PAMPLONA. Raoul y Manuel Onwu, titulares ayer frente al Levante, son los últimos exponentes de un Osasuna Promesas que vuelve a surtir de mimbres al primer equipo: "Cuando ves un chaval que sube y lo hace bien, y ves detalles en los que has incidido en los entrenamientos, te llena de orgullo. Dices, bueno, por lo menos algo de lo que digo se les ha quedado, no ha caído en saco roto". Al frente del filial rojillo se encuentra Miguel Ángel Merino, o Ángel Miguel, dependiendo de las fuentes: "Soy Miguel Ángel, pero el del registro lo puso al revés. Pues muy bien, Ángel Miguel". Este madrileño llegó a Pamplona con 21 años y no le costó mucho integrarse y echar raíces en esta tierra. El fútbol y su familia le roban la mayor parte de su tiempo, pero también busca sus huecos para desconectar.

Como jugador, conoció varias puntas de la geografía española. Casi casi, y estuvo bien, porque conoces gente diferente. Me ha faltado Cataluña para completarlo. En todos los sitios estuve muy a gusto y guardo recuerdos bonitos. Galicia me acogió fenomenal, y en las Palmas más de lo mismo, aunque los dos años se nos hicieron un poco cortos. Luego fuimos a Ceuta. Tengo una mujer que se anima a ir a cualquier lado, es una suerte y estuvimos muy bien. Cruzar el mediterráneo es una historia totalmente diferente. Era otro ritmo.

Su mujer era animada, pero es que la ruta también apetece... Yo creo que me dijo, o vas a sitios de playa o nada. Excepto en Burgos, siempre hemos estado en playa con una temperatura fenomenal, porque aunque en Vigo llueve bastante luego tiene unos meses de verano buenísimos. Teníamos la playa al lado, un buen marisco... mucha calidad de vida. En Las Palmas lo peor eran los viajes, porque cada dos semanas tenías que coger el avión y a veces los enlaces no eran los mejores. Pero no me puedo quejar.

¿Cuando fichó por Osasuna podía sospechar que haría su vida aquí? Para nada. Cuando tuve la oportunidad de venir ni lo dudé. Sabía que jugaría en Segunda B, la misma categoría que en Leganés, pero con la aspiración del primer equipo. Ahí ya te la tienes que jugar, dar el do de pecho y ver si vales para la primera plantilla. Lo tenía claro. Cuando tuve que tomar la decisión ya tenía 21 años, podía valerme por mi mismo y no dependía de la familia. Vine convencido y estuve encantado. Había un grupo humano dentro del vestuario fenomenal.

¿Qué referencias tenía entonces de Pamplona? Sanfermines y poco más, lo mismo que cualquier turista. Sí tenía muy claro el mapa de las autonomías, que Euskadi es Euskadi y Navarra Navarra, con puntos de vista en la comunidad muy dispares. Pero no tenía muchas referencias. Y también me sucedió lo típico. La gente que no conoce Navarra ni Pamplona me decía: Joder, vas a Pamplona, ten cuidado por allá. Era el año 88, y pensaban que aquí estábamos en las trincheras, o yo qué sé... Pero venía muy tranquilo y convencido de que no iba a tener ningún problema. Por mi forma de ser no me considero excluyente con las distintas formas de pensar, y vine encantado. Sí noté que al principio el navarro como que te estudia un tiempo, que era un poquito más reservado, pero que luego era totalmente fiel y de los que merecen la pena. También me he acostumbrado a ese carácter. Y me casé con una navarra, así que...

¿Usted también es un poco navarro? Totalmente. Ya dicen eso de que la vaca es de donde pace y no de donde nace. Tengo que reconocer que soy de Madrid, pero me siento tan navarro como el que más, por mi idea sobre Osasuna, sobre Navarra... Estoy muy implicado con esta tierra. Mi mujer me ha ayudado mucho a conocer Navarra, sobre todo los primeros años. Viajábamos por todas las zonas, y me enseñaba. Ella habla euskera, y no es que me abriera la mente, porque yo era receptivo a todo tipo de ideas, pero me explicó cómo era esto, me situó. Me introdujo en la cultura de Navarra, con toda la tradición vasca que tiene también la Comunidad Foral.

¿Cuándo la conoció? A los cinco meses de estar aquí. Ella jugaba a baloncesto, aunque ya estaba aparcando un poco el tema y era delegada en el Club de Baloncesto Navarra. Hicimos migas con las jugadoras, nos juntábamos en alguna presentación e incluso jugamos algún partido los de Osasuna contra ellas... Pero como el fútbol se llevaba todas las subvenciones ellas estaban enfadadas con nosotros. Éramos los privilegiados, los favorecidos. No estábamos bien vistos. Y al final, lo que son las cosas, ahí conocí a Maite, y hasta hoy.

Debuta con gol en el Bernabéu y conoce a su mujer a los cinco meses. Se adaptó rápido... Sí, todo fue muy rápido y muy bien. Después, una vez que te estableces y ves cómo es la ciudad y la sociedad en general, cuando me fui ya tenía muy claro que volvería. No sabía de qué, ni qué haría, pero lo tenía claro. Y no solo por la mujer, que también tira para casa. Estaba muy integrado, y me consideraba uno más de Osasuna y de Navarra.

Sus hijos sí son 100% navarros. Sí, dos de nacimiento. Otro nació en Canarias, pero tienen todos el ADN navarro. Y los tres han sido chicos. Nosotros somos tres hermanos, mi padre cinco hermanos... tenía todas las papeletas. Mi madre me decía: ve a por la niña. Yo le respondía que con tres ya está bien, pero ella quería una niña. De hecho, con mi hermano me llevo 11 años de diferencia, porque mi madre buscó la niña. Mi padre le dijo lo mismo que yo a Maite: olvídate, que va a salir niño.

¿La paternidad es como la imaginaba? No. Por mucho que te lo puedan explicar, es algo especial. La sensación de ser padre, o madre, es una cosa enorme, y hasta que no lo eres no te das cuenta por mucho que te lo digan. Es tenerlo y disfrutarlo, porque se pasan volando. Eso sí, un hijo te cambia la vida. Sobre todo el primero. Las relaciones personales, tus obligaciones, tus compromisos... Hay que ser consecuente con la situación que vives. Ya no estáis solo tú y tu pareja, hay por ahí otra criatura.

¿Qué le gusta a Miguel Merino además del fútbol? El fútbol me absorbe tanto que estoy prácticamente siempre viendo partidos o trabajando con el equipo. No tengo unas aficiones específicas, pero en verano sí que me gusta hacer deporte. De vez en cuando juego algún partidito con los veteranos, cuando no estoy lesionado. Juego un partido, me lesiono, no acabo de recuperarme, quiero jugar y me vuelvo a lesionar... es la pescadilla que se muerde la cola. Ya estoy mayor. También juego al pádel de vez en cuando, y tuve mi época de pegar alguna bola con los palos de golf. Con los críos alguna vez vamos a montar en bici y dar un paseo, pero no tengo aficiones muy marcadas. Estar con la familia y los hijos me absorbe mucho.

¿Le queda tiempo para estar con los amigos? Tengo mis escapaditas al cine algún día, y a veces nos juntamos para cenar. Antes íbamos a jugar a fútbol sala y luego a cenar, ahora yo ya me quedo solamente en la parte lúdica, la cena y la partida de cartas. Hago mis cosas, porque también es importante. Leí en esta sección la entrevista a Sergio y le entendía cuando decía eso de que después del fútbol hay vida. Yo tengo bastante poca, porque me llevo el trabajo a casa y con los críos tengo bastante follón, pero siempre intentas hacer una escapadita, sobre todo para liberar un poco la mente. A veces los entrenadores nos creemos más importantes de lo que somos y pasamos momentos malos, y viene bien desconectar.

¿Su familia no le dice que ya vale de tanto fútbol? Tengo la suerte de que a mi mujer le gusta el deporte en general, no solo el baloncesto. Me ha llegado el caso de volver a casa, sin ganas de ver fútbol, y echaban en la televisión un Almería-Hércules, por ejemplo. Un partido de esos que no se traga nadie. Yo quería ver una película y ella no me dejaba, porque estaba viendo el partido. Así que no sé si podía desconectar mucho...

¿Quién controla el mando de la tele en casa? A los dos nos gustan los deportes, y además cualquier cosa: Las motos, Fórmula1, baloncesto, golf... así que llegamos a un acuerdo fácil. También vemos películas. Intentamos evitar Tele 5 y ese tipo de cadenas, por salud mental. No me parece que sean cosas para ver. De hecho, pensamos incluso desintonizar el canal, pero como a veces meten partidos de la selección, pues se tiene que quedar.

Los hijos lo tendrán prohibido... No lo ven. Ellos ven sus dibujos, y el mayor alguna serie tipo El Mentalista. Pero que ni se les ocurra... Me parece una cosa tremenda, cómo ha llegado la televisión a esos niveles. Creo que hay cosas mucho más interesantes que la vida de alguien que no te va a aportar absolutamente nada. Pero solo es un punto de vista. No lo comparto, pero respeto a la gente que se entretiene con esos contenidos. De hecho mi madre suele ver ese tipo de programas.

¿Y qué películas suele ver? Cuando voy al cine con mis amigos solemos ir a películas de poco empaque emocional. Me gusta todo tipo de cine, pero con los amigos vemos películas comerciales, tipo Misión Imposible. De palomitas y de no pensar. Para evadirnos un poco y echarnos unas risas cuando vemos algunas escenas graciosas que se salen de lo lógico. Y en casa veo todo el cine que puedo, pero como estoy tan metido con el tema del fútbol, casi no tengo tiempo para ver una película entera, y la tengo la que ver por trozos.

Estudió Filología Hispánica, pero no terminó la carrera. ¿Tiene una espinita clavada? No. La tengo por no seguir con la dinámica que tenía de leer. Antes leía mucho más y ahora tiro más de vídeo. Pero no tengo ninguna espinita clavada porque realmente no era una carrera que tuviera unas salidas extraordinarias. Veía más salida por aquí, estaba más vinculado al fútbol, y me llenaba más. Lo otro no era una cosa de vocación.

Hablemos de actualidad. ¿El 29 hay Huelga General en Tajonar? Creo que aquí se trabaja... ya me dirán los sindicalistas que hay por ahí, pero en principio hay trabajo. Ya veremos a ver, porque no sé qué pasará.

¿Qué le parece la convocatoria? Me parece un derecho muy válido para los trabajadores. Estamos en una época convulsa, de muchos cambios. La verdad es que tampoco estoy muy enterado de la reforma que hace el Gobierno. Creo que están un poco obligados por las circunstancias, pero también los trabajadores están en su derecho de oponerse y expresarlo en la calle. Sí que es verdad que la clase política no está bien vista. Estamos asistiendo continuamente a casos de corrupción, juicios contra gente que se ha aprovechado de las finanzas de todos los demás para beneficio propio, y eso es algo que hay que erradicar. La huelga me parece bien, no solo como protesta por la reforma laboral, que supongo que tendrán sus razones, sino contra muchos otros temas que también merecen una huelga.

¿Contra todo lo que rodea a esta crisis? Contra todo a lo que nos han llevado bancos, empresarios, clase política... Todos los españoles hemos estado pagando impuestos, lo mismo en Galicia que en Mallorca, y esa gente se ha adueñado del dinero de las arcas públicas de manera ilícita. Me parece una cosa vergonzosa. También hay gente que no tiene sentido común. Que la directora de la Caja de Ahorros del Mediterráneo pida una indemnización de 10 millones, cuando ha sido la culpable y responsable de que todo se vaya al garete, me parece una falta de respeto. De vergüenza. Y la clase política hace tiempo que dejó de ser fiable. Hay cosas que llaman mucho la atención. Gente que no está en su escaño cuando tiene que votar una ley importantísima. Tú le has dado el voto a ese señor, y está de vacaciones y no te representa. Me parece increíble.

¿Está de acuerdo con la frase empleada para justificar recortes de "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades"? Lo que pasa es que se ha malgastado y no se ha previsto una situación así, y lo tenían que haber hecho, no sé si los bancos, los ayuntamientos o el Gobierno. Hemos vivido por encima de nuestro nivel, pero porque se pensaba que esto era Jauja. Tú tienes unas arcas públicas y un dinero. Es como cualquier negocio. Si yo tengo unos ingresos y unos gastos, no puedo gastar más de lo que ingreso, y si lo hago es porque soy un jeta. Por eso la gestión de los políticos ha sido vergonzosa. También la de los bancos, que han hecho barbaridades a todos los niveles. Se lo han permitido, igual que se les ha permitido a los Ayuntamientos semejantes desfases presupuestarios. Y es cosa sobre todo de los políticos, no de un partido o de otro, sino de todos. Al final te da un poco de pena. No sabes ni a quién votar, porque hay casos de corrupción en todos lados. ¿Y quién tiene que arreglarlo? Ellos mismos. ¿Y cómo los mismos que nos han llevado a esto se van a quitar el sueldo y sus prebendas? Es muy difícil. Por eso estoy decepcionado con los políticos, pero alguien tiene que hacer esta labor.

¿Le preocupa el futuro de sus hijos? Claro, porque cada vez hay menos trabajo. Espero que cuando ellos estén en edad laboral esta crisis haya remitido, pero creo que va para muy largo. Ves cómo está la cosa, cómo hay personas muy capacitadas, con una preparación extraordinaria, quedándose sin trabajo o haciendo otros que no corresponden a su preparación... ves que la gente lo está pasando mal, y evidentemente te preocupas.