Los administradores de fincas son profesionales que se encargan de gestionar, a petición de los propietarios de fincas urbanas o rústicas, o por elección de la junta de propietarios de una comunidad, los asuntos financieros, legales y técnicos necesarios para el mantenimiento y gestión económica de estos elementos.

Estar colegiado no es un requisito obligatorio para ejercer como administrador de fincas. El único requisito imprescindible es el formativo, es decir, la posesión de ciertos títulos universitarios superiores como la licenciatura en Derecho, Ciencias Políticas, Económicas o Administración y Dirección de Empresas, entre otras.

Según el artículo 20 de la Ley de Propiedad Horizonal, las funciones de un administrador deben ser las de velar por el buen régimen de la vivienda, sus instalaciones y servicios e informar de las oportunas advertencias y apercibimientos a los titulares; preparar con la debida antelación y someter a la junta el plan de gastos previsibles, proponiendo los medios necesarios para hacer frente a los mismos; conservar y mantener la finca, disponiendo las reparaciones y medidas urgentes, dando inmediata cuenta de ello al presidente, o en su caso, a los propietarios; efectuar los acuerdos adoptados en materia de obras, los pagos, y realizar los cobros que sean pertinentes, así como actuar como secretario de la junta y custodiar a disposición de los titulares la documentación de la comunidad.

Además, estos profesionales asumen cada vez más funciones en el desempeño de su labor. Se hacen cargo del cumplimiento de las revisiones de industria, individualización de consumos de calefacción, así como la normativa de Protección de Datos y Prevención de Riesgos Laborales, llevar a cabo el Libro del Edificio, presentación de declaraciones normativas a Hacienda, declaración de operaciones con terceras personas que superen la cantidad de 3.000€, informe de evaluación de los edificios con una antigüedad igual o superior a 50 años y proporcionar mayores servicios a las comunidades de propietarios.

Mejora la convivencia

Contratar a un administrador de fincas para la gestión de una comunidad de propietarios es sinónimo de ahorro, buena gestión y funcionamiento. De la misma manera, se ha demostrado que con esta figura, los problemas que surgen en la comunidad disminuyen.

Sin embargo, elegir un buen administrador de fincas puede resultar complicado. Por eso, hay que tener en cuenta las cualidades con las que cuenta el profesional.

Los administradores están en continua formación, lo que les permite estar actualizados en los temas de mayor vigencia de la actualidad. Concretamente, las energías renovables protagonizan las cuestiones habituales debido a las ayudas y subvenciones a las que pueden acceder los propietarios. Es por ello que estos profesionales están muy bien preparados en materia de autoconsumo de energía en las comunidades de propietarios, energías limpias y sin emisiones de CO2, iluminación led, rehabilitaciones de los edificios que aporten un aislamiento que contribuya al ahorro energético, tipo de fachada ventilada y construcción de Passivhaus.

Asesoramiento

Asimismo, un buen administrador de fincas brinda su apoyo y asesoramiento ante cualquier duda que pueda surgir y asegura el mantenimiento y organización del inmueble atendiendo a las circunstancias más urgentes. Un buen administrador también defiende los intereses de los vecinos y ofrece un trato más humano y cercano.

Además, este profesional debe proporcionar un punto de vista objetivo para poder tratar los asuntos con mayor eficacia. También debe centralizar todas las propuestas y opiniones de los vecinos, de manera que no se quede nada sin tratar y se obtenga el mejor confort y convivencia en la comunidad.

Valoración económica

Por último, los mejores epecialistas en este sector cuentan con una gran experiencia tratando con diferentes proveedores que brindan servicios a las comunidades de vecinos. Por este motivo, pueden valorar una propuesta económica con mayor eficiencia y conseguir mejores presupuestos para realizar cualquier tipo de obras o servicios.

Estos profesionales velan por un correcto régimen de la vivienda, sus instalaciones y servicios