Bajo el título de ‘Construcción Inteligente: El Hueco Perfecto’, Antonio Domínguez —responsable de proyectos y prescripción de Deceuninck— y Koldo Monreal —CEO de Onhaus Global System— hablaron desde una visión práctica pero humanista de soluciones constructivas que significan toda una evolución. De hecho, ambas compañías, junto con Viguetas Navarras, forman parte de lo que se denomina El Hueco Perfecto Industrializado, que es una perífrasis de ‘precisión’ en uno de los elementos más delicados en la obra, es decir, en la instalación de la ventana.

“Si reducimos todo ese proceso en el que intervienen tantos gremios, en uno solo, logramos mayor precisión, ejecución y ganamos tiempo”, adelantó Monreal. De ahí, la importancia de promover la colaboración entre empresas tanto para aunar conocimientos, como para dar respuestas innovadoras.

Para Domínguez, se dan las condiciones pero no la velocidad necesaria para que estos procesos industrializados se instauren, pero lejos de que el quid de la cuestión recayese solo en las soluciones tecnológicas, el representante de Deceuninck quiso poner el foco en las personas. “El primer debate que tenemos que tener es social: para mí el cambio es evolución y esto implica optimizar los procesos”, argumentó. Por ello, explicó la necesidad de simplificar muchas fases en la instalación de una ventana o ‘hueco’. “En una obra hay unos 35 oficios que intervienen pero la inmensa mayoría de los proyectos no cumplen con los requisitos del código técnico”, esgrimió. En este sentido Monreal añadió un nuevo argumento a favor de su iniciativa: “Falta mano de obra y colocar una ventana requiere de mano especializada y de mucho tiempo. Ahí es donde entra el Hueco Perfecto”. La única manera para asegurarse de que una ventana mide exactamente 1,20 x 1,20 metros, que no hay variación en el tamaño, en el cristal, los marcos, las jambas… y que sea un proceso mecánico y rápido es mediante la industrialización. “Gracias al Hueco Perfecto es posible ensamblar de forma precisa en 30 segundos un hueco, tanto en la fábrica como en la obra”, adelantó como primicia el CEO de Onhaus.
“Gracias al Hueco Perfecto es posible ensamblar de forma precisa en 30 segundos un hueco, tanto en la fábrica como en la obra”
La IA como herramienta de poder
Hablar de inteligencia artificial (IA) cobra más sentido que nunca en la construcción inteligente. Gracias a esta potente herramienta, la toma de decisiones en base a los datos recopilados se podrán tomar antes, por lo que “se ahorrará tiempo, y el tiempo es dinero”, explicó el CEO de Onhaus. Estas herramientas pretenden cubrir una necesidad donde la vivienda —también las ciudades y comunidades— deben ser cada vez más sostenibles, accesibles y seguras.

Para Domínguez, “aunque los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcan el camino, hay que ir más allá”. Y en este sentido, la construcción es un negocio, pero puede tener una base “muy social” y dirigirse hacia “una construcción industrializada amable”. Según ambos expertos el escenario actual puede equipararse a la primera revolución industrial en la que hay que preguntarse ¿qué puede aportar el sector? “El arquitecto es el gran director de orquesta y tiene mucho que decir en cada proyecto; no por ser construcción industrializada va a ser todo igual, sino que depende de la calidad del profesional”, dijo Monreal. Por ello, ambos insistieron en la necesidad de colaborar entre los diferentes gremios, adquirir un compromiso entre socios de forma transversal, y reclamaron que “desde la administración no se ponga palos a las ruedas en el proceso de la industrialización”.
Un futuro esperanzador
Ante la pregunta de si surgirá una nueva brecha tecnológica entre las personas, Domínguez defendió que eso no ocurrirá porque si algo se escala rápido es la tecnología, de manera que fácilmente se democratiza. “Lo que tenemos que escalar es la inteligencia”, afirmó.

En la misma línea se expresó Monreal quien advirtió de los frenos que existen en diferentes sectores frente a la tecnología. “La gente piensa para qué es necesario un sistema de ventilación pudiendo abrir una ventana pero no saben que esta tecnología controla la calidad constante del aire y asegura una mayor eficiencia energética”.
Para el futuro del sector, los participantes se mostraron optimistas: “Vamos a tener mejores edificios, más eficientes y saludables”, dijo Monreal. “Veo un futuro positivo y esperanzador, creo en el ser humano”, concluyó Domínguez.