La segunda mesa del Foro Hiria, dedicada al Fomento de la innovación, abordó cómo la cooperación transfronteriza ha permitido desarrollar proyectos punteros en ámbitos tan diversos como la viticultura, la ganadería, la agricultura o la investigación biomédica.
Tres voces con perfiles muy distintos —el catedrático de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y director del proyecto Vites Qualitas, Gonzaga Santesteban; la coordinadora de proyectos I+D en INTIA, Marta Goñi; y la técnica de comunicación de proyectos en Navarrabiomed, Sonia Aizpuru— compartieron sus experiencias y reflexiones en torno a los programas POCTEFA, que han hecho de la colaboración entre regiones una herramienta eficaz para impulsar la innovación en Navarra y en el espacio pirenaico.
Vites Qualitas
De la vid al conocimiento compartido
Gonzaga Santesteban abrió la mesa destacando el papel decisivo de los programas europeos en la evolución del sector vitivinícola. “Hace quince años teníamos una preocupación: los viñedos cada vez duran menos”, recordó. “Necesitábamos dar un salto cualitativo, y el programa POCTEFA nos ha permitido hacerlo, trabajar con gente de primer nivel y multiplicar el impacto de ese trabajo”.
El proyecto Vites Qualitas, que lidera desde la UPNA, se ha centrado precisamente en mejorar la calidad y la sostenibilidad del viñedo en contextos climáticos cambiantes, buscando aumentar la resiliencia de las cepas y prolongar su vida útil. “Al principio vas con miedo, pero luego ves que no, que podemos ser líderes de esa iniciativa, incluso frente a Francia”, afirmó, subrayando la importancia de superar los complejos históricos en la cooperación transfronteriza.
Santesteban recordó también que su experiencia con proyectos europeos comenzó hace más de una década, con un trabajo conjunto en torno a las variedades de manzana. “El impacto es directo”, aseguró. “El ecosistema que se crea es muy positivo para la creación de empleo”.
Según el investigador, estas convocatorias generan un efecto multiplicador: fortalecen los vínculos entre universidades, empresas y administraciones, y promueven una cultura de la innovación más abierta. “Este tipo de convocatorias son flexibles, pero aún falta que se conozcan más. Se va a generar esa cultura”, puntualizó.
INTIA
Semillas, razas y sostenibilidad
Desde una perspectiva más ligada al sector primario, Marta Goñi aportó la visión de INTIA, la empresa pública navarra dedicada a la investigación agroalimentaria. Goñi destacó que los proyectos transfronterizos no solo permiten desarrollar innovación técnica, sino también innovación social y territorial.
“Llevamos muchos años trabajando en este espacio común y el resultado ha sido súper positivo”, recordó. “A veces somos nosotros mismos quienes detectamos la necesidad y proponemos un proyecto para abordarla”.
Entre los ejemplos que presentó, destacó el proyecto AVENA, centrado en la conservación de la vaca brava pirenaica mediante una red transfronteriza. “Es un proyecto muy interesante, porque aborda también los problemas de convivencia en torno a la gestión de la raza”, explicó.
Mencionó también otras iniciativas agrícolas, como PIM2, dedicada al pimiento y liderada por el sindicato de productores, o los esfuerzos para establecer una denominación de origen protegida (DOP) transfronteriza de la sidra bajo una misma marca. “Queremos asentar las bases y ver cómo se aborda un proyecto estratégico conjunto”, señaló.
Goñi destacó que el eje común de todos estos proyectos es la cooperación como vehículo para innovar en el sector primario. “Son proyectos muy diferentes, pero todos ellos tienen la innovación en el sector primario desde la cooperación, que es el punto fuerte”, afirmó.
En el ámbito del turismo sostenible y la economía rural, mencionó Garitu 2. “Estamos trabajando en la consolidación de un destino inclusivo y sostenible; en el mismo nivel de innovación tenemos otros proyectos POCTEFA”, dijo.
Para Goñi, los efectos de esta cooperación se perciben también en la proyección exterior de Navarra. “Los eventos que se realizan en torno a los proyectos traen gente aquí, y eso atrae y genera valor. Ven el ecosistema navarro y eso tiene un efecto multiplicador”, destacó. Además, subrayó el valor intangible de las relaciones humanas que surgen de estas iniciativas. “Se crean resultados y relaciones duraderas. Vamos a montar un encuentro y eso tiene un valor enorme”, concluyó.
Navarrabiomed
Salud, envejecimiento y cooperación sin fronteras
Por su parte, Sonia Aizpuru, de Navarrabiomed, centró su intervención en el ámbito sanitario y de la investigación biomédica. Su experiencia evidencia cómo la innovación no depende solo de la tecnología, sino también de la capacidad de trabajar juntos a pesar de las diferencias normativas o culturales.
“Trabajamos en el tema del envejecimiento, y aunque tenemos leyes y lenguas diferentes, podemos hacer muchas cosas en común desde distintas perspectivas”, explicó. “Te lleva a hacer diversas cosas cuando tienes retos compartidos. Es una manera innovadora de solucionarlos o de trabajar juntos”.
Uno de los proyectos más representativos que mencionó fue ERALUR, lanzado en 2019, centrado en mejorar la coordinación ante emergencias sanitarias transfronterizas. “Demostró que había barreras en el tema de emergencias que no dependían de nosotros”, relató. “Estamos trabajando para crear un equipo transfronterizo de emergencias sanitarias, con herramientas de traducción y protocolos comunes. En 2026 queremos tener este equipo operativo para participar en eventos y simulacros”.
Aizpuru insistió en que, aunque el trabajo administrativo y jurídico es complejo, la cooperación con socios franceses “abre otras soluciones” y multiplica las oportunidades de aprendizaje.
También aludió a un ensayo clínico conjunto con el Hospital de Toulouse para incorporar el ejercicio físico en los tratamientos hospitalarios, especialmente en pacientes mayores. “En todos los servicios hospitalarios la gente está envejeciendo”, señaló. “Nos parece una buena idea porque en áreas como la neurocirugía el envejecimiento del cerebro tiene impactos diferentes. Aquí hemos asumido esa vía para innovar y mejorar la calidad de vida de las personas mayores”.
Recordó además que Navarrabiomed nació en 2012, lo que la convierte en una institución joven. “La iniciativa internacional comenzó ese mismo año, cuando buscamos socios con más experiencia”, explicó. “A partir de ahí todo ha sido bastante natural: todos tenemos algo que ganar. Tú tienes una estrategia, y necesitas identificar con quién puedes llevarla a cabo”.
La mesa cerró con una visión optimista sobre el futuro de la cooperación transfronteriza. “Iremos a más”, aseguró Aizpuru, sintetizando el espíritu compartido por los tres ponentes.
Para todos ellos, la innovación no se limita al desarrollo tecnológico, sino que pasa por construir redes sólidas de confianza entre territorios, disciplinas e instituciones.
Los proyectos expuestos en el Foro Hiria reflejaron esa apuesta por un modelo de innovación enraizado en el territorio, pero con vocación europea: desde la vid y el pimiento hasta los ensayos clínicos y la gestión de emergencias, el trabajo conjunto a ambos lados de los Pirineos se consolida como una vía eficaz para generar conocimiento, empleo y bienestar.
Como resumió Gonzaga Santesteban, “el ecosistema que se crea es muy positivo”. Y en ese ecosistema, Navarra se posiciona como un referente en la aplicación práctica de la innovación: una innovación que nace de la cooperación y mira sin complejos hacia el futuro.