VITORIA. Destituir al entrenador o darle todavía un margen de confianza. Pero, ¿hasta cuando? ¿Ahora o dejarlo para más adelante, con el riesgo que conlleva? Y si se contrata a un nuevo técnico, ¿realmente tendrá efecto el esperado revulsivo?

Estas preguntas son consustanciales al mundo del fútbol, sometido a todo tipo de vaivenes y sorpresas. ¿Paciencia o medidas drásticas?

El Athletic no está al margen de los códigos balompédicos y en su entorno comienza a cuestionarse a Marcelo Bielsa, reverenciado por la hinchada rojiblanca y tratado como un gurú, incluso entre su propio gremio, hasta hace bien poco.

Pero el declive del equipo bilbaíno y los nervios, que comienzan a aflorar ante la falta de resultados, han situado al Athletic ante un momento sumamente delicado. O reacciona más pronto que tarde o...

El famoso ultimátum, que también forma parte de la logística futbolista, ha sonado en la presente temporada en el seno de los otros dos clubes vascos de Primera División. Ante la adversidad y el ruido de sables, la reacción tanto de la Real Sociedad como de Osasuna, el equipo que con tantas ganas aguarda hoy al Athletic, ha sido sorprendente y ocurrió, curiosamente, tras la misma jornada, la décima, del campeonato.

Tras perder en el Reyno de Navarra ante el Valladolid (0-1), los rojillos eran colistas con tan solo cinco puntos en diez encuentros. Además de los deficientes resultados, José Luis Mendilibar, bajo cuya dirección técnica Osasuna acabó séptimo en la temporada anterior partiendo de la ruina, fue objeto de una sucia campaña sostenida mediante unos panfletos anónimos, que se arrojaron en las instalaciones de Tajonar, donde se recogían frases como: "Marginas a los de casa y pones a los mercenarios de fuera", o "No entiendes ni vibras con el himno de Osasuna porque eres vizcaíno". "¡¡Mendilibar vete ya!!".

La directiva del club pamplonés insinuó que tomaría medidas drásticas si el equipo no reaccionaba de inmediato ante un rival del mismo pelaje, como entonces era el Espanyol, mientras tomaba cuerpo el nombre del sustituto. Javier Aguirre, el añorado entrenador con el que Osasuna acabó en puestos de Champions en la campaña 2005-06.

Los rojillos ganaron de forma contundente (0-3). Una victoria que marcaría un antes y un después.

Porque Osasuna ha ido saliendo paulatinamente del pozo, hasta el punto de que aguarda al Athletic por delante, con dos puntos más, en la decimocuarta posición. Pero en Osasuna, y a diferencia del Athletic, su lucha cotidiana, su objetivo declarado, es mantener la categoría.

Los gritos de Anoeta También en la décima jornada gran parte de la afición txuri urdin clamó en Anoeta contra el entrenador Philippe Montanier pidiendo su dimisión mientras la Real Sociedad perdía sin remisión ante el Espanyol (0-1). El encono de la hinchada con el técnico francés venía de lejos, pero estalló porque aquel derrota dolió sobre manera y el equipo donostiarra se situó a un punto del descenso.

Al siguiente partido, la Real venció en La Rosaleda al Málaga (1-2); y al siguiente, en Anoeta, goleó al Rayo Vallecano (4-0). En la actualidad, el conjunto txuri urdin ocupa la sexta plaza y su parroquia todavía paladea el triunfo en San Mamés mientras sueña con Europa.

Tanto en Osasuna como en la Real el ultimátum surtió efecto. Pero, ¿qué ha pasado en los clubes en donde se tomó la medida radical, el revulsivo, de cambiar al entrenador?

Al margen de las circunstancias y aspiraciones de los clubes, parece evidente la mejora experimentada en el Espanyol con Javier Aguirre, aunque también en el Valencia de Ernesto Valverde, Sevilla y Granada. En el Celta está muy caliente el cambio de Paco Herrera por Abel Resino, aunque debutó con victoria; y no mucho más se puede decir de Manzano en el Mallorca y Fernando Vázquez en el Deportivo.