Juninho: "Hasta finales de julio no sabía dónde iba a jugar"
El cierre brasileño de Osasuna Magna reconoce haber vivido “un verano muy duro” tras todo el 'culebrón' con el Riga de Letonia
Cicero Severino Da Silva Junior, Juninho, ha sido el protagonista involuntario de una historia que ningún jugador quisiera vivir. Aunque ha tenido un final feliz. Su destino la temporada 2025/2026 parecía estar en el Riga de Letonia, uno de los clubes puntales de esa competición. Así se lo había comunicado en su día al Xota. Sin embargo, en un giro de guion inesperado, el cierre brasileño ha acabado por venir de nuevo a Pamplona, donde vestirá por octava campaña consecutiva la camiseta de Osasuna Magna, equipo con el que ya entrena y con el que tiene contrato hasta el 30 de junio de 2026. La incertidumbre ha finalizado para un jugador que, reconoce, ha vivido “un verano muy duro”.
Y es que, como él mismo cuenta, “hasta finales de julio no sabía dónde iba a jugar”. En qué equipo. Una preocupación que la ha vivido junto a su familia en Brasil, donde ha pasado sus vacaciones pendiente del teléfono y de todo lo que le iba contando su representante. Que no eran noticias muy esperanzadoras.
Esta historia empieza en mayo. Cuando el Riga letón muestra su interés en hacerse con los servicios de Juninho, jugador de 26 años que llegó en 2018 al Xota, escuadra en la que ha ido creciendo y adquiriendo un protagonismo indiscutible. “Era una oferta muy buena que no podía rechazar. Llevaba siete temporadas seguidas en el club y un jugador necesita, en un momento determinado, vivir un cambio. Aquí me encontraba como en casa, pero sentía que ya era hora de un nuevo desafío”, explica. Pronto se lo comunicó a los responsables de la entidad de Irurtzun, quienes “se pusieron tristes, al igual que yo”. “No pensaba salir así, quedando una temporada más de contrato. Pero desde el club entendieron mi posición. Me apoyaron. Miguel (Hernández) me dijo que tenía que mirar por mi futuro, aunque a la vez quería que me quedara”.
Sin embargo, el Riga debía cumplir con una condición para incorporar a Juninho a su plantilla: pagar a Osasuna Magna los 20.000 euros de su cláusula, puesto que el cierre tenía contrato en vigor. Algo que no sucedió. El cierre brasileño, que nunca viajó a Letonia, hizo sus maletas y puso rumbo a su país para descansar junto a su familia. Un descanso marcado por la inquietud y la incertidumbre al ver que el abono de ese dinero no se concretaba.
“La oferta del Riga era muy buena, no la podía rechazar. Sentía que ya era hora de un nuevo desafío”
“Quería que la cláusula se abonara cuanto antes, porque al final me parecía una putada también para el Xota, que tenía que buscar otro jugador. Y para mí también”. Así las cosas, “pusimos una fecha límite para que se pagara, el 25 de julio. Pero no se cumplió. Hasta finales de ese mes yo no sabía dónde iba a jugar, no lo tenía claro”, recalca.
Desde el club letón “parece que se están saliendo muchos jugadores” y finalmente el brasileño no será uno de los que recalen en el Riga.
Regreso a Pamplona
Una vez quedó claro que Letonia ya no iba a ser su destino, Juninho se dirigió al equipo navarro. “Siempre fui muy claro con el Xota. Es un club al que le tengo mucho cariño y siempre me ha tratado muy bien. Si pagaban la cláusula, me iba. Si no, me quedaba”.
Y así fue. El 4 de agosto, Juninho se presentaba al primer entrenamiento de la temporada a las órdenes de Miguel Hernández y de Roberto Martil. Se le notaba tranquilo, relajado y no perdía en ningún momento su sonrisa. Respiraba.
“Estoy feliz de volver a mi casa”, insiste. “La vida sigue y esto no me puede afectar mentalmente ni nada. En Brasil sí que estaba un poco ansioso, porque tenía todas mis cosas ahí y no sabía dónde me iría. Pero el día que llegué a Pamplona ya lo tenía todo asumido. Eso ya ha pasado y ahora toca guardarlo en un almacén y seguir trabajando como hasta ahora”.
“Siempre fui muy claro con el Xota. Es un club al que le tengo mucho cariño. Estoy feliz de volver a mi casa”
Juninho sólo tiene palabras de agradecimiento hacia el Xota. La entidad que le abrió las puertas en 2018 y que ahora se las ha vuelto a abrir más para que regrese sin ni siquiera haberse marchado. Como dijo esta semana su presidente, Tatono Arregui, “este club cuida de los suyos”.
“Aquí estoy como en mi casa. He jugado más tiempo aquí al fútbol sala que en mi país. Es un club donde tengo a mi familia. Me da tranquilidad bajar a entrenar y estar con mis amigos, mis compañeros, el cuerpo técnico... Eso es la felicidad. En nuestra profesión, hay que disfrutar. Y a mí el Xota me hace disfrutar un montón”, asegura.
Con el escudo verde afrontará una nueva temporada en la que quiere seguir “aportando el máximo y aprendiendo todo lo que pueda. De mis compañeros y de los nuevos fichajes. Llegar lo más lejos posible con la camiseta del Xota”.