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La localidad de Burgui ha vivido un año más la esperada bajada de las almadías, una fiesta que homenajea al ya desaparecido oficio de los almadieros que durante décadas transportaban río abajo, convertidos en precarias balsas, los troncos de madera talados en el Pirineo.
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La localidad de Burgui ha vivido un año más la esperada bajada de las almadías, una fiesta que homenajea al ya desaparecido oficio de los almadieros que durante décadas transportaban río abajo, convertidos en precarias balsas, los troncos de madera talados en el Pirineo.
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La localidad de Burgui ha vivido un año más la esperada bajada de las almadías, una fiesta que homenajea al ya desaparecido oficio de los almadieros que durante décadas transportaban río abajo, convertidos en precarias balsas, los troncos de madera talados en el Pirineo.
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La localidad de Burgui ha vivido un año más la esperada bajada de las almadías, una fiesta que homenajea al ya desaparecido oficio de los almadieros que durante décadas transportaban río abajo, convertidos en precarias balsas, los troncos de madera talados en el Pirineo.
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La localidad de Burgui ha vivido un año más la esperada bajada de las almadías, una fiesta que homenajea al ya desaparecido oficio de los almadieros que durante décadas transportaban río abajo, convertidos en precarias balsas, los troncos de madera talados en el Pirineo.
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La localidad de Burgui ha vivido un año más la esperada bajada de las almadías, una fiesta que homenajea al ya desaparecido oficio de los almadieros que durante décadas transportaban río abajo, convertidos en precarias balsas, los troncos de madera talados en el Pirineo.
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Jesús Diges / EFE
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La localidad de Burgui ha vivido un año más la esperada bajada de las almadías, una fiesta que homenajea al ya desaparecido oficio de los almadieros que durante décadas transportaban río abajo, convertidos en precarias balsas, los troncos de madera talados en el Pirineo.