“Todos los seres humanos nacen libres e iguales, en dignidad y en derechos”. Este principio, consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos, ha estado en el centro de la reconstrucción de Europa después de la Segunda Guerra Mundial y es la base del sistema internacional de derechos humanos.

Sin embargo, en la actualidad, a pesar de la evidente diversificación sociocultural de la población, numerosos informes alertan de un racismo estructural, es decir, comportamientos de discriminación racial desgraciadamente normalizados y arraigados en buena parte de la sociedad.

Es, por ello, la importancia de articular políticas públicas adecuadas que doten de garantías a las personas que se sientan discriminadas, tal y como se recoge en el proyecto de Ley Foral de lucha contra el Racismo y la Xenofobia –aprobado en el mes de enero y que en breve verá la luz–, una ley que es pionera en el ámbito estatal y europeo y que pone a Navarra a la vanguardia de las legislaciones europeas y recomendaciones del Consejo de Europa en materia de lucha contra la discriminación.

Para reflexionar sobre los nuevos retos de la lucha contra el racismo en el siglo XXI, la primera mesa de debate de Foro Hiria sobre “Racismo, convivencia y diversidad cultural”, reunió al investigador de Provivienda, Miguel Ruiz Díaz-Reixa; la criminalista y experta de sesgos excluyentes en la Inteligencia Artificial, Nadia Belghazi; la abogada especialista en Derechos Humanos, Extranjería y Víctimas del Racismo, Johanna Flores; y la guionista y cineasta promotora de visbilidad de las personas migrantes en el cine español, Jenifer de la Rosa.

Las discusiones giraron en torno a cómo “las estructuras racistas delimitan nuestras opciones de ser y actuar en la sociedad y las de otras personas atravesadas por ellas”, así como “nuestras posibilidades para problematizarlas y transformarlas”.

Asimismo, apuntaron que “la diversificación sociocultural de la población es una realidad ineludible” que, “si se gestiona correctamente contribuirá de manera positiva a la transformación social y económica de nuestra sociedad”.

Análisis conceptual

Reconstruir el discurso

Johanna Flores fue la encargada de contextualizar el término de racismo exponiendo que existen cinco tipos de conceptos: el estereotipo, como “un paraguas que nos cubre y no nos deja ver la realidad”; el prejuicio, que “juzga a las personas previamente sin conocerlas”; la discriminación, “condicionada por el propio prejuicio”; y el racismo y la xenofobia, ambos derivados de “esa supremacia racial heredada de la historia”. Con esta aclaración, la abogada quiso, además, detallar que “existen sesgos inconscientes” y que “resulta importante reconocerlos para poder actuar”. En este sentido, apuntó que la nueva Ley que se va a aprobar en breve “va a ayudar a definir el racismo y a visibilizar el problema”, gracias a que ha habido “un consenso participativo en el que hemos estado implicados diferentes colectivos”.

Por otro lado, hizo alusión a las dificultades que encuentran las personas racializadas a la hora de denunciar acciones de acoso o discriminatorias, afirmando que solo el 18% lo hacen, “bien por miedo al estigma, a las repercusiones o bien por la complejidad de los trámites administrativos que obstaculizan la protección de las víctimas”. Sin embargo, Flores señaló al respecto que “las mayores dificultades se encuentran en el propio ser humano” e hizo un llamamiento a “empatizar” con los afectados.

Vivienda

Un derecho discriminatorio

El Programa de Promoción de la no Discriminación Residencial de las Personas Inmigrantes de Provivienda atiende a personas y a familias de origen migrante que han sufrido situaciones de discriminación en procesos de búsqueda de vivienda o durante el mantenimiento de las mismas. Como investigador de esta asociación y responsable de este programa, Miguel Ruiz Díaz-Reixa detalló cuáles son los colectivos más discriminados en el acceso a una vivienda pública y privada indicando que “existen diferentes requisitos, cuestiones y procedimientos que suponen una diferenciación especial de la población de origen migrante frente a la población autóctona, lo cual –aclaró– que hace que la primera pueda verse perjudicada en mayor medida a la hora de cursar una solicitud de vivienda pública”.

En este sentido, Ruiz explicó que durante décadas se ha centrado la promoción de vivienda pública de forma exclusiva a la compraventa, “dejando efectos discriminatorios hacia todas aquellas personas que no podían procurarse un crédito hipotecario o no alcanzaban los ingresos mínimos para optar a dicho tipo de viviendas”. Y resaltó que ello ha tenido “efectos especialmente perjudiciales para aquellos colectivos que dependen en gran medida de dicho tipo de viviendas sociales, como las personas extranjeras que residen de forma mayoritaria en régimen de alquiler, frente a una minoría de la población española”.

Asimismo, destacó que se ha avanzado y que “en cierta medida se ha revertido este problema de acceso a la vivienda pública con medidas que rechazan la discriminacion residencial”. Y denunció ciertos requisitos que han estado presentes en políticas públicas poniendo como ejemplo la Comunidad de Madrid, donde uno de los requerimientos exigía un tiempo determinado de residencia para las personas migrantes.

Por ello, incidió en la necesidad de exigir un diagnóstico previo a la hora de desarrollar o ejecutar cualquier normativa o ley “para que tengan en cuenta la diversidad social y cultural”.

Inteligencia artificial

Herramienta ¿racista?

La inteligencia artificial, considerada un avance tecnológico sin prejuicios, también fue uno de los temas principales que se debatieron en la jornada de ayer, dado que “se convierte en un fiel reflejo de la existencia de los sesgos y las desigualdades de la sociedad en la que se desarrolla”, indicó la investigadora en este campo, Nadia Belghazi.

“Los algoritmos de IA afectan cada vez más a nuestras decisiones personales” señaló la experta. Además, “las empresas y los gobiernos han aumentado su dependencia de estos algoritmos para tomar decisiones como, por ejemplo, en la identificación de los perfiles potencialmente criminales o para guiar decisiones médicas que afectan a millones de personas”, aclaró.

En este contexto, las investigaciones llevadas a cabo por el equipo de la Universidad de Alcalá de Henares al que pertenece Belghazi advierten que los grupos históricamente desfavorecidos, como “las mujeres y las personas racializadas sufren más los efectos”.

Por ello, apuntó que “los grupos dominantes se benefician de mayores índices de precisión por parte de las IA en comparación con los minoritarios”. Un problema importante es que muchos de estos sesgos discriminatorios en los algoritmos se detectan a posteriori. “No conocemos cuántas personas ya han sido discriminadas debido al comportamiento sesgado de los algoritmos” y puso algunos ejemplos de errores como la detención del afroamericano Roberts Williams, cuya “herramienta lo confundió con otra persona y los agentes, lejos de comprobar si se parecía al sospechoso, lo llevaron al calabozo”.

En este sentido, “la falta de diversidad en los equipos de investigación es un problema”, subrayó. “La aplicación de algoritmos a asuntos públicos debe estar, supervisada, auditada y monitorizada”, concluyó.

industria audiovisual

Déficit de diversidad racial

Guionista, directora y productora, además de periodista, Jenifer de la Rosa expuso en el encuentro una visión general de cómo la industria audiovisual y del cine prescinde de la representación de las mujeres migrantes y racializadas y de la “gran brecha existente, sobre todo, a la hora de crear un proyecto”.

Como integrante de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA), de la Rosa detalló las conclusiones del estudio realizado por la plataforma e indicó que los personajes racializados ocupan apenas el 7,5% de los repartos en cine y televisión, en un país como España donde vive un 11,34% de población migrante. Asimismo, apuntó que “los personajes de mujeres racializadas repiten con frecuencia un patrón que las emparenta con la marginalidad”. En concreto, “los papeles reservados a las mujeres de origen africano o latinoamericano suelen estar asociados con la prostitución y si son de origen árabe, se las relaciona con el fundamentalismo islámico”.

Asimismo, De la Rosa quiso destacar que el resultado de este informe ha sido “descorazonador” por partida doble, tanto en visibilidad como en la colaboración de la industria para facilitar datos, entre las que se incluyen las de las películas nominadas en la última edición de los premios Goya o de la propia Academia de Cine.

El estudio, por tanto, “no ofrece datos representativos pero no es en absoluto intrascendente”. Y concluyó su participación aclamando “un mayor compromiso de la industria” y reivindicando “la necesidad de implantar cuotas de género y de origen, así como facilitar el acceso de estas mujeres a puestos técnicos y directivos”.