pamplona. Aún no se ha marchado y ya le echan de menos. Una lesión en el hombro el pasado fin de semana le obliga a decir adiós de forma precipitada. "Me hubiera gustado despedirme en el campo, jugando un partido, pero casi es mejor tomar la decisión así, sin pensarlo demasiado".

No es la luxación del hombro una lesión grave, pero ya es la tercera vez que la sufre. La primera fue en la penúltima fase de ascenso ante el Mirandés. La segunda, la temporada pasada también en la fase de ascenso. La tercera, y más dolorosa por lo que conlleva, el pasado fin de semana en su casa, en el sofá. "Cuando ya ves que no te hace falta una caída para que se te salga el hombro, no te queda otra opción que operarte. Ya tengo 30 años, mi trabajo, mi vida... Ya estoy operado del otro hombro y no voy a volver a arriesgar. Lo comenté en casa, con la familia, con mi novia, y valoras otras cosas. Me he pasado los dos últimos veranos en el hospital haciendo rehabilitación. Pones las cosas en una balanza y vi que era la mejor opción. Ya había pensado en retirarme la temporada pasada, pero como subimos decidí seguir un año más".

Aunque está a punto de cumplir 30 años, todavía queda algo de aquel niño de nueve que un día fue a jugar a la Peña Sport. La ilusión por el equipo de su pueblo. El sentimiento al que se pueden acercar los jugadores que llegan de fuera, pero que nunca alcanzarán a vivir.

Sus padres se han convertido en sus más fieles seguidores y han disfrutado y sufrido con él. Porque ser futbolista de la Peña Sport en Tafalla no se limita sólo al domingo. El de casa es jugador todos los días de la semana. Siempre hay alguien que le recuerda el último resultado o le da ánimos para el siguiente partido. "Para mí la Peña Sport lo es todo". Y por eso ha disfrutado como nadie con los ascensos y ha sufrido cuando no han acompañado los resultados o le ha tocado jugar menos.

Prefiere no pensarlo más. "Es mejor no darle más vueltas. Cuanto más hablo y más recuerdo, me da más pena". Y no va a ser fácil para él. "Sé que cuando llegue el verano otra vez me va a entrar el gusanillo, porque disfruto cuando voy a entrenar, cuando estoy con los compañeros. Ahora mismo, como estoy lesionado, lo noto menos. Estoy más pendiente del preoperatorio, que será la semana que viene, y de la intervención, que espero que sea antes de Semana Santa. Pero, una vez que me recupere, seguro que me cuesta hacerme a la idea de que no tengo que volver a entrenar, de que no empieza una nueva temporada para mí".

ahora, desde la grada Aunque no va a estar en el campo, promete ser un fiel seguidor en la grada. "Ahí voy a estar animando, porque aún tenemos esperanzas. Nos falta ganar un par de partidos seguidos para recortar diferencias. La clave está en el partido de este domingo. Tenemos que ganar y después pensar en encadenar dos consecutivos". Es una película que David Ruiz ya ha visto. "Lo bueno es que no estamos desahuciados y mantenemos la ilusión".

Deja al equipo con sólo dos tafalleses en sus filas: Miguel Ainzúa y Eder Azparren. "Al jugador de casa siempre se le mira con lupa y parece que se le permiten menos cosas, pero yo siempre me he sentido querido por la afición", comentaba recientemente.

No sabe cómo será su vida fuera del terreno de juego. No se hace a la idea de no preparar el bolso para ir a los entrenamientos. Para matar el gusanillo, le queda el equipo infantil de la Peña Sport que entrena habitualmente. Se acaba de sacar el carnet de entrenador nacional y le atrae la idea de vivir la experiencia del fútbol desde el banquillo. Pero es pronto para hacer planes. De momento sólo piensa en pasar por el quirófano cuanto antes.