UCAN, la voz del cooperativismo agroalimentario navarro, se consolida como un pilar esencial en la vertebración del territorio rural. Desde hace más de un siglo, estas sociedades sostienen la actividad agraria y el equilibrio social en la Comunidad Foral a través de la generación de empleo, de la innovación y el arraigo. Su modelo económico, basado en la participación y el compromiso con las personas, se alinea de forma natural con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Al frente de esta misión, la Unión de Cooperativas Agroalimentarias de Navarra (UCAN) –con Esther Burgui como presidenta del grupo– trabaja para fortalecer a sus socios, impulsar la competitividad y garantizar un futuro sostenible para el campo navarro en un contexto global incierto.
¿Cómo definiría UCAN y cuál es su papel dentro del sector agroalimentario navarro?
UCAN es la organización que representa y defiende al conjunto de las cooperativas agroalimentarias de Navarra. Somos la voz colectiva de las y los agricultores y ganaderos que, a través de sus cooperativas, trabajan para producir alimentos de calidad y con arraigo en el territorio. Nuestro papel es acompañar, asesorar y fortalecer con los servicios que sean necesarios a las cooperativas, y a sus socios y socias, impulsando su competitividad y sostenibilidad, y promoviendo un modelo económico que prioriza a las personas y al territorio frente a la deslocalización.
¿Qué aporta el modelo cooperativo al desarrollo rural de Navarra frente a otros modelos empresariales?
El modelo cooperativo es una forma distinta de entender la economía: centrada en las personas, en la participación democrática y en el reparto equitativo del valor. Pero quiero hacer hincapié de que se entienda que es igualmente economía. Las cooperativas buscan generar riqueza sostenible y estable en su entorno. En Navarra, este modelo ha sido clave para mantener la actividad agraria desde hace más de 100 años y, de hecho, es referente a nivel nacional. En las cooperativas agroalimentarias de Navarra, además de la propia actividad de gestión y transformación del producto alimentario, también se trabaja desde hace tiempo y con mucho esfuerzo en impulsar la innovación, siempre asegurando que los beneficios del sector agroalimentario se queden en el territorio, contribuyendo así al desarrollo rural y al equilibrio social.
¿Cómo contribuyen las cooperativas a mantener la vida en los pueblos y el equilibrio territorial?
Las cooperativas son motor de vida en los pueblos. Con sus propias actividades y las de sus socios, generan empleo directo por supuesto, pero también indirecto relacionado por ejemplo con talleres, transporte, logística etc. Además, fomentan el arraigo y el relevo generacional con distintas fórmulas adecuadas a cada una de las situaciones que se pueden encontrar en cada pueblo, y con ello hacen de efecto tractor en la economía rural mediante prestación de más servicios esenciales como el comercio, la restauración, educación, vivienda, salud, etc., y con todo ello dinamizan la economía local y dan oportunidades a las nuevas generaciones. Allí donde hay una cooperativa activa, hay más tejido social, más cohesión y más esperanza de futuro. Por poner algunos ejemplos, hay muchos pueblos en los que las grandes empresas de carburantes no quieren poner una gasolinera, sin embargo, las cooperativas sí apuestan por dar este servicio a todas y todos los vecinos de la zona. Otro ejemplo es el mantenimiento del bar del pueblo. En muchas localidades navarras cada vez se están cerrando más bares, y ya encontramos cooperativas que han adquirido el bar del pueblo para poder seguir manteniendo un punto de ocio y encuentro en las zonas rurales.
¿De qué manera contribuyen las cooperativas navarras a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)?
Las cooperativas, al igual que sus socias y socios, y con el trabajo conjunto de todos y todas ellas, están alineadas de forma natural con muchos de los ODS. Contribuyen a la seguridad alimentaria (ODS 2), promueven el trabajo decente y crecimiento económico sostenible (ODS 8) con en torno al 87% de empleo fijo, fomentan la igualdad de género y la participación (ODS 5) incrementando cada vez más puestos de dirección y de decisión en manos de mujeres, impulsan la acción por el clima (ODS 13) mediante prácticas agrícolas sostenibles, y refuerzan las alianzas y la cooperación (ODS 17) por su propia naturaleza. Desde UCAN tenemos todo esto estudiado y recogido en diferentes buenas prácticas donde identificamos acciones que llevan a cabo cooperativas de Navarra y con lo que se demuestra que es posible crecer de forma responsable y comprometida.
Finalmente, ¿cuál es su visión de futuro para UCAN y las cooperativas navarras a corto y medio plazo?
Mi visión es la de una UCAN fuerte, innovadora y cercana a las personas que forman nuestras cooperativas. Cuanto más cercanas podamos estar a todas nuestras socias y a sus necesidades, mejor podremos defender sus intereses. Queremos seguir impulsando la profesionalización, la digitalización y la adaptación del sector para poder seguir maximizando las producciones y rentabilidad de los socios y socias. A medio plazo, aspiramos a consolidar un modelo cooperativo aún más integrado, participativo y con capacidad de interlocución en todos los niveles, llegando cada vez más al aumento del valor añadido de nuestros productos pudiendo dar más pasos en la cadena de valor. A largo plazo, me mantendría en la misma línea, aunque no me atrevo a decir mucho más porque el sector está muy globalizado y la geopolítica no es un escenario muy estable. A fin de cuentas, nuestro reto es que las cooperativas sigan siendo un referente de economía social, resiliente y comprometida con el territorio, capaces de afrontar los desafíos climáticos, económicos y generacionales que tiene por delante el campo navarro.