estrechamente vinculadas a la actividad industrial".

Caída del empleo

También el mercado laboral se ha visto muy seriamente dañado por los efectos de la pandemia y las medidas adoptadas para frenar su expansión. Concretamente, el empleo cayó en 2020 en Euskadi un 8,1%. Tras los servicios, la industria fue el segundo sector más castigado por la crisis, con un incremento del paro del 11,7%. Para Pablo Martín, este 2021 "todavía será un año complicado". "De la misma manera que el año pasado la caída en términos de empleo fue muy reducida teniendo en cuenta la destrucción en términos del PIB, este año probablemente asistamos a la situación inversa. Es decir, que podamos tener un crecimiento apreciable del PIB en la segunda parte del año y, en cambio, la subida del empleo posiblemente será mucho más acotada".

Mientras, en Navarra, la pandemia rompió en 2020 con siete años consecutivos de descenso del paro y añadió 7.439 personas a las listas de las oficinas de empleo, lo que supuso un aumento del 22,41%. En cualquier caso, el apoyo financiero a las empresas y, sobre todo, la implantación de los ERTE ayudaron a que estas caídas en el mercado laboral no fueran aún más acusadas.

Visión optimista

A pesar de la crisis sanitaria, las cosas podrían estar empezando a cambiar. Por ahora, la llegada de las vacunas está provocando una sensación de alivio y aunque la cautela sigue siendo generalizada, poco a poco parece que va emergiendo un sentimiento más optimista sobre la deseada recuperación económica de Navarra y Euskadi. Así lo cree el viceconsejero de Industria del Gobierno vasco, Javier Zarraonandia, que pese a señalar que el escenario económico y sanitario sigue siendo complicado y lleno de incertidumbres, confía en la fortaleza del sector industrial y se muestra optimista sobre la salida de la crisis. "Creemos que este 2021 y el 2022 serán ya años de recuperación y confiamos en que en 2023 estemos ya en niveles equiparables a la situación pre-covid".

Pese a la pandemia, para el consejero de Desarrollo Económico y Empresarial de Navarra, Mikel Irujo, "están surgiendo grandes oportunidades de desarrollo, de transformación que orientarán nuestra recuperación". En su opinión, "la pandemia ha acelerado de forma irreversible dos tendencias que ya eran una realidad: la transformación digital y la sostenibilidad. La combinación de estos dos aspectos conforma la evolución del actual modelo económico, algo clave para la mejora de la competitividad".

Otras actividades vinculadas con el sector industrial se han visto afectadas, como empresas del sector servicios

Coinciden con él tanto Zarraonandia como Martín, para quienes pese a que en estos momentos la prioridad es poner fin a la pandemia, es necesario afrontar los principales retos a los que se enfrenta el sector industrial en el futuro una vez esta crisis sanitaria quede atrás. En este sentido, señalan la necesidad de afrontar varias transiciones. Por una parte, la transición energético-climática, que debe implicar una progresiva sustitución de las fuentes contaminantes por energías limpias y el avance hacia una descarbonización de la economía.

Industria 4.0

Otra de las piedras angulares del cambio que debe afrontar la industria es la de avanzar hacia una transición tecnológica-digital que debe desembocar en la llamada Industria 4.0.

En este caso, se trata de un proceso de transformación en el que mediante las oportunidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías se persigue impulsar la automatización, mejorar el proceso de producción, la optimización de la producción y la gestión de los recursos humanos y materiales. Por último, se señala una tercera gran transición, la demográfica-social, fruto del cada vez mayor envejecimiento de la población.

"El gran reto de la industria a medio y largo plazo es abordar bien estos procesos de transición", señala el viceconsejero de Industria del Gobierno vasco. "Si lo hacemos, nuestra industria saldrá mejor posicionada y será más sólida y competitiva", concluye. Para Irujo, "el objetivo es salir más fuertes de esta crisis con una infraestructura económica y social transformada que se adapte mejor a los tiempos. La necesaria transformación de la industria hacia su digitalización y su sostenibilidad es el gran reto al que se enfrenta. Un reto del que depende su futuro".