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ESPECIAL COOPERATIVISMO EN NAVARRA

“El cooperativismo fomenta una cultura en la que las personas y los valores están en el centro”

Itziar Jönas Urigüen, vicepresidenta de Liceo Monjardín Sociedad Cooperativa, explica cómo se vive este modelo cooperativo desde dentro y cuáles son sus principales beneficios

“El cooperativismo fomenta una cultura en la que las personas y los valores están en el centro”C.R.M.

El Liceo Monjardín, uno de los pocos centros educativos navarros gestionados como cooperativa de personal, ha hecho de la participación y la implicación colectiva su seña de identidad. Itziar Jönas Urigüen, vicepresidenta de Liceo Monjardín Sociedad Cooperativa, explica cómo se vive este modelo cooperativo desde dentro y cuáles son sus principales beneficios.

¿Qué significa en el día a día que los profesores y el personal de administración sean también socios de la cooperativa?

Creo que eso marca la diferencia. No solo venimos a trabajar, sino que sentimos el colegio como nuestro. Ser socios cooperativistas nos lleva a un mayor compromiso, porque las decisiones que se toman afectan directamente a lo que también es nuestro proyecto personal. No solo pones tu trabajo, sino una parte de ti. Lo haces porque te lo crees, porque es tu colegio. Esa implicación genera un fuerte sentido de responsabilidad. Además, poder participar en las decisiones es un auténtico privilegio. ¿A cuántas personas que trabajan por cuenta ajena les gustaría poder decidir sobre aspectos de su empresa, no? Para nosotros es un lujo. Ver cómo una propuesta tuya se concreta, cómo toma forma, resulta muy motivador. Es un círculo positivo: te implicas más, el trabajo mejora y eso se nota en todo —en el alumnado, en las familias o en el ambiente del centro—. Ese pequeño matiz de que el trabajador es también socio repercute de forma exponencial en todo lo demás.

¿Cómo se toman esas decisiones estratégicas o educativas?

De manera democrática, a través de los órganos de gobierno de la cooperativa: la Asamblea y el Consejo Rector. En la Asamblea participamos todos los socios, con voz y voto. Eso genera un compromiso colectivo muy fuerte, porque todas las decisiones son compartidas y debatidas. El Consejo Rector representa a la Asamblea y vela por el funcionamiento general, pero el espíritu es siempre participativo.

¿Qué aporta el modelo cooperativo a la sostenibilidad del proyecto educativo?

Nos da una gran capacidad de adaptación, y eso se traduce en sostenibilidad a largo plazo. Las cooperativas, en general, se mantienen más tiempo que otros tipos de empresas, y eso también ocurre en educación. Este modelo cooperativo educativo demuestra que funciona y que es una opción sólida. Además, el cooperativismo fomenta una cultura en la que las personas y los valores están en el centro. Cuando en una escuela colocas a las personas y sus valores como eje, y lo unes a la educación, el proyecto pedagógico evoluciona. Cambia la forma de entender la enseñanza. Por eso, creo que si un centro educativo se plantea transformarse en cooperativa, la experiencia siempre va a ser positiva. Si los valores propios del colegio encajan con los principios cooperativos —la participación, la democracia, la solidaridad—, el modelo permite alinearlos con la manera de trabajar. Y eso no ocurre en todos los colegios.