Dejar a tu hijo o hija en un centro de educación infantil juega un papel fundamental en el proceso de desarollo de los escolares ya que las experiencias vividas en esos tres primeros años serán decisivas para su futuro.
La guardería coincide con una etapa en la que los más pequeños comienzan a decir sus primeras sílabas (pa-pa, ma-ma-ma), comienzan a despegar las manos del suelo, aunque se siguen tropezando, o empiezan a conusmir alimentos más sólidos.
Cada vez son más las familias que deciden dejar al cuidado de profesionales a sus bebés para poder conciliar la vida familiar y laboral o para educarlos y prepararlos para la vida. Sin embargo, elegir un buen centro para los más pequeños no siempre es una tarea fácil. "Las familias tienen en cuenta muchos aspectos a la hora de escoger una guardería para sus hijos e hijas. La amplitud y equipamiento de las instalaciones, que cumplan las medidas de seguridad correctas en los espacios, que haya flexibilidad horaria para poder conciliar la vida familar y laboral o que los educadores sean grandes profesionales con proyectos pedagógicos son algunas de las cuestiones por las que más se interesan los padres y madres", comenta Nerea Nieto, directora de la Guardería Escuela Infantil Sueños, centro ubicado en Huarte desde hace 16 años.
En estos centros infantiles los niños aprenden a socializar con otros pequeños, conocen cómo se manifiestan verbal y corporalmente otros menores de su edad, se defienden de las agresiones de otros niños, desarrollan sentimientos de pertenencia a un grupo y un espacio o aprenden a ser más independientes.
Además, en la guadería también conocen que ellos no son el centro del mundo, sino uno más del grupo.
¿Cuándo llevar a un bebé a la guardería?
Cada persona puede llevar a sus hijos/as a la guardería cuando considere necesario. No obstante, se recomienda evitar llevarlos antes de los tres meses de vida, ya que ese primer periodo es crítico en la organización del vínculo materno.
A los seis meses se produce la ansiedad de septaración del niño, la etapa en la que el pequeño se agita cuando la madre se va y se queda con un extraño. Por este motivo, conviene dedicar al niño más mimos y prepararle antes de dejarle con desconocidos.
A partir de los tres años, los pequeños ya han adquitido la representación interna estable de su padre y madre como seres diferentes de él, lo que le permite tolerar su ausencia y dar sus primeros pasos hacia otra etapa educactiva.